Interlocutor: Krishnamurti también habla de vivir en la presenciación. Maharaj: Él siempre apunta directamente a lo «último». Sí, finalmente todos los Yogas acaban en su adhi yoga, el matrimonio de la consciencia (la novia) con la vida (el novio). La consciencia y el ser (sat–chit) se encuentran en la dicha (ananda). Para que haya dicha debe haber encuentro, contacto, la afirmación de la unidad en la dualidad. La Personalidad, un Obstáculo
Interlocutor: Hace cuarenta años J. Krishnamurti dijo que hay solo vida y que toda charla sobre personalidades e individualidades no tiene ningún fundamento en realidad. Él no intentó describir la vida – dijo meramente que mientras que la vida no necesita y no puede ser descrita, sí puede ser plenamente experimentada, si se suprimen los obstáculos a su experiencia. El principal escollo se encuentra en nuestra idea del tiempo y en nuestra adicción a él, en nuestro hábito de anticipar un futuro a la luz del pasado. La suma total del pasado deviene el «yo fui», lo esperado para el futuro deviene el «yo seré» y la vida es un constante esfuerzo por pasar desde lo que «yo fui» a lo que «yo seré». El momento presente, el «ahora» es perdido de vista. Maharaj habla de «yo soy». ¿Es una ilusión, como «yo fui» y «yo seré», o hay algo real en ello? Y si el «yo soy» es también una ilusión, ¿cómo se libera uno de él? La noción misma de «yo soy» libre de «yo soy» es una absurdidad. ¿Hay algo real, algo duradero, en el «yo soy» a diferencia del «yo fui» o «yo seré», los cuales cambian con el tiempo, a medida que los recuerdos crean nuevas expectativas? Maharaj: El presente «yo soy» es tan falso como el «yo fui» y el «yo seré». Es meramente una idea en la mente, una impresión dejada por la memoria, y la entidad separada que crea es falsa. Este hábito de referirse a un falso centro debe ser suprimido; la noción: «yo veo», «yo siento», «yo pienso», «yo hago», debe desaparecer del campo de la consciencia; lo que queda cuando lo falso ya no es, es real. En lo Supremo, el Presenciador aparece
Interlocutor: Hay maestros que no quieren hablar del sí mismo más alto y del sí mismo más bajo. Se dirigen al hombre como si solo existiera el sí mismo más bajo. Ni el Buddha ni Cristo mencionaron nunca un sí mismo más alto. J. Krishnamurti también se esfuerza en evitar cualquier mención del sí mismo más alto. ¿Por qué es así? Maharaj: ¿Cómo puede haber dos sí mismos en un solo cuerpo? El «yo soy» es uno. No hay ningún «yo soy más alto» y «yo soy más bajo». Todo tipo de estados de mente se presentan a la presenciación y hay identificación de sí mismo con ellos. Los objetos de observación no son lo que parecen ser y las actitudes con las que son recibidos no son lo que necesitan ser. Si usted piensa que el Buddha, Cristo o Krishnamurti hablan a la persona, usted está equivocado. Ellos saben bien que el vyakti, el sí mismo exterior, no es más que una sombra del vyakta, el sí mismo interior, y ellos se dirigen y amonestan al vyakta solamente. Le dicen que preste atención al sí mismo exterior, que le guíe y que le ayude, que se sienta responsable de él; brevemente, que sea plenamente presenciador de él. La presenciación viene de lo Supremo y penetra el sí mismo interior; el supuesto sí mismo exterior es solo esa parte del ser de uno de la que uno no es presenciador. Uno puede ser consciente, pues todos los seres son conscientes, pero uno no es siempre presenciador. Lo que está incluido en la presenciación deviene lo interior y participa de lo interior. Usted puede ponerlo diferentemente: el cuerpo define el sí mismo exterior, la consciencia el interior, y en la presenciación pura se contacta lo Supremo. En lo Supremo, el Presenciador aparece
Interlocutor: Krishnamurti dice que el Gurú no se necesita. Maharaj: Alguien debe hablarle sobre la Realidad Suprema y la vía que conduce a ella. Krishnamurti no está haciendo nada más. De una cierta manera tiene razón – la mayoría de los presuntos discípulos no confían en sus Gurús; los desobedecen y finalmente los abandonan. Para tales discípulos habría sido infinitamente mejor que no hubieran tenido ningún Gurú y que hubieran buscado dentro su guía. Encontrar un Gurú vivo es una rara oportunidad y una gran responsabilidad. Uno no debe tratar estas materias a la ligera. Ustedes salen a comprarse el cielo e imaginan que el Gurú se lo suministrará por un precio. Buscan cerrar un negocio ofreciendo poco pero pidiendo mucho. No engañan a nadie excepto a ustedes mismos. Todo lo que le Complace a usted, le Retiene