demiourgos

dêmiourgós: construtor, artífice

1. A descrição que Platão faz do criador dos deuses inferiores, da alma do universo, e da parte imortal da alma humana encontra-se no Timeu 29d-30c; usa os eide preexistentes como seu modelo, ibid. 30c-31a (ver mimesis). O demiourgos deve ser provavelmente identificado com a causa inteligente e eficiente postulada por Platão no Phil. 27b (confrontar Soph. 265c). Mas ele não é omnipotente: faz o kosmos tão bom «quanto possível» (Timeu 30b) e tem de competir com os efeitos contrários da «necessidade» (ananke), ibid. 47e-48a.

2. O demiourgos continua a desempenhar um papel importante no platonismo posterior: o que é particularmente notável é que, com a transcendência do supremo princípio divino, a função demiúrgica é desempenhada por uma emanação secundária, pelo Logos em Fílon (De cher. 35, 136-137, De spec. leg. I, 81) e pelo Notis em Numénio (ver Eusébio, Praep. Evang. XI, 17-18) e Plotino (Eneadas II, 3, 18). O dualismo ético dos gnósticos aparece no fato de eles fazerem o demiurgo criar o mundo sem um conhecimento dos eide (ver Ireneu, Adv. haer. I, 5, 3); ver mimesis, techne. [EFPeters]


DEMIOURGOS — DEMIURGO, ARTESÃO, ARTÍFICE, ARQUITETO


Filosofia
Pierre Riffard
Figura mítica da Causa fabricadora e ordenadora do mundo.

Em Platão, o Demiurgo é, parece, a Alma do Mundo, pensada de maneira imaginada.
“Como é belo este mundo e seu artífice bom, evidentemente, é para o modelo eterno (as Ideias) que olhou” (Timeu, 29a).

Para os Gnósticos: o gênio mau lutando contra Deus ou (Ialdabaoth) emanação divina separada de Deus pelos Eões. (Basilides, Valentino).

Para os Franco-maçons é o Grande Arquiteto do Universo, embora René Guénon argumente:
En efecto, el Gran Arquitecto no es el Demiurgo, es algo más, incluso infinitamente más, ya que representa una concepción mucho más elevada: Traza el plano ideal que es realizado en acto, es decir, manifestado en su desarrollo indefinido (pero no infinito), por los seres individuales que están contenidos (como posibilidades particulares, como elementos de esta manifestación al mismo tiempo que sus agentes) en su Ser Universal; y es la colectividad de los seres individuales, considerada en su conjunto, quien, en realidad, constituye el Demiurgo, el artesano o el obrero del Universo.


René Guénon: O DEMIURGO


Simone Pétrement: O DEMIURGO

Francisco García Bazán: Excertos de “Gnosis

Pues bien, si la anterior concepción equivocada del mundo ha adquirido una forma determinada, ello se debe a que el hombre en el fondo le rinde culto, se prosterna ante semejante mundo erróneo y le entrega toda su existencia. Razonablemente, a la cabeza de un tal universo habrá un ser que lo personifique y que lo dirija, como el foco que concentra la totalidad de las fuerzas del error que dan su organización a ese caos estable. Y bien, la más alta representación invisible de ese cosmos caído, no será otro que el Dios en el que creen los hombres de ese cosmos. Un Dios que no va más allá de las apetencias psíquicas y materiales de los hombres, de sus meros deseos, afanes de poder y cortedad de miras. Este Dios alzado en él pináculo del mundo no tiene, en realidad, devotos espirituales, sino súbditos psíquicos y camales, que en vano tratarán de escapar de su dominio, puesto que de hecho no lo quieren abandonar. Este Dios es elPríncipe de este mundo”, universo de fraude espiritual, el que durante siglos ha usurpado el lugar del verdadero Dios y especialmente, como el Dios de Israel, el Yahvé bíblico. Dios que ha sido vaciado de su contenido espiritual y que ha sido llenado con aquello que desde el punto de vista psíquico y carnal es más importante: el poder y la hegemonía sobre los inferiores, ejercidos a través de superiores conocimientos, mayor solidez y superior exaltación. Todo el llamado mensaje religioso del pasado y, particularmente, el veterotestamentario, ha estado al servicio de semejante déspota del que profetas, enviados y, sobre todo, autoridades religiosas, han sido instrumentos dóciles. Por ello el demiurgo no sólo es el ápice de la vida psíquica, sino también la fuerza y el empuje de los sujetos psíquicos más representativos y opresores, sus adictos. Pero, en realidad, el Príncipe de este reino de la sustancia psíquica y corporal, según lo hemos visto, no es más que la consecuencia de la caída del lado malogrado e ilusorio de una sabiduría que está en el límite entre el mundo del Espíritu y su imagen, que no dio en el blanco y que, por ello, será constitutivamente, pese a su necia soberbia, ignorante e impotente respecto de los designios del Pleroma. Efectivamente, el mundo del devenir como la imagen del Pleroma se desliza firmemente bajo el desarrollo más perceptible y clamoroso de lo que la mayor parte de los hombres y sus jefes religiosos interpreta como “mundo”. En realidad, sin saberlo (porque no se lo percibe espiritualmente y así ni se reflexiona sobre él ni se lo profesa) el orden psíquico, con su cabeza al frente, rige el físico, según las influencias del orden espiritual, y el aspecto positivo déla sabiduría, el que no fracasó, conduce a la creación según su normal destino trascendente en relación con los fines meramente anímicos y carnales[[Cf. Elenchos VII, 23,5 (VOELKER, p. 51), basilidianos: Adv. Haer. I, 29,4 (HARVEY I, p. 226), barbelognósticos; ib. I, 5,3 (HARVEY I, pp. 46-47), que se muestra como reflejo de la misma audacia de Sofía (cf. Adv. Haer. I, 2,2 p. 15). PLOTINO en Enn. II, 9,4 y 11 se refiere a la misma particularidad también entre los valentinianos. Algunos de los testimonios de la nota anterior al comienzo, son también válidos para este punto, ya que la caída de Sofía se refleja claramente en la ignorancia y petulancia del demiurgo.]].