Ira Divina

IRA — IRA DIVINA

Toshihiko Izutsu: Sufismo e Taoismo

Sabido es que el Corán, aun insistiendo en que Allah es el Misericordioso, subraya que, al mismo tiempo, es un Allah de Ira, un Allah de Venganza. El Allah del Corán es un Allah justo. Manifiesta amor y compasión ilimitados hacia los buenos y piadosos, pero ello no Le impide infligir castigo y penas implacables a quienes obran mal o se niegan a creer en Él y a obedecerle.

También Ibn Arabi admite la «ira» (gadab) de Allah. Sin embargo, para él, gadab no es una emoción o una cólera corriente. Se trata, como sucede con su contrapunto, rahma, de algo de naturaleza ontológica. Por otra parte, ocupa una posición subordinada respecto a rahma, ya que gadab no es sino un objeto de la rahma ilimitada de Allah.

La existencia misma de la Ira tiene su origen en la Misericordia de Allah para con la Ira. Por lo tanto, Su Misericordia tiene precedencia respecto a Su Ira.

Esta afirmación precisa una explicación. He aquí lo que dice al-Qâshânî al respecto:

La misericordia pertenece esencialmente a lo Absoluto, porque éste es, en esencia, «Generoso» (yawâd). La ira, en cambio, no forma parte de la esencia de lo Absoluto. Al contrario, no es más que una propiedad negativa que surge debido a la ausencia de receptividad por parte de algunas cosas para una perfecta manifestación de los efectos y las diversas propiedades de la existencia.

La ausencia de receptividad en algunas cosas acarrea la no aparición de la Misericordia en esas cosas, ya sea en este mundo o en el Más Allá. Y el hecho de que la Misericordia divina no consiga rebosar en una cosa de ese tipo por la carencia de receptividad de ésta recibe el nombre de «Ira» respecto a esa cosa en particular

De este modo, resulta obvio que la Misericordia precede a la Ira en lo que se refiere a lo Absoluto, ya que la Ira no es sino la ausencia de receptividad del lugar que debería recibir la Misericordia en forma perfecta.

Imaginamos normalmente que lo que llamamos «mal» (sharr) es algo real, algo que existe positivamente. Pero el «mal», en sí, es pura inexistencia (adam). Sólo existe en el sentido meramente negativo en que una cosa determinada, cuando la Misericordia divina se aplica a ella, no es capaz, por naturaleza, de recibirla ni de aceptarla como debiera. En otras palabras, el «mal» es la situación negativa de las cosas que no pueden recibir la Misericordia (o sea la existencia) en su forma plena y perfecta y que, por consiguiente, no pueden acceder plenamente a la existencia.

Aparte de esas cosas que constituyen los objetos de la Ira divina o, en términos más filosóficos, que no pueden tener existencia, todas las demás cosas que poseen, por naturaleza, la receptividad adecuada para la existencia la exigen a Allah. Y la actividad divina que se produce en respuesta a esta exigencia es la Misericordia. Resulta natural, por lo tanto, que la Misericordia afecte a todas las cosas que puedan existir.


Frithjof Schuon: O ESOTERISMO COMO PRINCÍPIO E COMO VIA

O Corão, assim como a Bíblia, admitem que existe uma Cólera divina,[[Se, conforme o Islamismo, a Clemência de Deus precede a sua Cólera, isto significa que a primeira está na essência, ao passo que a segunda se manifesta em função do acidente.]] portanto, também uma “cólera santa” humana e uma “guerra santa”; o homem pode “odiar em Deus”, segundo uma expressão islâmica. Com efeito, a privação objetiva permite ou exige uma reação privativa por parte do sujeito, e o essencial é saber se, em determinado caso particular, nossa piedade por tal substância humana deve superar o nosso horror ao acidente que torna detestável o indivíduo. Pois é verdade que de certo ponto de vista deve-se detestar o pecado e não o pecador. Mas esse ponto de vista é relativo e não impede que sejamos, às vezes, obrigados, pelo jogo das proporções, a desprezar o pecador na medida em que ele se identifica com o seu pecado. Ouvimos dizer uma vez que aquele que é incapaz de desprezo é igualmente incapaz de veneração. Isso é perfeitamente verdadeiro, contanto que a avaliação seja justa e que o desprezo não ultrapasse os limites da sua razão suficiente, tanto subjetiva como objetiva.[[Segundo Meneio, zangar-se por um insulto mesquinho é indigno de um homem superior, mas a indignação por uma grande causa é uma cólera justa.]] O desprezo justo é simultaneamente uma arma e um meio de proteção. Por certo, existe também a indiferença, mas esta é uma atitude de eremita não necessariamente praticável, nem boa, na sociedade humana, pois corre o risco de ser mal-interpretada. Contudo, e isto é importante, o desprezo justo combina-se inevitavelmente com certa indiferença, sem o que nos faltariam o desapego e também um fundo de generosidade. Na falta deste último, uma cólera não seria santa. A visão de um mal não deve fazer com que esqueçamos sua contingência; um fragmento pode ou deve perturbar, mas não convém perder de vista que é um fragmento e não a totalidade. A consciência da totalidade, que é inocente e divina prevalece, em princípio, sobre todo o resto. Dizemos “em princípio”, pois as contingências conservam todos os seus direitos. Isso quer dizer que uma cólera serena é uma possibilidade e até uma necessidade porque, ao detestarmos um mal, não deixamos de amar a Deus.

Roberto Pla: Evangelho de Tomé – Logion 106
Desde os tempos veterotestamentários, a “ira de Deus” é a chegada de seu fogo santo, para preparar com sua unção a revelação do Cristo preexistente em cada homem. Isto, em geral, é denominado a era messiânica, mas é individual e só messiânica para o que revela a Cristo em si mesmo.


IRA — IRA DIVINA

Toshihiko Izutsu: Sufismo e Taoismo

Sabido es que el Corán, aun insistiendo en que Allah es el Misericordioso, subraya que, al mismo tiempo, es un Allah de Ira, un Allah de Venganza. El Allah del Corán es un Allah justo. Manifiesta amor y compasión ilimitados hacia los buenos y piadosos, pero ello no Le impide infligir castigo y penas implacables a quienes obran mal o se niegan a creer en Él y a obedecerle.

También Ibn Arabi admite la «ira» (gadab) de Allah. Sin embargo, para él, gadab no es una emoción o una cólera corriente. Se trata, como sucede con su contrapunto, rahma, de algo de naturaleza ontológica. Por otra parte, ocupa una posición subordinada respecto a rahma, ya que gadab no es sino un objeto de la rahma ilimitada de Allah.

La existencia misma de la Ira tiene su origen en la Misericordia de Allah para con la Ira. Por lo tanto, Su Misericordia tiene precedencia respecto a Su Ira.

Esta afirmación precisa una explicación. He aquí lo que dice al-Qâshânî al respecto:

La misericordia pertenece esencialmente a lo Absoluto, porque éste es, en esencia, «Generoso» (yawâd). La ira, en cambio, no forma parte de la esencia de lo Absoluto. Al contrario, no es más que una propiedad negativa que surge debido a la ausencia de receptividad por parte de algunas cosas para una perfecta manifestación de los efectos y las diversas propiedades de la existencia.

La ausencia de receptividad en algunas cosas acarrea la no aparición de la Misericordia en esas cosas, ya sea en este mundo o en el Más Allá. Y el hecho de que la Misericordia divina no consiga rebosar en una cosa de ese tipo por la carencia de receptividad de ésta recibe el nombre de «Ira» respecto a esa cosa en particular…

De este modo, resulta obvio que la Misericordia precede a la Ira en lo que se refiere a lo Absoluto, ya que la Ira no es sino la ausencia de receptividad del lugar que debería recibir la Misericordia en forma perfecta.

Imaginamos normalmente que lo que llamamos «mal» (sharr) es algo real, algo que existe positivamente. Pero el «mal», en sí, es pura inexistencia (adam). Sólo existe en el sentido meramente negativo en que una cosa determinada, cuando la Misericordia divina se aplica a ella, no es capaz, por naturaleza, de recibirla ni de aceptarla como debiera. En otras palabras, el «mal» es la situación negativa de las cosas que no pueden recibir la Misericordia (o sea la existencia) en su forma plena y perfecta y que, por consiguiente, no pueden acceder plenamente a la existencia.

Aparte de esas cosas que constituyen los objetos de la Ira divina o, en términos más filosóficos, que no pueden tener existencia, todas las demás cosas que poseen, por naturaleza, la receptividad adecuada para la existencia la exigen a Allah. Y la actividad divina que se produce en respuesta a esta exigencia es la Misericordia. Resulta natural, por lo tanto, que la Misericordia afecte a todas las cosas que puedan existir.


Frithjof Schuon: O ESOTERISMO COMO PRINCÍPIO E COMO VIA

O Corão, assim como a Bíblia, admitem que existe uma Cólera divina,1 portanto, também uma “cólera santa” humana e uma “guerra santa”; o homem pode “odiar em Deus”, segundo uma expressão islâmica. Com efeito, a privação objetiva permite ou exige uma reação privativa por parte do sujeito, e o essencial é saber se, em determinado caso particular, nossa piedade por tal substância humana deve superar o nosso horror ao acidente que torna detestável o indivíduo. Pois é verdade que de certo ponto de vista deve-se detestar o pecado e não o pecador. Mas esse ponto de vista é relativo e não impede que sejamos, às vezes, obrigados, pelo jogo das proporções, a desprezar o pecador na medida em que ele se identifica com o seu pecado. Ouvimos dizer uma vez que aquele que é incapaz de desprezo é igualmente incapaz de veneração. Isso é perfeitamente verdadeiro, contanto que a avaliação seja justa e que o desprezo não ultrapasse os limites da sua razão suficiente, tanto subjetiva como objetiva.2 O desprezo justo é simultaneamente uma arma e um meio de proteção. Por certo, existe também a indiferença, mas esta é uma atitude de eremita não necessariamente praticável, nem boa, na sociedade humana, pois corre o risco de ser mal-interpretada. Contudo, e isto é importante, o desprezo justo combina-se inevitavelmente com certa indiferença, sem o que nos faltariam o desapego e também um fundo de generosidade. Na falta deste último, uma cólera não seria santa. A visão de um mal não deve fazer com que esqueçamos sua contingência; um fragmento pode ou deve perturbar, mas não convém perder de vista que é um fragmento e não a totalidade. A consciência da totalidade, que é inocente e divina prevalece, em princípio, sobre todo o resto. Dizemos “em princípio”, pois as contingências conservam todos os seus direitos. Isso quer dizer que uma cólera serena é uma possibilidade e até uma necessidade porque, ao detestarmos um mal, não deixamos de amar a Deus.

Roberto Pla: Evangelho de Tomé – Logion 106
Desde os tempos veterotestamentários, a “ira de Deus” é a chegada de seu fogo santo, para preparar com sua unção a revelação do Cristo preexistente em cada homem. Isto, em geral, é denominado a era messiânica, mas é individual e só messiânica para o que revela a Cristo em si mesmo.





  1. Se, conforme o Islamismo, a Clemência de Deus precede a sua Cólera, isto significa que a primeira está na essência, ao passo que a segunda se manifesta em função do acidente. ↩

  2. Segundo Meneio, zangar-se por um insulto mesquinho é indigno de um homem superior, mas a indignação por uma grande causa é uma cólera justa. ↩