En tal preguntar sí suponemos, sin embargo, que en lo que nombra el nombre “nihilismo” la nada ejerce su esencia, en el sentido de que del ente en cuanto tal, en el fondo, no “hay” nada. Con esto no sometemos de ningún modo al pensamiento de Nietzsche a una exigencia inadecuada y excesiva. En efecto, en la medida en que experimenta el nihilismo como la historia de la desvalorización de los VALORES SUPREMOS y que piensa la superación del nihilismo como el contramovimiento que adopta la figura de la transvaloración de todos los valores válidos hasta el momento, la cual se lleva a cabo desde el principio, expresamente reconocido, de la posición de valores, Nietzsche piensa precisamente el ser, es decir, el ente en cuanto tal, y de este modo comprende mediatamente al nihilismo como una historia en la que algo acontece con el ente en cuanto tal. Heideggeriana: NiilismoSer
Esto, es decir pensar el devenir como ser de todo el ente, pensar la “voluntad de poder” desde el “eterno retorno de lo mismo”, es lo que el espíritu de la metafísica de Nietzsche lleva a cabo como ideal de su máximo poderío. Por ello corresponde a la figura suprema del “nihilismo”. En cuanto piensa una completa transvaloración de todos los valores válidos hasta el momento, la metafísica de Nietzsche lleva a su acabamiento la desvalorización de los VALORES SUPREMOS hasta el momento. Siendo “destructora” de este modo, forma parte del curso de la historia que ha tenido el nihilismo hasta el momento. Pero en la medida en que esta transvaloración se lleva a cabo expresamente desde el principio de la posición de valores, este nihilismo se ofrece al mismo tiempo como algo que, en su sentido, ya no es: en cuanto “destructor” es “irónico”. Nietzsche comprende su metafísica como el nihilismo más extremo, de manera tal que éste, al mismo tiempo, no es ya un nihilismo. Heideggeriana: NiilismoSer
Decíamos, sin embargo, que la metafísica de Nietzsche es nihilismo en sentido propio. Esto implica que el nihilismo de Nietzsche no sólo no supera el nihilismo sino que tampoco puede nunca superarlo. Pues en aquello en y por medio de lo cual Nietzsche cree superar el nihilismo, en la posición de nuevos valores desde la voluntad de poder, se anuncia precisamente el nihilismo propio: que del ser mismo, que ahora se ha convertido en valor, no hay nada. En conformidad con ello, Nietzsche experimenta el movimiento histórico del nihilismo como una historia de la desvalorización de los VALORES SUPREMOS válidos hasta el momento. Por la misma razón, se representa la superación como transvaloración y la lleva a cabo no sólo en una nueva posición de valores sino de manera tal que experimenta a la voluntad de poder como el principio de la nueva — y en el fondo de toda — posición de valores. El pensamiento en términos de valor se eleva ahora al rango de principio. El ser mismo no es admitido por principio en cuanto ser. En esta metafísica y de acuerdo a su propio principio, del ser no hay nada. ¿Cómo podría acontecer aquí jamás con el ser algo digno de cuestión, es decir, el ser en cuanto ser? ¿Cómo podría acontecer aquí una superación del nihilismo, como podría ni siquiera ponerse en movimiento? La metafísica de Nietzsche no es, por lo tanto, una superación del nihilismo. Es el último enredarse en el nihilismo. Mediante el pensar en términos de valor a partir de la voluntad de poder, si bien se atiene a reconocer al ente en cuanto tal, al mismo tiempo, con la soga de la interpretación del ser como valor se ata a la imposibilidad de siquiera recibir al ser en cuanto ser en la mirada cuestionante. Sólo mediante este enredarse consigo mismo el nihilismo llega a terminar totalmente lo que él mismo es. Este nihilismo así terminado, perfecto, es el acabamiento del nihilismo propio. Heideggeriana: NiilismoSer
Pero si la esencia del nihilismo es la historia en la que del ser no hay nada, la esencia del nihilismo no puede experimentarse ni pensarse mientras en el pensar y para el pensar del ser no haya nada. El nihilismo acabado se excluye por lo tanto definitivamente de la posibilidad de pensar y conocer jamás la esencia del nihilismo. ¿No quiere decir esto que la esencia del nihilismo está cerrada para el pensamiento de Nietzsche? ¿Nos está permitido afirmar algo así? Pues Nietzsche se pregunta, sin embargo, con claridad: “¿Qué significa nihilismo?”, y responde concisamente: “Que los VALORES SUPREMOS se desvalorizan” (n. 2). Heideggeriana: NiilismoSer
¿Lo que Nietzsche experimenta y piensa, la historia de la desvalorización de los VALORES SUPREMOS, se mantiene por sí mismo? ¿No esencia en esa historia la esencia del nihilismo según la historia del ser? Que la metafísica de Nietzsche interprete el ser como un valor es el efectivo-eficaz (wirklich-wirksam) dejar fuera del permanecer fuera del ser mismo en su desocultamiento. Lo que llega al lenguaje en esa interpretación del ser como valor es lo impropio que acontece en la esencia del nihilismo, lo cual no se conoce a sí mismo y sin embargo sólo es desde la unidad esencial con lo propio del nihilismo. Si Nietzsche experimentó realmente una historia de la desvalorización de los VALORES SUPREMOS, lo así experimentado, junto con la experiencia misma, es el real dejar fuera del permanecer fuera del ser en su desocultamiento. Heideggeriana: NiilismoSer
A su interpretación del nihilismo (La voluntad de poder, n. 2), “que los VALORES SUPREMOS se desvalorizan”, Nietzsche le agrega una comentario; dice así: “Falta la meta, falta la respuesta al “¿por qué?””. Heideggeriana: NiilismoSer
Reflexionemos con mayor precisión acerca de la pregunta que aquí pregunta “¿por qué?” respecto de aquello a lo que pregunta y de aquello por lo que pregunta. Aquello a lo que pregunta es el ente en cuanto tal en su totalidad, por qué es el ente. En cuanto tal pregunta metafísica, pregunta por aquel ente que pudiera ser el fundamento de lo que es y de cómo es. ¿Por qué la pregunta por los VALORES SUPREMOS contiene la pregunta por lo más elevado? ¿Falta sólo la respuesta a esta pregunta? ¿O falta la pregunta misma como la pregunta que es? Al preguntar incurre en falta, en la medida en que, preguntando por el fundamento del ente, deja de lado con su preguntar el ser mismo y su verdad, lo deja fuera. Esta pregunta ya está en falta como pregunta — no sólo porque le falte la respuesta-: esta pregunta fallida no es una mera falta, en el sentido de que se le haya deslizado algo incorrecto. La pregunta falla a sí misma. Se pone en una situación sin perspectivas, en cuyo entorno toda posible respuesta se queda corta de antemano. Heideggeriana: NiilismoSer
EL NIHILISMO COMO “DESVALORIZACIÓN DE LOS VALORES SUPREMOS” Heideggeriana: NiilismoEuropeu
El fragmento n. 12 cumple las tres condiciones citadas. Su redacción tuvo lugar en el período que va de noviembre de 1887 a marzo de 1888. Lleva por título “Caducidad de los valores cosmológicos” (XV, 148-151). A él le agregamos los fragmentos n. 14 y n. 15 (XV 152 s.; de la primavera al verano de 1887). Introduciremos la meditación con una nota de Nietzsche de la misma época que los editores colocaron con razón al comienzo del libro (XV, 145). Dice así: ¿Qué significa nihilismo? Que los VALORES SUPREMOS se desvalorizan. Falta la meta; falta la respuesta al “¿por qué?””. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
La breve nota contiene una pregunta, la respuesta a la pregunta y un comentario de la respuesta. Se pregunta por la esencia del nihilismo. La respuesta dice: “Que los VALORES SUPREMOS se desvalorizan”. Con esta respuesta nos enteramos de inmediato de algo decisivo para toda comprensión del nihilismo: el nihilismo es un proceso, el proceso de desvalorización, el proceso en el que los VALORES SUPREMOS se vuelven sin valor. Con esta caracterización no queda decidido si con esto se agota la esencia del nihilismo. Si los valores se vuelven sin valor, entonces decaen como tales, se vuelven caducos. Qué carácter tiene este proceso de “caducidad” de los “VALORES SUPREMOS”, en qué medida es un proceso histórico, e incluso el proceso fundamental de nuestra historia occidental, en qué medida constituye la historicidad de la historia de nuestra propia época, todo esto sólo puede comprenderse si previamente sabemos qué “es” en general algo así como un “valor”, en qué medida hay valores “supremos” (”sumos”) y cuáles son esos “VALORES SUPREMOS”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Evidentemente, el comentario de la respuesta nos proporciona una indicación. La desvalorización de los valores, y con ella el nihilismo, consiste en que falta “la meta”. Queda, sin embargo, la pregunta: ¿por qué una “meta” y para qué una “meta”? El comentario dice: “falta la respuesta al “¿por qué?””. En la pregunta “¿por qué?” preguntamos: por qué algo es de tal y cual manera; la respuesta proporciona lo que llamamos la razón, el fundamento. La pregunta se repite: “¿por qué tiene que haber un fundamento? ¿Para qué y cómo es el fundamento un fundamento? ¿Cómo es un fundamento? ¿Qué conexión interna existe entre fundamento y valor? Ya a partir de la referencia introductoria a la conexión esencial entre “nihilismo” y “transvaloración” de todos los valores válidos hasta el momento y, más específicamente, de los VALORES SUPREMOS, podía verse que el concepto de valor desempeña un papel conductor en el pensamiento de Nietzsche. Como consecuencia de la influencia de su obra, la idea de valor se ha vuelto corriente entre nosotros. Se habla de los “valores vitales” de un pueblo, de los “valores culturales” de una nación; se dice que hay que proteger y salvar los VALORES SUPREMOS de la humanidad. Se oye decir que “preciosos valores” han sido puestos a buen recaudo y se alude con ello a la protección de obras de arte de los ataques aéreos. En el último caso citado, “valores” significa lo mismo que bienes. Un “bien” es un ente que “tiene” un determinado “valor”; un bien es un bien por razón de un valor, es aquello en lo que se ha objetivado un valor, o sea un “objeto de valor”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Si permanecemos, no obstante, en la nota de Nietzsche, antes que ninguna otra cosa hay que plantear la pregunta ya mencionada: ¿qué tiene que ver el nihilismo con los valores y con su desvalorización? Porque, de acuerdo con su concepto, “nihilismo” quiere decir, en efecto, que todo ente es nihil, “nada”; y presumiblemente algo sólo puede no valer nada porque y en la medida en que previamente y en sí mismo es nulo y es nada. La determinación de valor y la valoración de algo como algo que tiene valor, como algo valioso o no valioso, se funda en la determinación previa de si es, y cómo es, o de si, por el contrario, no es “nada”. El nihil y el nihilismo no están en una conexión esencial con la idea de valor. ¿Por qué, sin embargo, se comprende al nihilismo (y sin una fundamentación particular) como “desvalorización de los VALORES SUPREMOS”, como “caducidad” de los valores? Ahora bien, seguramente a la mayoría de nosotros, en el concepto y en la palabra “nada” nos resuena inmediatamente un tono valorativo, el de lo que no tiene valor. Decimos “nada” cuando una cosa deseada, supuesta, buscada, exigida, esperada, no está allí, no es. Si en algún lugar, por ejemplo, se hace una perforación en busca de un “yacimiento de petróleo” y la perforación no tiene éxito, se dice: no se encontró “nada”, no se encontró el supuesto yacimiento y lo que habría en él, no se encontró el ente buscado. “Nada” quiere decir: el no estar allí delante, el no ser de una cosa, de un ente. La “nada”, el nihil, alude por lo tanto al ente en su ser y es por lo tanto un concepto del orden del ser y no un concepto del orden del valor. (Habría que reflexionar sobre lo que señala Jakob Wackernagel en su Vorlesungen über Syntax (Lecciones de sintaxis, 2a. serie, 2a. ed.,1928, pág. 272: “En el alemán nicht(s) (…) se encuentra la palabra que en gótico, en la forma waihts, (…), sirve para traducir el griego pragma.”) Heideggeriana: NiilismoEuropeu
¿Pero si la nada no fuese un ente pero tampoco nunca lo meramente nulo? ¿Y si entonces la pregunta por la esencia de la nada no estuviera aún planteada de modo suficiente con el recurso a aquel “o bien — o bien”? ¿Y si, finalmente, la falta de esta pregunta desplegada por la esencia de la nada fuera el fundamento de que la metafísica occidental tenga que caer en el nihilismo? Entonces, el nihilismo, experimentado y comprendido de manera más originaria y esencial, sería esa historia de la metafísica que conduce hacia una posición metafísica fundamental en la que la nada no sólo no puede sino que ya ni siquiera quiere ser comprendida en su esencia. Nihilismo querría decir entonces: el esencial no pensar en la esencia de la nada. Quizás radique en esto el que el propio Nietzsche se vea obligado a pasar al nihilismo — desde su punto de vista — “acabado”. Puesto que reconoce al nihilismo como movimiento, y sobre todo como movimiento de la historia occidental moderna, pero no es capaz, sin embargo, de pensar la esencia de la nada porque no es capaz de preguntar por ella, Nietzsche tiene que convertirse en el nihilista clásico que expresa la historia que ahora acontece. Nietzsche reconoce y experimenta el nihilismo porque él mismo piensa de modo nihilista. El concepto nietzscheano de nihilismo es él mismo un concepto nihilista. A pesar de todo lo que comprende, no es capaz de reconocer la esencia oculta del nihilismo porque lo comprende de antemano y exclusivamente desde la idea de valor, como el proceso de desvalorización de los VALORES SUPREMOS. Nietzsche tiene que comprender así el nihilismo porque, manteniéndose en la senda y en el ámbito de la metafísica occidental, piensa a esta última hasta su final. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Nietzsche no interpreta de ninguna manera al nihilismo como proceso de desvalorización de los VALORES SUPREMOS porque la idea de valor desempeñe un papel importante en su formación, en sus posiciones y opiniones “privadas”. La idea de valor desempeña ese papel en el pensamiento de Nietzsche porque Nietzsche piensa de modo metafísico, porque piensa en los cauces de la historia de la metafísica. Pero en la metafísica, es decir en el núcleo de la filosofía occidental, la idea de valor no ha alcanzado su preeminencia de una manera casual. En la idea de valor se oculta un concepto de ser que contiene una interpretación del ente en cuanto tal en su totalidad. En la idea de valor, la esencia del ser se piensa — sin saberlo — en un respecto determinado y necesario: en su inesencia (Unwesen). Es lo que se tratará de mostrar en las reflexiones siguientes. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
La nota de Nietzsche que hemos comentado (n. 2) da una primera visión de la esencia del nihilismo pensada de modo nihilista, una perspectiva de la dirección en la que Nietzsche concibe el nihilismo. El nihilismo es el proceso de la desvalorización de los VALORES SUPREMOS. El nihilismo es la legalidad interna de ese proceso, la “lógica” de acuerdo con la cual se produce, en correspondencia con su propia esencia, la caducidad de los VALORES SUPREMOS. ¿En qué se funda esta legalidad misma? Para la comprensión más precisa del concepto nietzscheano del nihilismo como desvalorización de los VALORES SUPREMOS se trata ahora de saber a qué se alude con los VALORES SUPREMOS, en qué medida éstos contienen una interpretación del ente, por qué se llega necesariamente a esta interpretación del ente en términos de valor, qué transformación tiene lugar en la metafísica a causa de esta interpretación. Responderemos a estas preguntas mediante un comentario del fragmento n. 12 (XV, 148 a 151; noviembre de 1887-marzo de 1888). Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Los epígrafes cosmología, psicología y teología — o la trinidad naturaleza, hombre, Dios — circunscriben el ámbito en el que se mueve todo el representar occidental cuando piensa el ente en su totalidad en el modo de la metafísica. Por eso, al leer el título “Caducidad de los valores cosmológicos” suponemos inmediatamente que Nietzsche, de los tres ámbitos usuales de la metafísica destaca uno determinado, el de la cosmología. Esta suposición es errónea. Cosmos no significa aquí “naturaleza” a diferencia del hombre y de Dios, sino que significa lo mismo que “mundo”, y mundo es el nombre del ente en su totalidad. Los “valores cosmológicos” no son una determinada clase de valores que están junto a otros del mismo rango o a los que podrían incluso subordinarse. Determinan, por el contrario, “aquello a lo que ella (la vida humana) pertenece, “naturaleza”, “mundo”, la completa esfera del devenir y lo transitorio” (La genealogía de la moral, VII, 425; 1887); designan el más amplio anillo que abraza todo lo que es y deviene. Fuera de ellos y por encima de ellos no hay nada. El nihilismo, en cuanto desvalorización de los VALORES SUPREMOS, es: caducidad de los valores cosmológicos. Si se entiende el epígrafe de manera correcta, el fragmento trata de la esencia del nihilismo. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
El nihilismo es el proceso de desvalorización de los VALORES SUPREMOS válidos hasta el momento. Cuando se desvalorizan estos VALORES SUPREMOS, que son quienes conceden su valor a todo ente, también el ente que se funda en ellos se vuelve carente de valor. El nihilismo, en cuanto caducidad de los valores cosmológicos es entonces al mismo tiempo la aparición del nihilismo como sentimiento de la carencia de valor de todo, como “estado psicológico”. ¿En qué condiciones surge este estado? El nihilismo “tendrá que sobrevenir”, en primer lugar, “cuando hayamos buscado en todo acontecer un “sentido” que “no se encuentra en él””. La condición previa del nihilismo es, entonces, que busquemos un “sentido” “en todo acontecer”, es decir en el ente en su totalidad. ¿Qué entiende Nietzsche por “sentido”? De la respuesta a esta pregunta depende la comprensión de la esencia del nihilismo, en la medida en que Nietzsche lo equipara con frecuencia con el dominio de la “carencia de sentido” (cf. n. 11). “Sentido” significa lo mismo que valor, pues en lugar de “carencia de sentido” Nietzsche también dice “carencia de valor”. Falta, sin embargo, una determinación suficiente de la esencia del “sentido”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Ahora bien, estos “fines” incondicionados no han sido nunca alcanzados en la historia del hombre. Todo esforzarse y afanarse, todo emprender y actuar, todo estar en camino por parte de la vida, todo ir hacia adelante, todo “proceso”, en resumen, todo “devenir”, no llega a nada, no alcanza nada, nada en el sentido de una realización pura de aquellos fines incondicionados. Las expectativas en este sentido resultan decepcionadas; todo empeño aparece carente de valor. Surge la duda de si tiene alguna finalidad establecer en cada caso un “fin”, buscar un “sentido” para el ente en su totalidad. ¿Qué pasaría si no sólo el esfuerzo por realizar un fin y llevar a cabo un sentido, sino quizás ya ese mismo buscar y poner un fin y un sentido fueran un engaño? De ese modo, el valor supremo mismo se tambalea, pierde su indubitable carácter de valor, “se desvaloriza”. El “fin”, aquello de lo que todo debe depender, aquello que vale incondicionadamente ante todo y para todo, el valor supremo, se vuelve caduco. La caducidad de los VALORES SUPREMOS penetra en la conciencia. En concordancia con esta nueva conciencia se altera la relación del hombre respecto del ente en su totalidad y respecto de sí mismo. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Con el comentario que se ha hecho hasta ahora del párrafo A debería ya resultar claro que Nietzsche no acumula aquí indiscriminadamente “tres formas” del nihilismo. Tampoco quiere simplemente describir tres modos en los que se han puesto los VALORES SUPREMOS válidos hasta el momento. Reconocemos con facilidad que las tres formas citadas del nihilismo mantienen entre sí una relación interna y constituyen, en su conjunto, un peculiar movimiento, es decir una historia. Es cierto que Nietzsche no nombra aquí en ningún sitio formas historiográficamente conocidas y comprobables de la posición de VALORES SUPREMOS, que no nombra en ningún momento las conexiones históricas, aptas de una exposición historiográfica, de esas postulaciones que podemos designar como posiciones metafísicas fundamentales. Y sin embargo está pensando en ellas. Quiere mostrar cómo, sobre la base de la conexión interna de estas Posiciones de VALORES SUPREMOS, el nihilismo no sólo surge sino que además se convierte en una historia de un tipo único que se encamina hacia un preciso estado histórico. Nietzsche resume así la exposición de las tres “formas” del nihilismo: ¿Qué ha ocurrido en el fondo? Al comprenderse que no es lícito interpretar el carácter total de la existencia ni con el concepto de “fin”, ni con el concepto de “unidad”, ni con el concepto de “verdad”, se ha llegado al sentimiento de carencia de valor. Con ello no se ha llegado a nada, no se ha alcanzado nada; en la multiplicidad del suceder falta la unidad que la abarque: el carácter de la existencia no es “verdadero”, es falso…, simplemente no se tiene ya ninguna razón para insistir en un mundo verdadero… Heideggeriana: NiilismoEuropeu
LOS VALORES SUPREMOS COMO CATEGORÍAS Heideggeriana: NiilismoEuropeu
De pronto Nietzsche llama a los VALORES SUPREMOS “categorías”, sin aclarar con mayor precisión esta denominación y fundamentar así por qué los VALORES SUPREMOS pueden aprehenderse también como “categorías” , por qué las “categorías” pueden comprenderse como VALORES SUPREMOS. ¿Qué quiere decir “categoría”? La palabra, procedente del griego, es aún usual para nosotros en alemán como extranjerismo. Decimos, por ejemplo, que alguien pertenece a la categoría de los descontentos. Hablamos de una “determinada categoría de hombres”, entendiendo aquí “categoría” con el significado de “clase” (Klasse) o “variedad” (Sorte), expresiones que son también extranjerismos, sólo que no provienen del griego sino del romano y las lenguas romances. En cuanto a su contenido, los nombres “categoría”, “clase”, “variedad”, se emplean para designar una región, un esquema, un casillero en el que se guarda algo y de ese modo se lo ordena. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Cuando Nietzsche, en la sección B del fragmento n. 12, denomina a los VALORES SUPREMOS, sin más fundamentación, “categorías de la razón”, esta caracterización es nuevamente lo mismo que enseñaba Kant y que había pensado previamente Aristóteles. La expresión categorías de “la razón” quiere decir: la razón, el pensar racional, el juzgar del entendimiento, el logos apophantikos, la “lógica”, son aquello con lo que las categorías están en una relación eminente y que contribuye a determinar su esencia. El tipo de esta relación entre las categorías y la razón, el pensar judicativo, es concebido, sin embargo, de manera diferente por Aristóteles, Kant y Nietzsche, en concordancia con el modo en que determinan en cada caso la esencia de la “razón” y del logos, es decir, la esencia del hombre, con el modo en que, en conexión con lo anterior, experimentan e interpretan el ente en cuanto tal que muestra su articulación en las categorías. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Puesto que lo que Nietzsche llama “valores cosmológicos” son las determinaciones supremas del ente en su totalidad, por ello puede hablar también de “categorías”. El hecho de que Nietzsche llame a estos VALORES SUPREMOS “categorías” sin más explicación ni fundamentación y que comprenda a las categorías como categorías de la razón muestra cuán decididamente piensa dentro del cauce de la metafísica. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
El estado designado con ese “ahora” no es pensado de ninguna manera como definitivo. El “ahora” no quiere decir que a partir de este momento habrá que conformarse con esa carencia de valor y con este aparecer del mundo como carente de valor. Es cierto que el título del fragmento reza simplemente “Caducidad de los valores cosmológicos” y la primera determinación esencial del nihilismo es: “Desvalorización de los VALORES SUPREMOS”. Sin embargo, de la proposición final que estamos comentando no sólo se desprende que la desvalorización de los VALORES SUPREMOS válidos hasta el momento no significa el final; en esa proposición habla el lenguaje de una actitud diferente. Se habla de introducir valores en y de retirar valores del todo del ente, todo que de cierto modo tiene consistencia en sí mismo y admite que se introduzcan y retiren valores. Los valores no caducan sólo por sí mismos, nosotros volvemos a retirarlos del mundo en el que previamente los habíamos introducido. Somos activos en la posición y en la destitución de los valores, participamos como actores. ¿Quienes son “nosotros”? ¿Qué sucede aquí? El nihilismo no es, evidentemente, una mera decadencia furtiva de valores que estuvieran en sí en alguna parte. Es una destitución de valores realizada por nosotros, que disponemos sobre su posición. Pero con “nosotros” Nietzsche se refiere al hombre de la historia occidental. No quiere decir que los mismos hombres que introducen los valores los vuelvan a retirar, sino que los que los ponen y los que los retiran son los hombres que pertenecen a una y la misma historia, la historia occidental. Nosotros mismos, los hombres de hoy de su época, formamos parte de los que vuelven a retirar aquellos valores que en un tiempo habían sido introducidos. La destitución de los VALORES SUPREMOS válidos hasta el momento no surge de una mera manía de destrucción ciega y de vana innovación. Surge de un estado de necesidad (Not) y de la necesidad (Notwendigkeit) de dar al mundo el sentido que no lo degrade a un mero pasaje hacia un más allá. Debe originarse un mundo que haga posible un hombre que despliegue su esencia a partir de su propia plenitud de valor. Pero para ello se precisa una transición, la travesía de una situación en la que el mundo aparezca carente de sentido y sin embargo reclame, al mismo tiempo, un valor nuevo. La travesía de este estadio intermedio tiene que llegar a comprenderlo como tal con la mayor consciencia posible: para ello es necesario reconocer la proveniencia de ese estadio intermedio y sacar a la luz la causa primera del nihilismo. Sólo desde esta consciencia del estadio intermedio surge la decisiva voluntad de superarlo. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Hay nihilismo y nihilismo. Nihilismo no sólo es el proceso de desvalorización de los VALORES SUPREMOS, ni tampoco solamente la retirada de esos valores. Ya introducir esos valores en el mundo es nihilismo. La desvalorización de los valores no termina con una progresiva pérdida de valor de los valores, al modo de un arroyuelo que se pierde en la arena, el nihilismo llega a su acabamiento en la retirada de los valores, en su eliminación activa. Nietzsche quiere hacernos patente esta riqueza esencial interna del nihilismo. Por ello la sección B tiene que despertar en nosotros una actitud decidida. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
En el segundo párrafo se dice: el nihilismo, en cuanto estado psicológico, “sobreviene”. Aquí se nombra la condición decisiva que introduce el efectivo tambalearse de los VALORES SUPREMOS y que lo domina poniendo como sentido una totalidad abarcadora y englobante, una “unidad” que actúa a través del hombre y que fija y asegura el ser-hombre en el ente. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Lo que se requiere y se exige en B es el intento explícito y consciente, y que se justifique conscientemente, de desvalorizar los VALORES SUPREMOS válidos hasta el momento, de destituirlos como VALORES SUPREMOS. Pero esto significa, al mismo tiempo, la decisión de tomarse en serio el estadio intermedio que provoca la desvalorización de los VALORES SUPREMOS mientras se mantiene este mundo como realidad única, la decisión de tomárselo en serio y de ser en él como estadio histórico. Ahora el nihilismo ya no es un proceso histórico que, como espectadores, tenemos simplemente frente a nosotros, fuera de nosotros o incluso detrás de nosotros; el nihilismo se revela como la historia de nuestra propia época, una historia que le marca su espacio de acción y por la que somos requeridos. No estamos en esta historia como en un espacio indiferente en el que se podrían adoptar a discreción posiciones y puntos de vista. Esta historia es el modo mismo en el que estamos y nos movemos, el modo mismo en que somos. La desvalorización de los VALORES SUPREMOS válidos hasta el momento llega al estadio de su destitución y de su derribo. Pero puesto que incluso al derribarlos se trata aún de los valores que deben determinar el ente en su totalidad, puesto que con la caducidad de los VALORES SUPREMOS válidos hasta el momento el ente, en el sentido de lo real accesible aquí y ahora, se vuelve carente de valor, pero no desaparece sino que, por el contrario, se hace valer más aún como aquello que, por el derribo de los valores anteriores, está necesitado de nuevos valores, por ello la destitución de los valores válidos hasta el momento está en sí misma y necesariamente en camino hacia una nueva posición de valores. Con la destitución de los valores válidos hasta el momento, el mundo que antes era sólo este mundo de aquí se vuelve lo único que es en su totalidad; el ente en su totalidad está ahora, por así decirlo, fuera de la distinción entre aquí y más allá. La destitución de los VALORES SUPREMOS válidos hasta el momento lleva consigo, pues, un cambio del ente en su totalidad, con lo que se torna cuestionable dónde y cómo es aún licito hablar de ente y de ser. Dicho de otro modo: la nueva posición de valores no puede ya llevarse a cabo de manera tal que en el mismo lugar de los VALORES SUPREMOS válidos hasta el momento, lugar que, claro está, entretanto habría quedado vacío, se pusieran simplemente, en lugar de aquellos, nuevos valores. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Junto con los VALORES SUPREMOS se suprimen al mismo tiempo el “arriba” y la “altura”, el “más allá”, el lugar en el que podrían ponerse valores. Esto significa: la posición de valores tiene que convertirse, en sí misma, en algo diferente. Porque aquello para lo que deberán ser valores los nuevos valores tampoco será, después de la supresión del más allá, algo de aquí abajo. Pero esto implica: tiene que transformarse el modo en que los valores son valores, tiene que transformarse la esencia de los valores. La transformación radical que se halla detrás de la “desvalorización” de los VALORES SUPREMOS válidos hasta el momento se muestra en que es necesario un nuevo principio de la posición de valores. Pero puesto que la desvalorización de los VALORES SUPREMOS es una destitución de los valores anteriores que surge de fenómenos claramente sabidos y es, por lo tanto, una destitución consciente, la nueva posición de valores tiene que tener su origen en un estado de conciencia nuevo y más elevado (cálculo). Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Con esto queda dicho: la esencia de los valores tiene su fundamento en “formas de dominio”. Los valores están esencialmente referidos al “dominio”. Dominio es el estar-en-poder del poder. Los valores están referidos a la voluntad de poder, son dependientes de ella en cuanto auténtica esencia del poder. Lo no verdadero e insostenible de los VALORES SUPREMOS válidos hasta el momento no radica en ellos mismos, en su contenido, en que se busque un sentido, se ponga una unidad y se fije una verdad. Lo no verdadero lo ve Nietzsche en que esos valores sean trasladados a un ámbito que “es en sí”, dentro del cual y a partir del cual habrían de valer en sí mismos y de modo incondicionado; mientras que, por el contrario, tienen su origen y su ámbito de validez sólo en una determinada especie de la voluntad de poder. Si volvemos a pensar el título del fragmento n.12, “Caducidad de los valores cosmológicos”, desde la sección final, se verá ahora que ese título sólo cubre la totalidad del fragmento si comprendemos de antemano el nihilismo del que habla Nietzsche como historia, es decir, al mismo tiempo de modo positivo como etapa previa a una “nueva” posición de valores, y esto de manera tan decidida que experimentemos precisamente al nihilismo más extremo no como total decadencia sino como transición hacia nuevas condiciones de existencia. Esta visión general de la esencia del nihilismo fue fijada por Nietzsche en la época de la redacción del fragmento 12 en la siguiente nota: “Visión general. Efectivamente, todo gran crecimiento lleva consigo un enorme desmoronarse y perecer. el padecer, los síntomas de declinación pertenecen a las épocas de un enorme avance; todo movimiento fértil y poderoso de la humanidad ha creado al mismo tiempo un movimiento nihilista. En determinadas circunstancias, el hecho de que llegara al mundo la forma más extrema de pesimismo, el nihilismo en sentido propio, sería el signo de un crecimiento decisivo y sumamente esencial, de la transición a nuevas condiciones de existencia. Esto he comprendido.” (n. 112; primavera-otoño de 1887) Heideggeriana: NiilismoEuropeu
1) El nihilismo, pensado desde Nietzsche, es la historia de la desvalorización de los VALORES SUPREMOS válidos hasta el momento como transición a la transvaloración de todos los valores válidos hasta el momento, la cual consiste en descubrir el principio de una nueva posición de valores, principio que Nietzsche reconoce en la voluntad de poder. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
En primer lugar, se trata de comprender el nihilismo de modo unitario como historia de las posiciones de valores. El título “posición de valores” lo empleamos aquí con un significado amplio. Abarca: la instauración de los VALORES SUPREMOS, la desvalorización de estos valores en el sentido de su destitución, la transvaloración de estos valores en cuanto nueva posición de valores. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Ad 1) El nihilismo es una historia. Con esto no queremos decir simplemente que lo que llamamos nihilismo “tiene” una “historia” en la medida en que se lo puede seguir en su decurso temporal. El nihilismo es historia. En el sentido de Nietzsche, el nihilismo contribuye a constituir la esencia de la histhistoria occidental porque contribuye a determinar la legalidad de las posiciones metafísicas fundamentales y de su relación. Pero las posiciones metafísicas fundamentales son el suelo y el ámbito de lo que conocemos como historia universal, en especial como historia occidental. El nihilismo determina la historicidad de esta historia. Por eso, para comprender la esencia del nihilismo no es tan importante contar la historia del nihilismo en cada siglo y describir sus formas. Todo tiene que apuntar en primer lugar a reconocer al nihilismo como legalidad de la historia. Si se quiere comprender esta historia como “decadencia”, contando a partir de la desvalorización de los VALORES SUPREMOS, el nihilismo no es la causa de esta decadencia sino su lógica interna: esa legalidad del acontecer que lleva más allá de la mera decadencia y por lo tanto señala ya más allá de ella. Por eso, la comprensión de la esencia del nihilismo no consiste en el conocimiento de los fenómenos que pueden presentarse historiográficamente como nihilistas sino que consiste en comprender los pasos, los grados y estadios intermedios, desde la incipiente desvalorización hasta la necesaria transvaloración. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Cuando los VALORES SUPREMOS se desvalorizan y surge la experiencia de que el mundo no corresponde ni corresponderá jamás a lo que creemos de él idealmente, cuando surge incluso la sensación de que todo no hace más que ir hacia lo malo y lo vano, y que este mundo, por lo tanto, es el peor de los mundos, un “pessimum”, entonces aparece la actitud que en la época moderna suele llamarse “pesimismo”, la creencia de que en el peor de estos mundos la vida no vale la pena ser vivida ni afirmada (Schopenhauer). Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Por eso Nietzsche designa explícitamente al “pesimismo” (n. 9; 1887) como la “forma previa del nihilismo” (cfr. n. 37: “Desarrollo del pesimismo al nihilismo). Pero al igual que este último, también el pesimismo es ambivalente. Hay un pesimismo que nace de la fuerza y que existe como fuerza; pero hay también un pesimismo que nace de la debilidad y que existe como debilidad. Aquel no se hace ninguna ilusión, ve lo peligroso, no quiere encubrimientos: dirige con frialdad su mirada hacia las fuerzas y poderes que provocan un peligro; pero también conoce las condiciones que, a pesar de todo, aseguran un dominio de las cosas. El pesimismo de la fuerza tiene, por lo tanto, su lugar en la “analítica”. Nietzsche no entiende con ella una disolución en el sentido de un desmembramiento y desgajamiento, sino la exposición de lo que “es”, un indicar las razones por las cuales el ente es tal como es. El pesimismo como debilidad y declinación, en cambio, no ve por todas partes más que lo sombrío, proporciona para todo una razón del fracaso y presume de ser la actitud que sabe siempre de antemano lo que pasará. El pesimismo que nace de la debilidad busca “comprender” todo y explicarlo historiográficamente, disculparlo y dejarlo valer. Para todo lo que sucede ya ha descubierto inmediatamente algo análogo ocurrido anteriormente. El pesimismo como declinación se refugia en el “historicismo” (cfr. n.10). El pesimismo que tiene su fuerza en la “ analítica” y el pesimismo que se enreda en el “historicismo” se oponen del modo más extremo. Hay “pesimismo” y “pesimismo”. Por lo tanto, por medio del pesimismo y de su ambivalencia salen a la luz y adquieren preponderancia posiciones “extremas”. Con ello, el “estadio intermedio” provocado por la desvalorización de los VALORES SUPREMOS válidos hasta el momento gana en claridad y constricción. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Por eso Nietzsche habla — como si fuera la cosa más obvia del mundo — de unidad, totalidad, verdad, como “VALORES SUPREMOS”. Que éstos sean “valores” no es simplemente una interpretación agregada por Nietzsche ulteriormente. Es el paso primero y decisivo de la “transvaloración” misma. En efecto, si se piensa bien, la transvaloración llevada a cabo por Nietzsche no consiste en que ponga nuevos valores en lugar de los VALORES SUPREMOS válidos hasta el momento, sino en que concibe ya a “ser”, “fin” y “verdad” como valores y sólo como valores. La “trans-valoración” de Nietzsche es en el fondo el repensar en términos de valor todas las determinaciones del ente. En el fragmento n. 12, al “fin”, la “unidad”, la “totalidad”, la “verdad”, el “ser”, los llama también “categorías de la razón”. Efectivamente lo son para Kant y Fichte, para Schelling y Hegel. También para Aristóteles, y para él en primer lugar, las determinaciones del ente en cuanto tal son categorías, aunque no “categorías de la razón”, suponiendo que se comprenda aquí “razón” como esencia de la subjetividad, tal como ocurre en Kant y en el idealismo alemán. Así pues, cuando Nietzsche trata de las determinaciones del ente y las comprende como “valores cosmológicos”, se está expresando allí la interpretación metafísico-moderna de las determinaciones de ser<ser del ente como categorías de la razón. Pero esa interpretación moderna es transformada a su vez por Nietzsche, de manera tal que ahora las categorías de la razón aparecen como VALORES SUPREMOS. Esta interpretación de las determinaciones de ser<ser del ente, que surge en la época más reciente y en la última metafísica, es retrotraída a la filosofía griega, ya que toda la historia de la metametafísica occidental aparece como historia de las posiciones de valores. Las posiciones metafísicas fundamentales anteriores no llegan a la palabra con la verdad que les es propia. Hablan el lenguaje de la filosofía de la voluntad de poder entendida como posición de valores. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
¿Pero hay en general algo así como una consideración de la historia que no sea unilateral, una consideración que la abarque por todos sus lados? ¿No tiene cada presente que ver e interpretar el pasado desde su círculo visual? ¿No se vuelve “más vivo” su conocimiento historiográfico cuanto más decididamente asume su función directiva el respectivo círculo visual del respectivo presente? El propio Nietzsche, en una de sus obras tempranas, en la segunda de sus Consideraciones intempestivas, bajo el título “De la utilidad y el perjuicio de la historia para la vida”, ¿no ha exigido acaso y fundamentado con la mayor insistencia que la historiografía debe servir a la vida, y que sólo puede hacerlo si previamente se libera de la ilusión de una pretendida “objetividad en sí” historiográfica? Si esto es así, nuestra indicación de que Nietzsche interpreta la historia de la metafísica desde su propio planteamiento como una historia de la posición de valores difícilmente puede servir de objeción y reparo, ya que no hace más que confirmar la autenticidad de su pensar histórico. Podría ser, incluso, que con la interpretación nietzscheana de la metafísica desde el pensamiento del valor se “comprendiera mejor” a la metafísica anterior de lo que ella misma podía comprenderse, en la medida en que sólo esa interpretación le concedería la palabra para decir lo que había querido pero aún no había podido decir. Si fuera así, la concepción de Nietzsche de las categorías y de las categorías de la razón como VALORES SUPREMOS y en general, como “valores” no sería una deformación de la realidad histórica sino más bien la liberación de los valores metafísicos anteriores hacia su auténtico contenido creativo o, por lo menos, un enriquecimiento del mismo. Si, además, el fundamento de la concepción nietzscheana de toda metafísica, la interpretación del enteente en su totalidad como voluntad de poder, se moviera totalmente en los cauces del pensamiento metafísico anterior y llevara a su acabamiento su pensamiento fundamental, entonces la “imagen de la historia” de Nietzsche estaría en todo aspecto justificada y se mostraría como la única posible y necesaria. Pero en ese caso no habría ya ninguna escapatoria ante la tesis de que la historia del pensar occidental se desarrolla como una desvalorización de los VALORES SUPREMOS y que, de acuerdo con este volverse nulos de los valores y con la caducidad de los fines, es y tiene que volverse “nihilismo”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
La referencia al fragmento n. 12 B, en el que Nietzsche comenta el origen de nuestra creencia en los VALORES SUPREMOS válidos hasta el momento, no nos hace adelantar nada. En efecto, ese comentario supone que las posiciones de valores provienen de la voluntad de poder. Ésta rige para él como el hecho último al que podemos descender. Lo que para Nietzsche rige con certeza se transforma para nosotros en pregunta. En correspondencia con ello, la derivación que hace del pensamiento del valor también nos resulta problemática. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Pero para que la historia de la metafísica tal como aún tiene que experimentarse se distinga de modo recto de la concepción de Nietzsche, previamente, sobre la base de lo dicho hasta ahora, tenemos que poner ante los ojos en una forma clara la interpretación nietzscheana de la historia de la metafísica. Hasta ahora sólo sabemos lo siguiente: para Nietzsche las posiciones de valor tienen su fundamento y su necesidad en la voluntad de poder. Por lo tanto, según la opinión de Nietzsche, también una determinada voluntad de poder ha sido determinante para la primera instauración de los VALORES SUPREMOS válidos hasta el momento, es decir para el comienzo de la metafísica. La primera postulación de los VALORES SUPREMOS tiene su peculiaridad en que, según Nietzsche, los valores “fin”, “unidad”, “verdad” fueron “proyectados” de manera errónea “ en la esencia de las cosas”. ¿Cómo se llegó a esa proyección? En el sentido de la interpretación nietzscheana de la historia, esta pregunta reza así: ¿Qué forma de la voluntad de poder operaba aquí? Heideggeriana: NiilismoEuropeu
La voluntad que quiere este “hombre bueno” es una voluntad de sometimiento a ideales como algo que existe en sí, algo sobre lo cual el hombre no debe tener ya poder alguno. La voluntad que quiere el “hombre bueno” y sus ideales es una voluntad de poder de esos ideales y con ello una voluntad de impotencia del hombre. La voluntad que quiere el hombre bueno es también voluntad de poder, pero bajo la forma de la impotencia de poder del hombre. A esta impotencia de poder del hombre le deben los VALORES SUPREMOS válidos hasta el momento su proyección a lo suprasensible y su elevación a un mundo en sí como único inundo verdadero. La voluntad que quiere el “hombre bueno” y el “bien”, entendido en ese sentido, es la voluntad “moral”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
En lugar de abnegación también podemos decir: renuncia a ponerse uno mismo como el que ordena, es decir impotencia de poder, “abandono de la voluntad de existencia” (n.11). Pero la impotencia de poder es sólo un “caso especial” de la voluntad de poder, y esto implica: “Los VALORES SUPREMOS válidos hasta el momento son un caso especial de la voluntad de poder” (XVI, 428). La posición de estos valores y su transposición a un mundo en sí suprasensible al que el hombre debe someterse surgen de un “empequeñecimiento del hombre” (n. 898). Toda metafísica que se caracterice por la posición de un mundo suprasensible como mundo verdadero por sobre el mundo sensible como mundo aparente surge de la moral. De allí la frase: “Que la verdad sea de más valor que la apariencia no es más que un prejuicio moral” (Más allá del bien y del mal, 34; VII, 55). Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Aquí Nietzsche sigue comprendiendo la moral de modo “metafísico”, en referencia al ente en su totalidad y a la posibilidad de la vida en general, y no de modo “ético”, en relación con el “modo de vivir”, pero no piensa ya en la “moral” que condiciona el platonismo. Así pues, incluso en el significado metafísico, hay “moral” y “moral” para Nietzsche. Por un lado, en el sentido más amplio, significa todo sistema de estimaciones y relaciones de valor; aquí se la entiende de manera tan amplia que incluso pueden llamarse “morales” las nuevas posiciones de valor, simplemente porque ponen las condiciones de la vida. Por otro, en cambio, y por lo general, moral designa para Nietzsche el sistema de aquellas estimaciones de valor que incluye en sí la postulación de VALORES SUPREMOS incondicionados en el sentido del platonismo y del cristianismo. La moral es la moral del “hombre bueno”, que vive de y en la oposición con el “mal”, y no “más allá del bien y del mal”. En la medida en que su metafísica está “más allá del bien y del mal” y en que previamente trata de constituir y de ocupar este lugar como posición fundamental, Nietzsche puede designarse a sí mismo como “inmoralista”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
El “hombre bueno” de la “moral” es, pensado metafísicamente, aquel hombre que nada sabe del origen de los valores a los que se subordina como ideales incondicionados. Este no saber acerca del origen de los valores mantiene por lo tanto al hombre alejado de toda reflexión explícita sobre la proveniencia de los valores: o sea, sobre el hecho de que son condiciones de sí misma puestas por la propia voluntad de poder. La “ingenuidad” es equivalente a la “inocencia psicológica”; de acuerdo con lo dicho antes, esto significa: ignorar cualquier cómputo del ente, y por lo tanto de la vida y sus condiciones, respecto de la voluntad de poder. Puesto que, de este modo, al hombre psicológicamente inocente (”ingenuo”) le permanece oculto que los valores provienen de la estimación que hace de ellos el hombre en términos de poder, este hombre ingenuo toma a los valores (fin, unidad, totalidad, verdad) como si le llegaran de algún lado, como si descendieran del cielo y estuvieran en sí por encima de él como algo ante lo que simplemente tendría que inclinarse. La ingenuidad, en cuanto desconocimiento del origen de los valores en la voluntad de poder humana, es, por lo tanto, “hiperbólica” (de Hyperbollein). El “hombre bueno”, sin saberlo, arroja los valores más allá de sí y hace que se arroguen ser algo en sí. Lo que está condicionado únicamente por el hombre lo considera, al revés, como lo incondicionado que plantea exigencias al hombre. Por eso Nietzsche concluye su recálculo del origen de la creencia en los VALORES SUPREMOS y en las categorías de la razón, y con él todo el fragmento n. 12, con la afirmación: “Sigue siendo la ingenuidad hiperbólica del hombre lo que le hace ponerse a sí mismo como sentido y medida del valor de las cosas.” Heideggeriana: NiilismoEuropeu
El hombre permanece en la ingenuidad hasta tanto no tome en serio el saber de que sólo él es quien pone los valores, de que los valores sólo pueden ser condiciones, condicionadas por él, de la conservación, aseguramiento y acrecentamiento de su vida. Si se la lee superficialmente, la afirmación lleva a la opinión de que — contraponiéndose al proceder de la posición de valores ingenua, que traslada a las cosas mismas los valores humanos de cada caso y humaniza así todo ente — Nietzsche exigiría una experiencia y una determinación del ente en las que se evitara toda humanización. Pero precisamente esta interpretación de la afirmación sería errónea, puesto que la falta de la ingenuidad no está en la humanización de las cosas sino en que la humanización no es llevada a cabo conscientemente. La ingenuidad es en sí misma una falta de voluntad de poder, ya que se le escapa el conocimiento de que la posición del mundo a imagen del hombre y por parte del hombre es el único modo verdadero de interpretar el mundo y por lo tanto, aquél hacia el que finalmente tiene que ir la metafísica de modo decidido y sin prevenciones. Los VALORES SUPREMOS válidos hasta el momento han podido alcanzar su rango y validez porque el hombre se puso a sí mismo como sentido y medida del valor de las cosas, pero no lo hizo de modo consciente sino que, en lugar de ello, se quedó en la opinión de que lo puesto por él era un regalo de las cosas que éstas le brindaban por sí mismas. En la posición ingenua de valores impera esencialmente, como en toda posición de valores, la voluntad de poder. Pero la voluntad de poder es aquí aún impotencia de poder. El poder todavía no ejerce aquí el poder como algo expresamente sabido y que se tiene a sí mismo en su poder. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
El hecho de que al poner los VALORES SUPREMOS se transpongan a las cosas posiciones humanas es para Nietzsche legítimo. Pero la humanización del ente es aún inocente y por lo tanto no incondicionada. Puesto que en un primer momento el auténtico origen, es decir el origen relativo al poder, de los VALORES SUPREMOS válidos hasta el momento queda oculto, pero sin embargo, con el despertar y desarrollarse de la autoconciencia del hombre, no puede quedar constantemente oculto, resulta que, con el creciente conocimiento del origen de los valores, tiene que caducar la creencia en ellos. Pero el conocimiento del origen de los valores, de la posición humana de los valores y de la humanización de las cosas no puede detenerse en que, después del desvelamiento de tal origen y de la caducidad de los valores, el mundo aparezca como carente de valor. De este modo faltaría todo “valor” y por lo tanto las condiciones de la vida, con lo que ésta no podría ser. Lo que tiene que suceder, sin embargo, ante la aparente carencia de valor del mundo, aquello en que tiene que consistir la transvaloración de los valovalores válidos hasta el momento, ya está decidido y prefigurado por el conocimiento del origen de los valores. Nietzsche ha condensado la nueva tarea en una nota que data de 1888 y que nos muestra la oposición más extrema a la ingenuidad hiperbólica. Dice así: “Toda la belleza y toda la sublimidad que le hemos prestado a las cosas reales e imaginadas quiero reivindicarla como propiedad y producto del hombre: como su más bella apología. El hombre como poeta, como pensador, como Dios, como amor, como poder: ¡oh, la real generosidad con la que ha obsequiado a las cosas, para él empobrecerse y sentirse miserable! Éste ha sido hasta ahora su mayor desprendimiento, que admirara y adorara y supiera ocultarse que era él quien había creado eso que admiraba” (La voluntad de poder, XV, 241). Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Esta nota de Nietzsche (XV, 241) es una de las más claras y, en su tipo, de las más bellas. Nietzsche habla aquí desde la claridad meridiana del gran temple de ánimo por el que el hombre moderno está determinado a ser el centro incondicionado y la medida única del ente en su totalidad. En el libro póstumo del que disponemos (La voluntad de poder), el fragmento se encuentra colocado, sin embargo, en un lugar inadmisible y además, se lo ha dejado fuera de la numeración correlativa, por lo que resulta difícil de encontrar. Está como prólogo al primer capítulo (”Crítica de la religión”) del libro segundo (”Crítica de los VALORES SUPREMOS hasta el momento”). La colocación de este fragmento en el sitio citado demuestra quizá del modo más claro toda la cuestionabilidad del libro La voluntad de poder. El fragmento citado atraviesa con pasos simples y seguros la posición metafísica fundamental de Nietzsche y por ello, si habría de servir de prólogo, se lo tendría que haber puesto al comienzo de toda la obra capital. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Si hasta ahora la vida sólo había sido comprendida como auto-”conservación” al servicio de algo diferente y posterior, desconociéndose así su esencia como autoacrecentamiento, las condiciones que se habían impuesto a la vida, los “supremos valores hasta el momento” (XVI, 421), no serían auténticos valores; sería necesaria, entonces, una “transvaloración de todos los valores” por medio de una “nueva posición de valores”. Por eso Nietzsche antepone en su plan a este libro el libro segundo: “Crítica de los VALORES SUPREMOS (válidos hasta el momento)”. Heideggeriana: VontadePoder
Platón, con cuyo pensar comienza la metafísica, concibe el ente en cuanto tal, es decir el ser del ente, como idea. Las ideas son en cada caso lo uno respecto de lo múltiple, lo cual sólo aparece bajo su luz y sólo al aparecer así es. En cuanto son este uno que unifica, las ideas son al mismo tiempo lo consistente, verdadero, a diferencia de lo cambiante y aparente. Comprendidas desde la metafísica de la voluntad de poder, las ideas tienen que ser pensadas como valores y las unidades más altas como VALORES SUPREMOS. El propio Platón aclara la esencia de la idea a partir de la idea más alta, de la idea del bien (agathon). Pero “bien” es para los griegos aquello que hace apto para algo y lo posibilita. Las ideas, en cuanto ser, hacen al ente apto para ser algo visible, o sea presente, es decir, para ser un ente. Desde entonces el ser, en cuanto es lo uno que unifica, tiene en toda metafísica el carácter de “condición de posibilidad”. A este carácter del ser Kant le ha dado, mediante la determinación trascendental del ser como objetividad, una interpretación determinada desde la subjetividad del “Yo pienso”. Nietzsche, desde la subjetividad de la voluntad de poder, ha comprendido estas condiciones de posibilidad como “valores”. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche
El concepto platónico del bien no contiene, sin embargo, el pensamiento del valor. Las ideas de Platón no son valores; en efecto, el ser del ente no ha sido aún proyectado como voluntad de poder. No obstante, Nietzsche, desde su posición metafísica fundamental, puede interpretar la comprensión platónico del ente, las ideas y por lo tanto lo suprasensible, como valores. En esta interpretación, toda la filosofía desde Platón se convierte en metafísica de los valores. El ente en cuanto tal se comprende en su totalidad desde lo suprasensible y se reconoce a éste, al mismo tiempo, como lo verdaderamente ente, ya sea lo suprasensible en el sentido del Dios creador y redentor del cristianismo, la ley moral, o la autoridad de la razón, el progreso, la felicidad de la mayoría. En todos los casos, lo sensible que está allí delante se mide respecto de algo deseable, de un ideal. Toda metafísica es platonismo. El cristianismo y las formas de su secularización moderna son “platonismo para el pueblo” (VII, 5). Lo deseable lo piensa Nietzsche como “VALORES SUPREMOS”. Toda metafísica es un “sistema de estimaciones de valor o, como dice Nietzsche, una moral, “entendida como doctrina de las relaciones de dominio bajo las que se origina el fenómeno “vida”” (Más allá del bien y del mal, n. 19). Heideggeriana: MetafisicaNietzsche
Una nota (La voluntad de poder, n. 2) dice así: “¿Qué significa nihilismo? Que los VALORES SUPREMOS se desvalorizan. Falta el fin; falta la respuesta al “¿por qué?””. El nihilismo es el proceso de desvalorización de los VALORES SUPREMOS válidos hasta el momento. La caducidad de estos valores es el derrumbamiento de la verdad sobre el ente en cuanto tal y en su totalidad vigente hasta el momento. El proceso de desvalorización de los VALORES SUPREMOS válidos hasta el momento no es por lo tanto un suceso histórico entre muchos otros sino el acontecimiento fundamental de la historia occidental, historia sostenida Y guiada por la metafísica. En la medida en que la metafísica ha recibido mediante el cristianismo un peculiar sello teológico, la desvalorización de los valores vigentes hasta el momento tiene que expresarse también de modo teológico con la sentencia: “Dios ha huerto”. “Dios” alude aquí en general a lo suprasensible, lo cual, en cuanto eterno mundo “verdadero”, que está “más allá”, opuesto al mundo “terrenal” de aquí, se hace valer como el fin propio y único. Cuando la fe eclesiástico-cristiana palidece y pierde su dominio mundano, no por ello desaparece el dominio de este Dios. Por el contrario, su figura se disfraza, su pretensión se endurece volviéndose irreconocible. En lugar de la autoridad de Dios y de la Iglesia aparece la autoridad de la conciencia, el dominio de la razón, el dios del progreso histórico, el instinto social. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche
Que se desvaloricen los VALORES SUPREMOS válidos hasta el momento quiere decir: esos ideales pierden su fuerza de configurar historia. Pero si la “muerte de Dios” y la caducidad de los VALORES SUPREMOS son el nihilismo, ¿cómo puede afirmarse aún que el nihilismo no es algo negativo? ¿Qué podría impulsar la aniquilación que conduce a la nula nada de manera más decidida que la muerte, y más aún la muerte de Dios? Sólo que la desvalorización de los VALORES SUPREMOS válidos hasta el momento, si bien pertenece, como acontecer fundamental de la historia occidental, al nihilismo, jamás agota, sin embargo, su esencia. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche
La desvalorización de los VALORES SUPREMOS válidos hasta el momento conduce en primer lugar a que el mundo aparezca como carente de valor. Los valores válidos hasta el momento se desvalorizan, pero el ente en su totalidad permanece, y la necesidad de erigir una verdad sobre el ente no hace más que acrecentarse. Se abre paso la imprescindibilidad de nuevos valores. Se anuncia la posición de nuevos valores. Surge un estado intermedio por el que atraviesa la actual historia del mundo. Este estado intermedio lleva consigo que, al mismo tiempo, se desee y hasta se opere la vuelta del mundo de valores precedente y, sin embargo, se sienta y se reconozca, aunque de mala gana, la presencia de un nuevo mundo de valores. Este estado intermedio, en el que los pueblos históricos de la tierra tienen que decidir entre la decadencia o un nuevo comienzo, durará tanto como se mantenga la apariencia de que aún es posible salvar de la catástrofe al futuro histórico con un equilibrio que medie entre los viejos y los nuevos valores. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche
La desvalorización de los VALORES SUPREMOS hasta el momento no significa, sin embargo, sólo una pérdida relativa de su validez, sino que “la desvalorización es el total derribo de los valores válidos hasta el momento”. Esto implica la necesidad incondicional de poner nuevos valores. La desvalorización de los VALORES SUPREMOS hasta el momento es sólo la etapa histórica previa de un curso histórico cuyo rasgo fundamental se vuelve dominante como transvaloración de todos los valores válidos hasta el momento. La desvalorización de los VALORES SUPREMOS hasta el momento queda de antemano integrada en la transvaloración de todos los valores que ocultamente se espera, por eso, el nihilismo no opera en dirección de la mera nulidad. Su esencia propia se encuentra en el modo afirmativo de una liberación. El nihilismo es la desvalorización de los valores válidos hasta el momento vuelta hacia una total inversión de todos los valores. En esta vuelta, que se extiende ampliamente hacia atrás y, al mismo tiempo, hacia adelante, en esta vuelta que se decide en todo momento, se oculta el rasgo fundamental del nihilismo como historia. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche
Pero ¿qué sentido tiene entonces la palabra negativa nihilismo para referirse a lo que en esencia es afirmación? El nombre asegura a la esencia afirmativa del nihilismo el rigor supremo de lo incondicionado que desecha toda mediación. Nihilismo quiere decir, entonces: nada de las posiciones de valor válidas hasta el momento debe ya valer, todo ente tiene que cambiar en su totalidad, es decir, tiene que ponerse en su totalidad bajo condiciones diferentes. Apenas el mundo aparece sin valor en virtud de la desvalorización de los VALORES SUPREMOS hasta el momento, se abre paso algo extremo, que a su vez sólo puede ser sustituido por otro extremo (cfr. La voluntad de poder, n. 55). La transvaloración tiene que ser incondicionada y poner a todo ente en una unidad originaria. La unidad originaria-anticipadora-unificante constituye, sin embargo, la esencia de la totalidad. En esa unidad impera la determinación del “en que marca al ser desde el amanecer de Occidente. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche
Pero incluso reconociendo el carácter afirmativo del nihilismo europeo no alcanzamos aún su esencia más íntima; pues el nihilismo no es ni sólo una historia ni tampoco el rasgo esencial de la historia occidental, sino que es la legalidad de tal suceder, su “lógica”. La posición de los VALORES SUPREMOS, su falsificación, su desvalorización, el aspecto temporalmente carente de valor del mundo, la necesidad de suplantar los valores válidos hasta el momento por otros nuevos, la nueva posición como transvaloración, los estadios previos de esta transvaloración , todo esto circunscribe una legalidad propia de las estimaciones de valor en las que tiene sus raíces la interpretación del mundo. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche
Esta legalidad es la historicidad de la historia occidental, experimentada desde la metafísica de la voluntad de poder. En cuanto legalidad de la historia, el nihilismo despliega una serie de diferentes estadios y formas de sí mismo. Por ello, el simple término nihilismo dice demasiado poco, ya que oscila dentro de una pluralidad de sentidos. Nietzsche rechaza la opinión de que el nihilismo sea la causa de la decadencia señalando que, al ser la “lógica” de la decadencia, impulsa precisamente más allá de ella. La causa del nihilismo es, en cambio, la moral, en el sentido de la instauración de ideales supranaturales de lo verdadero, lo bueno y lo bello que tienen validez “en sí”. La posición de los VALORES SUPREMOS pone al mismo tiempo la posibilidad de su desvalorización, que comienza ya con el hecho de que se muestren como inalcanzables. De ese modo, la vida aparece como inepta y como lo menos apropiada para realizar esos valores. Por eso, la “forma preliminar” del nihilismo auténtico es el pesimismo (La voluntad de poder, n. 9). Heideggeriana: MetafisicaNietzsche
Ahora bien, por esta ambigüedad del pesimismo llegan a desarrollarse, sin embargo, posiciones extremas. Éstas circunscriben un ámbito sólo desde el cual emerge, en múltiples estadios, la auténtica esencia del nihilismo. En primer lugar, se produce un “estado intermedio”. Por momentos se extiende el “nihilismo incompleto”, por momentos se atreve a surgir ya el “nihilismo extremo”. El “nihilismo incompleto”, si bien niega los VALORES SUPREMOS válidos hasta el momento, no hace más que poner nuevos ideales en el antiguo lugar (en lugar del “cristianismo primitivo, “el comunismo”; en lugar del “cristianismo dogmático”, la “música wagneriana”). Esta medianía retarda la decidida destitución de los VALORES SUPREMOS. El retardo oculta lo decisivo: que con la desvalorización de los VALORES SUPREMOS válidos hasta el momento tiene que eliminarse sobre todo el lugar que les es adecuado, lo “suprasensible” existente en sí. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche
Para volverse completo, el nihilismo tiene que pasar por los “extremos”. El “nihilismo extremo” reconoce que no hay una “verdad eterna en sí”. Pero en la medida en que contenta con esta comprensión y contempla la decadencia de los VALORES SUPREMOS válidos hasta el momento, resulta “pasivo”. El nihilismo “activo, por el contrario, interviene, revoluciona, saliéndose del modo de vivir anterior e infundiendo a lo que quiere morir con mayor razón “el deseo del final” (La voluntad de poder, n. 1055). Heideggeriana: MetafisicaNietzsche
No es posible decir de un modo más afirmativo la esencia afirmativa del nihilismo. De acuerdo con su completo concepto metafísico, el nihilismo es, entonces, la historia de la aniquilación de los VALORES SUPREMOS hasta el momento sobre la base de una transvaloración operante por anticipado que reconoce conscientemente a la voluntad de poder como principio de la posición de valores. Por eso, transvaloración no quiere decir sólo que en el mismo lugar antiguo de los valores válidos hasta el momento se ponen otros nuevos, sino que la expresión quiere decir siempre y ante todo que el lugar mismo recibe una nueva determinación. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche
En una anotación del año 1887 Nietzsche plantea la pregunta (Voluntad de Poder, afor. 2): “¿Qué significa nihilismo?”. Y contesta: “Que los VALORES SUPREMOS han perdido su valor”. Heideggeriana: NietzscheDeus
De acuerdo con esta anotación, Nietzsche concibe el nihilismo como un proceso histórico. Interpreta tal suceso como la desvalorización de los valores hasta entonces supremos. Dios, el mundo suprasensible como mundo verdaderamente ente que todo lo determina, los ideales e ideas, las metas y principios que determinan y soportan todo lo ente y, sobre todo, la vida humana, todas estas cosas son las que se representan aquí como VALORES SUPREMOS. Según la opinión que todavía sigue siendo usual, por VALORES SUPREMOS se entiende lo verdadero, lo bueno y lo bello: lo verdadero, esto es, lo verdaderamente ente; lo bueno, esto es, lo que siempre importa en todas partes; lo bello, esto es, el orden y la unidad de lo enteente en su totalidad. Pero los VALORES SUPREMOS ya se desvalorizan por el hecho de que va penetrando la idea de que el mundo ideal no puede llegar a realizarse nunca dentro del mundo real. El carácter vinculante de los VALORES SUPREMOS empieza a vacilar. Surge la pregunta: ¿para qué esos VALORES SUPREMOS si no son capaces de garantizar los caminos y medios para una realización efectiva de las metas planteadas en ellos? Ahora bien, si quisiéramos entender al pie de la letra la definición de Nietzsche según la cual la esencia del nihilismo es la pérdida de valor de los VALORES SUPREMOS, obtendríamos una concepción de la esencia del nihilismo que entretanto se ha vuelto usual, en gran medida gracias al apoyo del propio título nihilismo y que supone que la desvalorización de los VALORES SUPREMOS significa, evidentemente, la decadencia. Lo que ocurre es que, para Nietzsche, el nihilismo no es en absoluto únicamente una manifestación de decadencia, sino que como proceso fundamental de la historia occidental es, al mismo tiempo y sobre todo, la legalidad de esta historia. Por eso, en sus consideraciones sobre el nihilismo, a Nietzsche no le interesa tanto describir históricamente la marcha del proceso de desvalorización de los VALORES SUPREMOS, para acabar midiendo la decadencia de Occidente, como pensar el nihilismo en tanto que “lógica interna” de la historia occidental. Heideggeriana: NietzscheDeus
¿Qué ocurre con los anteriores VALORES SUPREMOS? ¿Qué significa la desvalorización de dichos valores en relación con la transvaloración de todos los valores? Como el pensamiento según valores se basa en la metafísica de la voluntad de poder, la interpretación que hace Nietzsche del nihilismo, en cuanto proceso de desvalorización de los VALORES SUPREMOS y de transvaloración de todos los valores, es una interpretación metafísica, concretamente en el sentido de la metafísica de la voluntad de poder. Pero en la medida en que Nietzsche concibe su propio pensamiento, la doctrina de la voluntad de poder como “principio de la nueva instauración de valores”, en el sentido de la auténtica consumación del nihilismo, ya no comprende el nihilismo de manera sólo negativa, en tanto que desvalorización de los VALORES SUPREMOS, sino también de manera positiva, como superación del nihilismo; en efecto, la realidad efectiva de lo efectivamente real, ahora experimentada de manera expresa, la voluntad de poder, se convierte en origen y medida de una nueva instauración de valores. Dichos valores determinan de modo inmediato el representar humano y al mismo tiempo estimulan la actuación del hombre. El ser hombre se alza a otra dimensión del acontecer. Heideggeriana: NietzscheDeus
Con la conciencia de que “Dios ha muerto” se inicia la conciencia de una transvaloración radical de los valores anteriormente supremos. Gracias a esta conciencia, el propio hombre se muda a otra historia que es más elevada, porque en ella el principio de toda instauración de valores, la voluntad de poder, es experimentada y tomada expresamente en tanto que realidad efectiva de lo efectivamente real, en tanto que ser de lo ente. La autoconciencia, en la que tiene su esencia la humanidad moderna, consuma de este modo su último paso. Quiere ser ella misma la ejecutora de la voluntad de poder incondicionada. La decadencia de los valores normativos toca a su fin. El nihilismo, el hecho de “que los VALORES SUPREMOS se desvalorizan”, ha sido superado. Esa humanidad que quiere su propio ser hombre como voluntad de poder y experimenta tal ser hombre como parte de la realidad efectiva determinada en su totalidad por la voluntad de poder, se ve determinada por una figura esencial del hombre que pasa por encima del hombre anterior. Heideggeriana: NietzscheDeus
Sin acordarse del ser y de su propia verdad, el pensamiento occidental piensa siempre lo ente como tal desde sus inicios. Entretanto, sólo ha pensado el ser en esa verdad, de modo que sólo ha conseguido llevar ese nombre hasta el lenguaje de manera harto precaria y con una torpe multiplicidad de significados. Este pensar, que se olvida del propio ser, es el evento simple y que todo lo soporta — motivo por el que también es misterioso e inexperimentado —, de la historia occidental, la cual, mientras tanto, está a punto de extenderse hasta ser historia universal. Al final, el ser ha caído en la metafísica al nivel de valor. Ahí se demuestra que el ser no es admitido como ser. ¿Qué quiere decir esto? ¿Qué pasa con el ser? Con el ser no pasa nada. ¿Y si es ahí en donde se manifiesta la esencia, hasta ahora velada, del nihilismo? En ese caso, ¿sería el pensar según valores el puro nihilismo? Pero no hay que olvidar que Nietzsche concibe la metafísica de la voluntad de poder precisamente como superación del nihilismo. En verdad, mientras el nihilismo sólo sea entendido como la desvalorización de los VALORES SUPREMOS y la voluntad de poder como el principio de la transvaloración de todos los valores a partir de una nueva instauración de VALORES SUPREMOS, la metafísica de la voluntad de poder será una superación del nihilismo. Pero en esta superación del nihilismo queda elevado a principio el pensamiento según valores. Heideggeriana: NietzscheDeus
Pero si, con todo el valor no le permite al ser que sea el ser que es en cuanto ser mismo, esa supuesta superación será, ante todo, la consumación del nihilismo. En efecto, la metafísica no sólo no piensa el propio ser, sino que ese no-pensar el ser se arropa en la apariencia de que, desde el momento en que estima el ser como valor es indudable que piensa el ser de la manera más digna, de tal modo que toda pregunta por el ser se torna superflua para siempre Pero si, pensando en relación con el propio ser, el pensamiento que piensa todo según valores es nihilismo, entonces hasta la experiencia de Nietzsche del nihilismo — la de que se trata de la desvalorización de los VALORES SUPREMOS —, es nihilista. La interpretación del mundmundo suprasensible, la interpretación de Dios como valor supremo, no ha sido pensada a partir del propio ser. El último golpe contra Dios y contra el mundo suprasensible consiste en que Dios, lo ente de lo ente, ha sido rebajado a la calidad de valor supremo. El golpe más duro contra Dios no es que Dios sea considerado incognoscible, ni que la existencia de Dios aparezca como indemostrable, sino que el Dios considerado efectivamente real haya sido elevado a la calidad de valor supremo. En efecto, este golpe no procede precisamente de los que están ahí y no creen en Dios, sino de los creyentes y sus teólogos, que hablan de lo más ente entre todos los entes sin que jamás se les ocurra pensar en el propio ser, con el fin de darse cuenta de que ese pensar y ese hablar, vistos desde la fe, son la blasfemia por excelencia en cuanto se mezclan con la teología de la fe. Heideggeriana: NietzscheDeus