poema

Por lo demás, el proyecto es esencialmente un proyecto arrojado. El que arroja en ese proyectar no es el hombre, sino el ser mismo, que destina al hombre a la ex-sistencia del ser-aquí en cuanto su esencia. Este destino acontece como claro del ser, y éste sólo es como tal. El claro garantiza y preserva la proximidad al ser. En dicha proximidad, en el claro del “aquí”, habita el hombre en cuanto ex-sistente, sin que sea ya hoy capaz de experimentar propiamente ese habitar ni de asumirlo. La proximidad “del” ser, en que consiste el “aquí” del ser-aquí o Dasein, ha sido pensada a partir de Ser y tiempo en el discurso sobre la elegía de Hölderlin “Heimkunft” (1934), ha sido escuchada en su decir más intenso en el propio POEMA cantado por el poeta y ha sido nombrada como “patria” desde la experiencia del olvido del ser. Esta palabra está pensada aquí en un sentido esencial que no es ni patriótico ni nacionalista, en el sentido de la historia del ser. Pero, al mismo tiempo, la esencia de la patria ha sido nombrada con la intención de pensar la apatricidad o desterramiento del hombre moderno desde la esencia de la histhistoria del ser. El último que experimentó tal desterramiento fue Nietzsche. Y la única salida que le encontró desde dentro de la metafísica fue la inversión de la metafísica. Pero esto significa la consumación de la falta de salidas. Con todo, cuando compone su POEMA “Heimkunft”, Hölderlin se preocupa de que sus “paisanos” encuentren su esencia. Y no busca para nada esta esencia en el egoísmo de su pueblo, sino que la ve desde la pertenencia al destino de Occidente. Sólo que Occidente tampoco está pensado de modo regional, como lo opuesto a Oriente, no sólo está pensado como Europa, sino desde el punto de vista de la historia universal, desde la proximidad al origen. Apenas si hemos empezado a pensar todavía las enigmáticas referencias al Este que se han hecho palabra en la poesía de Hölderlin (vid. “Der Ister”, “Die Wanderung”, 3. estrofa y ss.). Lo “alemán” no es algo que se le dice al mundo para que sane y encuentre su salud en la esencia alemana, sino que se le dice a los alemanes para que, partiendo de su pertenencia destinal a los pueblos, entren con ellos a formar parte de la historia universal (vid. sobre el POEMA de Hölderlin, “Andenken”, el escrito conmemorativo “Tübinger Gedenkschrift”, de 1943, p. 322). La patria de este morar histórico es la proximidad al ser. Heideggeriana: CartaHumanismo

Como destino que destina la verdad, el ser permanece oculto. Pero el destino del mundo se anuncia en la poesía sin haberse revelado todavía como historia del ser. Por eso, el pensar histórico universal de Hölderlin, que llega a la palabra en el POEMA “Andenken” , es más esencialmente inicial y, por ende, está más preñado de futuro que el mero cosmopolitismo de Goethe. Por el mismo motivo, la relación de Hölderlin con lo griego es algo esencialmente diferente del humanismo. Por eso los jóvenes alemanes que sabían de Hölderlin pensaron y vivieron frente a la muerte algo muy distinto de lo que la opinión pública hizo pasar por el modo de pensar alemán. Heideggeriana: CartaHumanismo

Y es que en Hölderlin la palabra griega Mnemosyne es el nombre de una titánida. Es la hija del cielo y de la tierra. Mnemosyne, como amada de Zeus, en nueve noches se convierte en la madre de las musas. El juego y la danza, el canto y el POEMA, pertenecen al seno de Mnemosyne, a la memoria. Es evidente que esta palabra es aquí el nombre de algo más que aquella facultad de la que habla la Psicología, la facultad de guardar lo pasado en la representación. La palabra memoria piensa en lo pensado. Pero el nombre de la madre de las musas no quiere decirmemoria” como un pensamiento cualquiera, referido a cualquier cosa pensable. Memoria aquí es la coligación del pensar que permanece reunido en vistas a aquello que de antemano ya está pensado porque quiere siempre ser tomado en consideración antes que cualquier otra cosa. Memoria es la coligación de la conmemoración de aquello-que-hay-que-tomar-en-consideración antes que todo lo demás. Esta coligación alberga cabe sí y oculta en sí aquello en lo que hay que pensar siempre de antemano; en relación con todo aquello que esencia y se exhorta como esenciando y habiendo esenciado. Memoria, como coligada conmemoración de lo que está por-pensar, es la fuente del poetizar. Según esto la esencia de la poesía descansa en el pensar. Esto es lo que nos dice el mito, es decir, la leyenda. Su decir se llama lo más antiguo, no sólo porque, según el cómputo del tiempo, es el primero sino porque, por su esencia, es, desde siempre y para siempre, lo más digno de ser pensado. No hay duda, mientras nos representemos el pensar según las informaciones que sobre él nos da la Lógica, mientras no tomemos en serio que la Lógica se ha fijado ya en un determinado modo del pensar, mientras ocurra esto, no podremos reparar en que el poetizar descansa en la conmemoración; ni podremos darnos cuenta nunca de hasta qué punto esto es así. Heideggeriana: QuePensar

En los años de trabajo para su planeada obra capital, Nietzsche reunió los pensamientos fundamentales de su metafísica en el siguiente POEMA. Forma parte de la serie de las “Canciones del Príncipe Vogelfrei”, que fuera agregada como “Apéndice” a la segunda edición (1887) de La gaya ciencia (V 349): A GOETHE — ¡Lo imperecedero — es sólo tu alegoría! — Dios, el insidioso, — una subrepticia invención de poeta… — La rueda del mundo, al rodar, — roza meta tras meta: — necesidad, lo llama el rencoroso, — y el bufón lo llama: — luego… — El juego del mundo, dominante, — mezcla ser y apariencia: — ¡Lo eterno bufonesco nos mezcla a nosotros — en él!… Heideggeriana: NiilismoSer

La última estrofa permite ya reconocer que Nietzsche piensa el “juego del mundo”, en cuanto “dominante”, desde la voluntad de poder. La voluntad de poder pone, a una con el “ser”, al mismo tiempo la “apariencia” (el arte) como condición de su acrecentamiento. Ambos, ser y apariencia se mezclan entre sí. Pero lo que mezcla, el modo en el que es la voluntad de poder, es llamado en el POEMA “lo eterno bufonesco”, “la rueda del mundo, al rodar”. Es el eterno retorno de lo mismo, que no pone ninguna meta imperecedera sino que sólo “roza meta tras meta”. Heideggeriana: NiilismoSer

Mas, si debemos buscar el hablar del habla en lo hablado, debemos encontrar un hablado puro en lugar de tomar indiscriminadamente un hablado cualquiera. Un hablado puro es aquel donde la perfección del hablar, propio de lo hablado, se configura como perfección iniciante. Lo hablado puro es el POEMA. Por ahora debemos dejar esta frase como mera afirmación. Podemos hacerlo siempre que logremos oír lo hablado puro de un POEMA. ¿Pero a qué POEMA pedirle que nos hable? Aquí sólo nos queda una elección que, sin embargo, está preservada de arbitrariedad. ¿Por qué? Por aquello que nos ha sido dedicado por la esencia del habla desde el momento que meditamos tras del hablar del habla. De acuerdo con este vínculo elegimos como lo hablado puro un POEMA que, más que otros, nos puede ayudar en los primeros pasos para conocer lo que en el vínculo vincula. Escuchemos lo hablado. El POEMA tiene por título: Una tarde de invierno Cuando cae la nieve en la ventana, Largamente la campana de la tarde resuena, Para muchos es preparada la mesa Y está bien provista la casa. — En el caminar algunos Llegan al portal por senderos oscuros. Dorado florece el árbol de la gracia De la savia fresca de la tierra. Entra caminante en silencio; Dolor petrificó el umbral. Y luce en pura luz En la mesa pan y vino. Heideggeriana: Linguagem1950

El POEMA es de Georg Trakl. Que él sea el poeta no tiene importancia, ni aquí ni en cualquier gran hallazgo poético. Este hallazgo puede incluso consistir en la negación del hombre y de la persona del poeta. Heideggeriana: Linguagem1950

El POEMA está configurado por tres estrofas. Su versificación y rima se dejan determinar con precisión según las normas de la métrica y de la poética. El contenido del POEMA es comprensible. No hay palabra que, tomada en sí misma, sea desconocida o poco clara. Con todo, algunos versos suenan extraños, como el tercero y cuarto de la segunda estrofa: Dorado florece el árbol de la gracia De la savia fresca de la tierra. Heideggeriana: Linguagem1950

Pero los versos ahora señalados muestran la particular belleza de las imágenes empleadas. Esta belleza acentúa el encanto del POEMA y subraya la perfección estética de la obra de arte. Heideggeriana: Linguagem1950

El POEMA describe una tarde de invierno. La primera estrofa narra lo que sucede en el exterior: cae la nieve y resuena la campana de la tarde. Lo exterior roza el interior de la morada humana. La nieve cae en la ventana. La campana se hace oír en cada casa. En el interior todo está bien provisto y preparada la mesa. Heideggeriana: Linguagem1950

En la segunda estrofa nace un contraste. Frente a los muchos que están amparados en casa, otros caminan por oscuros y desconocidos senderos. Pero éstos, quizás escarpados senderos, llevan, a veces, al portal de la morada acogedora. Esto mismo no está propiamente representado. En su lugar el POEMA menciona el árbol de la gracia. Heideggeriana: Linguagem1950

El contenido del POEMA podría desgranarse con aún más claridad, su forma delimitarse aún más nítidamente, pero si procediéramos de este modo permaneceríamos fijados en una representación del habla que rige desde hace milenios. Según esta representación el habla es la expresión por el hombre de estados de ánimo internos y de la visión del mundo que los guía. ¿Se puede romper esta inamovible representación del habla? ¿Por qué debe ser rota? En su esencia el habla no es ni expresión ni actividad del hombre. El habla habla. Buscamos ahora el hablar del habla en el POEMA. Así, lo buscado reside en lo poético de lo hablado. Heideggeriana: Linguagem1950

“Una tarde de invierno” es el título del POEMA. De él esperamos la descripción de una tarde de invierno tal como es en realidad. Pero el POEMA no representa una tarde de invierno presente en cualquier lugar y en cualquier tiempo. Tampoco describe una tarde ya presente ni quiere dar a una tarde no presente la apariencia de una presencia, ni siquiera tal impresión. Por supuesto que no, se dirá. Todo el mundo sabe que un POEMA es poesía. Es poesía incluso cuando aparenta describir. En un POEMA el poeta imagina algo que puede ser y estar en su presencia. Venido a ser, el POEMA nos evoca la imagen de lo que, de este modo. ha sido representado. En el hablar del POEMA habla la imaginación poética. Lo hablado del POEMA es lo que el POEMA exterioriza desde sí mismo en el decir. Esto así hablado habla en tanto enuncia su contenido. El habla del POEMA es un decir-expresar en más de un sentido. Indiscutiblemente, el habla demuestra ser expresión. Pero lo demostrado se opone a la frase, “el habla habla”, siempre y cuando se admita que hablar no es. en su esencia, un expresar. Heideggeriana: Linguagem1950

Incluso cuando lo entendemos desde el decir poético, lo hablado del POEMA nos aparece bajo coacción, siempre exclusivamente como expresión expresada. El habla es expresión. ¿Por qué no nos resignamos a este hecho? Porque lo justo y lo usual de esta representación del habla no alcanza para fundar en ella la dilucidación de su esencia. ¿Cómo medimos esta insuficiencia? Para ser capaces de esta medición ¿no debe vincularnos ya otra medida? Ciertamente. Esta medida se da a conocer en la frase: el habla habla. Hasta ahora esta frase directriz sólo tenía por objeto defendernos de la empedernida costumbre de relegar de inmediato el habla a las formas de la expresión, en lugar de pensar el habla a partir de sí misma. El POEMA leído fue elegido porque, por razones ahora no explicables, se nos revela idóneo para darnos indicaciones fecundas en nuestra tentativa de dilucidar el habla. Heideggeriana: Linguagem1950

La invocación llama a venir a una proximidad. Pero la invocación no arranca a lo que está siendo llamado a su lejanía en la que permanece retenido por el “hacia dónde” del llamado. La invocación invoca en sí y, por ello, llama hacia aquí, hacia la presencia y llama hacia allá, en la ausencia. La nieve que cae y la campana de la tarde que suena nos está siendo dicho aquí y ahora por el POEMA. Llegan a presencia de la invocación. Pero no toman su lugar en medio de lo que es aquí ahora presente en esta sala. ¿Cuál es más alta: la presencia que tenemos ante nuestros ojos o la presencia invocada? Heideggeriana: Linguagem1950

¿Qué invoca la primera estrofa? Invoca cosas, las llama a venir. ¿Hacia dónde? No las invoca como presentes hacia lo ya presente. como si la mesa nombrada por el POEMA debiera tomar su lugar en medio de las filas de sillas ocupadas por ustedes. La sede de la venida que es a la vez invocada en la invocación, es una presencia resguardada en la ausencia. A esta llegada pide venir la invocación nombradora. Pedir venir es invitar. Invita a las cosas para, en tanto que cosas. concernir con ellas a los hombres. La caída de la nieve conduce a los hombres bajo el cielo que se apaga en la noche. El resonar de las campanas de la tarde los lleva, en tanto que hombres, frente a lo divino. Casa y mesa vinculan a los mortales a la tierra. Estas cosas invocadas de este modo recogen junto a ellas el cielo y la tierra. los mortales y los divinos. Los Cuatro son. en una primordial unidad. un mutuo pertenecerse. Las cosas dejan morar la Cuaternidad (Geviert) de los Cuatro cerca de ellas. Este dejar-morar-reuniendo es el ser cosa de las cosas Das Dingen der Dinge). A la Cuaternidad unida de cielo y tierra. de mortales e inmortales. que mora en el “cosear” de las cosas, la llamamos: el mundo. Al ser nombradas las cosas son invocadas a su ser cosa. Siendo cosa des-pliegan mundo: mundo en el que moran las cosas y que así son cada vez las moradoras. Las cosas. al “cosear”. gestan (tragen aus) mundo. Nuestro idioma alemán antiguo denomina la Austragung (gestación): bern, bären, de donde vienen las palabras gebären (estar en gestación. parir) y Gebärde (gesto, ademán). “Coseando” las cosas son cosas. “Coseando” gestan mundo. Heideggeriana: Linguagem1950

El árbol está genuinamente enraizado en la tierra. Así crece hacia el florecimiento abriéndose al favor del cielo. Es invocada la erección del árbol. Ésta mide a la vez la embriaguez del florecimiento y la sobriedad de las savias nutritivas. Crecimiento retenido de la tierra y prodigalidad del cielo pertenecen a su mutua unidad. El POEMA nombra el árbol de la gracia. Su genuino florecimiento resguarda la fruta inmerecida: lo sagrado que salva (das darrettend Heilige) y que es favorable a los mortales. En el dorado florecimiento del árbol reinan tierra y cielo, divinos y mortales. Su unida Cuaternidad es el mundo. Ahora la palabra “mundo” ya no es empleada en el sentido metafísico. No nombra ya ni la representación secularizada del universo de la naturaleza y de la historia, ni la representación teológica de la creación (mundus), ni tampoco la mera totalidad de lo presente (kosmos). Heideggeriana: Linguagem1950

Los versos comienzan con la palabra “Dorado”. Para mejor oír esta palabra y su invocación, recordaremos un POEMA de Píndaro (Isthm. V). Al principio de esta oda el poeta llama al oro periosion panton, aquello que lo trasluce (durchglänzt) todo, panta, con resplandor y, antes que nada, cualquier presencia en torno suyo. El resplandor del oro resguarda toda presencia en lo desocupado de su aparecer. Heideggeriana: Linguagem1950

La primera estrofa del POEMA encomienda a las cosas a venir, que, al “cosear”, generan el mundo. La segunda estrofa invoca la venida del mundo que, “mundeando”, consiente las cosas. La tercera estrofa encomienda al Medio a venir para mundo y cosa: el llevar a término de la intimidad. Por esto llama con destacada invocación la tercera estrofa: Entra caminante en silencio; ¿A dónde? El verso no lo dice. Pero llama al caminante que entra al silencio. El silencio gobierna el portal. De pronto resuena la extraña invocación: Dolor petrificó el umbral. Heideggeriana: Linguagem1950

Este verso habla en solitario en medio de lo hablado de todo el POEMA. Nombra el dolor. ¿Qué dolor? El verso solamente dice: “Dolor… ¿De dónde y en qué medida es invocado el dolor? Heideggeriana: Linguagem1950

Dolor petrificó el umbral. “… petrificó… Esta palabra es la única en el POEMA que habla en la forma verbal del pasado. Con todo, no nombra algo pasado, algo que ya no es presente. Nombra algo que es, habiendo ya sido. En el haber sido de la petrificación, está primeramente presente el umbral. Heideggeriana: Linguagem1950

Sólo la tercera estrofa reúne la invocación de las cosas y la invocación del mundo. Pues la tercera estrofa llama originariamente desde la simplicidad de la íntima invocación que llama a la Diferencia al tiempo que la deja sin decir. La llamada originaria que invita a venir a la intimidad entre mundo y cosa, es la verdadera invocación. Es la esencia del hablar. En lo hablado del POEMA se despliega (west) el hablar. Es el hablar del habla. El habla habla. Habla invocando lo encomendado. Cosa-mundo y mundo-cosa, al Entre de la Diferencia. Lo que es invocado de este modo es mandado a la Diferencia para el advenimiento de la Diferencia. Pensamos aquí en el antiguo sentido de “mandar” que aún conocemos de la frase: “Encomienda tus caminos al Señor”. La invocación del habla encomienda de este modo su invocación al mandato (Geheiss) de la Diferencia. Ésta deja reposar el “cosear” de las cosas en el “mundear” del mundo. La Diferencia ex-propia la cosa para apropiarla a la quietud de la Cuaternidad. Tal ex-propiación no sustrae nada a la cosa. Al contrario. la lleva a lo que le es propio: a que demore mundo. El resguardar en la quietud es el apaciguar (Stillenj. La Diferencia apacigua la cosa en tanto que tal cosa llevándola al mundo. Heideggeriana: Linguagem1950

El hablar de los mortales es invocación que nombra, que encomienda venir cosas y mundo desde la simplicidad de la Diferencia. Lo que es hablado en el POEMA es la pureza de la invocación del hablar humano. Poesía, propiamente dicho, no es nunca meramente un modo (Melos) más elevado del habla cotidiana. Al contrario, es más bien el hablar cotidiano un POEMA olvidado y agotado por el desgaste y del cual apenas ya se deja oír invocación alguna. Heideggeriana: Linguagem1950

Lo contrario a lo hablado puro, es decir al POEMA, no es la prosa. La prosa pura no es jamás “prosaica”. Es tan poética y por ello tan escasa como la poesía. Heideggeriana: Linguagem1950

Pero ¿en qué sentido es un “bien” para el hombre éste que es el más peligroso? El habla es su propiedad. Dispone de ella con el fin de comunicar experiencias, decisiones, estados de ánimo. El habla sirve para entender. Como instrumento eficaz para ello es un “bien”. Sólo que la ausencia del habla no se agota en eso de ser un medio de entenderse. Con esta determinación no tocamos su propia esencia, sino que indicamos nada más una consecuencia de su esencia. El habla no es sólo un instrumento que el hombre posee entre otros muchos, sino que es lo primero en garantizar la posibilidad de estar en medio de la publicidad de los entes. Sólo hay mundo donde hay habla, es decir, el círculo siempre cambiante de decisión y obra, de acción y responsabilidad, pero también de capricho y alboroto, de caída y extravío. Sólo donde rige el mundo hay historia. El habla es un bien en un sentida más original. Esto quiere decir que es bueno para garantizar que el hombre puede ser histórico. El habla no es un instrumento disponible, sino aquel acontecimiento que dispone la más alta posibilidad de ser hombre. Debemos primero asegurarnos de esa esencia del habla, para concebir verdaderamente el campo de acción de la poesía y a ella misma. ¿Cómo acontece el habla? Para encontrar la respuesta a esta pregunta, reflexionemos sobre una tercera palabra de Hölderlin. tres — Tropezamos con esta palabra en un proyecto grande y desarrollado para el POEMA incompleto que comienza: “Reconciliador en que tú nunca has creído… (IV, 162 y 339 s.) El hombre ha experimentado mucho Nombrado a muchos celestes, desde que somos un diálogo y podemos oír unos de otro (IV, 343), Heideggeriana: EssenciaPoesia

Pero al ser nombrados los dioses originalmente y llegar a la palabra la esencia de las cosas, para que por primera vez brillen, al acontecer esto, la existencia del hombre adquiere una relación firme y se establece en una razón de ser. Lo que dicen los poetas es instauración, no sólo en sentido de donación libre, sino a la vez en sentido de firme fundamentación de la existencia humana en su razón de ser. Si comprendemos esa esencia de la poesía como instauración del ser con la palabra, entonces podemos presentir algo de la verdad de las palabras que pronunció Hölderlin, cuando hacía mucho tiempo la noche de la locura lo había arrebatado bajo su protección. cinco — Esta quinta palabra-guía la encontramos en el gran POEMA, POEMA inmenso que principia: En azul amable florece el techo metálico del campanario (VI, 24 s. ). Aquí dice Hölderlin (v. 32 s.): Pleno de méritos, pero es poéticamente como el hombre habita esta tierra. Heideggeriana: EssenciaPoesia

… vuela el espíritu audaz como el águila en la tormenta, prediciendo sus dioses venideros (IV, 135). La instauración del ser está vinculada a los signos de los dioses. La palabra poética sólo es igualmente la interpretación de la “voz del pueblo”. Así llama Hölderlin a las leyendas en las que un pueblo hace memoria de su pertenencia a los entes en totalidad. Pero a menudo esta voz enmudece y se extenúa en sí misma. No es capaz de decir por sí lo que es propio, sino que necesita de los que la interpretan. El POEMA que lleva por título La voz del pueblo se nos ha trasmitido en dos versiones. Ante todo, las estrofas finales son diferentes, aun cuando se complementan. En la primera versión dice la conclusión Por eso, porque es piadosa y ama a los celestes, venero la voz del pueblo, voz reposada. Pero, por los Dioses y los Hombres, que no sé complazca demasiado en su reposo (IV, 141). Y he aquí la segunda versión: . . . En verdad son buenas las leyendas, si son en memoria del Altísimo, sin embargo, es preciso uno que interprete lo sagrado (IV, 144). Heideggeriana: EssenciaPoesia

¿Pensaríamos ahora que Hölderlin se haya engolfado en un vacío y exagerado narcisismo por la falta de plenitud del mundo? o ¿reconoceremos que este poeta ha penetrado poéticamente el fondo y el corazón del ser con un excesivo impulso? Para Hölderlin mismo valen las palabras que dice Edipo, en aquel tardío POEMA, “En amable azul florece. . .”: Quizá el rey Edipo tiene un ojo de más (VI, 2G). Heideggeriana: EssenciaPoesia

Así pues, en la obra no se trata de la reproducción del ente singular que se encuentra presente en cada momento, sino más bien de la reproducción de la esencia general de las cosas. Pero ¿dónde está y cómo es esa esencia general con la que coinciden las obras de arte? ¿Con qué esencia de qué cosa puede coincidir un templo griego? ¿Quién podría afirmar algo tan inverosímil como que en el edificio concreto está representada la idea de templo en general? Y, sin embargo, es precisamente en una obra semejante, siempre que sea obra, donde está obrando la verdad. Si no, pensemos en el himno de Hölderlin “El Rin”. ¿Qué le ha sido dado aquí al poeta y cómo le ha sido dado, para que a continuación haya podido reproducirlo en el POEMA? Por mucho que en el caso de este himno y otros poemas semejantes la idea de una relación de copia entre la obra real y la obra de arte parezca fallar manifiestamente, la opinión de que la obra copia parece confirmarse de modo admirable en una obra como el POEMA de C. F. Meyer “La fuente romana”: Se eleva el chorro y al caer rebosa la redondez toda de la marmórea concha, que cubriéndose de un húmedo velo desborda en la cuenca de la segunda concha; la segunda, a su vez demasiado rica, desparrama su flujo borboteante en la tercera, y cada una toma y da al mismo tiempo y fluye y reposa. Heideggeriana: ObraArte

Sin embargo, en este POEMA ni se está reproduciendo poéticamente una fuente verdaderamente existente ni la esencia general de una fuente romana. Y, con todo, la verdad obra en la obra. ¿Qué verdad ocurre en la obra? ¿Y acaso puede ocurrir la verdad y ser por lo tanto histórica? Según se suele decir, la verdad es algo intemporal y supratemporal. Heideggeriana: ObraArte

En la obra la que obra es la verdad, es decir, no sólo algo verdadero. El cuadro que muestra el par de botas labriegas, el POEMA que dice la fuente romana, no sólo revelan qué es ese ente aislado en cuanto tal — suponiendo que revelen algo —, sino que dejan acontecer al desocultamiento en cuanto tal en relación con lo ente en su totalidad. Cuanto más sencilla y esencialmente aparezca sola en su esencia la pareja de botas y cuanto menos adornada y más pura aparezca sola en su esencia la fuente, tanto más inmediata y fácilmente alcanzará con ellas más ser todo lo ente. Así es como se descubre el ser que se encubre a sí mismo. La luz así configurada dispone la brillante aparición del ser en la obra. La brillante aparición dispuesta en la obra es lo bello. La belleza es uno de los modos de presentarse la verdad como desocultamiento. Heideggeriana: ObraArte

La verdad como claro y encubrimiento de lo ente acontece desde el momento en que se poetiza. Todo arte es en su esencia POEMA en tanto que un dejar acontecer la llegada de la verdad de lo enteente como tal. La esencia del arte, en la que residen al tiempo la obra de arte y el artista, es el ponerse a la obra de la verdad. Es desde la esencia poética del arte, desde donde éste procura un lugar abierto en medio de lo ente en cuya apertura todo es diferente a lo acostumbrado. Gracias al proyecto puesto en obra de ese desocultamíento de lo ente que recae sobre nosotros, todo lo habitual y normal hasta ahora es convertido por la obra en un no ente, perdiendo de este modo la capacidad de imponer y mantener el ser como medida. Lo curioso de todo esto es que la obra no actúa en absoluto sobre lo ente existente hasta ahora por medio de relaciones causales. El efecto de la obra no proviene de un efectuar. Consiste en una transformación, que ocurre a partir de la obra, del desocultamiento de lo ente, o lo que es lo mismo, del ser. Heideggeriana: ObraArte

Pero el POEMA no es un delirio que inventa lo que le place ni una divagación de la mera capacidad de representación e imaginación que acaba en la irrealidad. Lo que despliega el POEMA en tanto que proyecto esclarecedor de desocultamiento y que proyecta hacia adelante en el rasgo de la figura, es el espacio abierto, al que hace acontecer, y de tal manera, que es sólo ahora cuando el espacio abierto en medio de lo ente logra que lo ente brille y resuene. Si contemplamos la esencia de la obra y su relación con el acontecimiento de la verdad de lo ente se torna cuestionable si la esencia del POEMA, lo que significa también la esencia del proyecto, puede llegar a ser pensada adecuadamente a partir de la imaginación y la capacidad de inventiva. Debemos seguir pensando la esencia del POEMAahora comprendida en toda su amplitud, pero no por ello de manera indeterminada —, como algo digno de ser cuestionado, que debe ser pensado a fondo. Heideggeriana: ObraArte

Si todo arte es, en esencia, POEMA, de ahí se seguirá que la arquitectura, la escultura, la música, deben ser atribuidas a la poesía. Ésta parece una suposición completamente arbitraria. Y lo es, mientras sigamos opinando que las citadas artes son variantes del arte del lenguaje, si es que podemos bautizar a la poesía con este título que se presta a ser mal entendido. Pero la poesía es sólo uno de los modos que adopta el proyecto esclarecedor de la verdad, esto es, del poetizar en sentido amplio. Con todo, la obra del lenguaje, el POEMA en sentido estricto, ocupa un lugar privilegiado dentro del conjunto de las artes. Heideggeriana: ObraArte

El decir que proyecta es POEMA: el relato del mundo y la tierra, el relato del espacio de juego de su combate y, por tanto, del lugar de toda la proximidad y lejanía de los dioses. El POEMA es el relato del desocultamiento de lo ente. Todo lenguaje es el acontecimiento de este decir en el que a un pueblo se le abre histórica-mente su mundo y la tierra queda preservada como esa que se queda cerrada. El decir que proyecta es aquel que al preparar lo que se puede decir trae al mismo tiempo al mundo lo indecible en cuanto tal. Es en semejante decir en donde se le acuñan previamente a un pueblo histórico los conceptos de su esencia, esto es, su pertenencia a la historia del mundo. Heideggeriana: ObraArte

El POEMA está pensado aquí en un sentido tan amplio y al mismo tiempo en una unidad esencial tan íntima con el lenguaje y la palabra, que no queda más remedio que dejar abierta la cuestión de si el arte en todos sus modos, desde la arquitectura a la poesía, agota verdaderamente la esencia del POEMA. Heideggeriana: ObraArte

El propio lenguaje es POEMA en sentido esencial. Pero como el lenguaje es aquel acontecimiento en el que se le abre por vez primera al ser humano el ente como ente, por eso, la poesía, el POEMA en sentido restringido, es el POEMA más originario en sentido esencial. El lenguaje no es POEMA por el hecho de ser la poesía primigenia, sino que la poesía acontece en el lenguaje porque éste conserva la esencia originaria del POEMA. Por el contrario, la arquitectura y la escultura acontecen siempre y únicamente en el espacio abierto del decir y del nombrar. Éstos son los que las dominan y guían. Por eso siguen siendo caminos y modos propios de establecer la verdad en la obra. Son, cada una para sí, una forma propia de poetizar dentro de ese claro del ente que ya ha acontecido en el lenguaje aunque de forma desapercibida. Heideggeriana: ObraArte

En tanto que el poner a la obra de la verdad, el arte es POEMA. No es sólo la creación de la obra la que es poética, sino también, aunque de otra manera, el cuidado de la obra. En efecto, una obra sólo es efectivamente real como obra cuando nos desprendemos de nuestros hábitos y nos adentramos en aquello abierto por la obra para que nuestra propia esencia pueda establecerse en la verdad de lo ente. Heideggeriana: ObraArte

La esencia del arte es POEMA. La esencia del POEMA es, sin embargo, la fundación de la verdad. Entendemos este fundar en tres sentidos: fundar en el sentido de donar; fundar en el sentido de fundamentar y fundar en el sentido de comenzar. Pero la fundación sólo es efectivamente real en el cuidado. Por eso, a cada modo de fundación corresponde un modo de cuidado. Ahora sólo podemos hacer evidente la estructura esencial del arte en unas pocas pinceladas y únicamente en la medida en que la anterior caracterización de la esencia de la obra nos ofrezca una primera indicación a tal fin. Heideggeriana: ObraArte

Por el contrario, el inicio siempre contiene la plenitud no abierta de lo inseguro, esto es, del combate con lo seguro. El arte como POEMA es fundación en el tercer sentido de provocación de la lucha de la verdad, esto es, es fundación como inicio. Siempre que, como ente mismo, lo ente en su totalidad exige la fundamentación en la apertura, el arte alcanza su esencia histórica en tanto que fundación. Esta ocurrió por vez primera en Occidente, en el mundo griego. Lo que a partir de entonces pasó a llamarse ser, fue puesto en obra de manera normativa. Lo ente así abierto en su totalidad se convirtió a continuación en lo ente en sentido de lo creado por Dios. Esto ocurrió en la Edad Media. Lo ente se transformó nuevamente al principio y en el transcurso de la Edad Moderna. Lo ente se convirtió en un objeto dominable por medio del cálculo y examinable hasta en lo más recóndito. En cada ocasión se abrió un mundo nuevo con una nueva esencia. Cada vez, la apertura de lo ente hubo de ser instaurada en lo enteente mismo por medio de la fijación de la verdad en la figura. Cada vez aconteció un desocultamiento de lo ente. El desocultamiento se pone a la obra y el arte consuma esta imposición. Heideggeriana: ObraArte

El arte es el poner a la obra de la verdad. En esta frase se esconde una ambigüedad esencial, puesto que la verdad puede ser tanto el sujeto como el objeto de ese poner. Pero aquí, sujeto y objeto son nombres poco adecuados. Impiden pensar esa doble esencia, tarea que ya no debe formar parte de estas reflexiones. El arte es histórico y en cuanto tal es el cuidado creador de la verdad en la obra. El arte acontece como POEMA. Éste es fundación en el triple sentido de donación, fundamentación e inicio. Como fundación el arte es esencialmente histórico. Esto no quiere decir únicamente que el arte tenga una historia en el sentido externo de que, en el transcurso de los tiempos, él mismo aparezca también al lado de otras muchas cosas y él mismo se transforme y desaparezca ofreciéndole a la ciencia histórica aspectos cambiantes. El arte es historia en el esencial sentido de que funda historia. Heideggeriana: ObraArte

El hombre sólo llegará a saber lo incalculable o, lo que es lo mismo, sólo llegará a preservarlo en su verdad, a través de un cuestionamiento y configuración creadores basados en la meditación. Ésta traslada al hombre futuro a ese lugar intermedio, a ese Entre, en el que pertenece al ser y, sin embargo, sigue siendo un extraño dentro de lo ente. Hölderlin ya lo sabía. Su POEMA titulado “A los alemanes” concluye con estas palabras: En verdad, nuestro tiempo de vida está estrechamente limitado. Vemos y contamos la cifra de nuestros años. Pero los años de los pueblos ¿qué mortal los ha visto? Si tu alma alza nostálgico el vuelo por encima de tu propia época, tú en cambio permaneces triste en la fría ribera junto a los tuyos y jamás los conoces. Heideggeriana: ImagemMundo

El último POEMA del último poeta de la Grecia inicial, el “Edipo en Colono” de Sófocles, concluye con una palabra que se dirige a la historia oculta de ese pueblo de una manera que jamás se podrá volver a pensar, guardándole la entrada a la desconocida verdad del ser: Pero dejadlo ya, y no volváis más a partir de ahora — a despertar el lamento; — pues, en efecto, en todas partes lo acontecido — tiene ya guardada en sí una decisión de consumación. Heideggeriana: MetafisicaEpilogo

El tiempo es de penuria porque le falta el desocultamiento de la esencia del dolor, la muerte y el amor. Es indigente hasta la propia penuria, porque rehuye el ámbito esencial al que pertenecen dolor, muerte y amor. Hay ocultamiento en la medida en que el ámbito de esa pertenencia es el abismo del ser. Pero aún queda el canto, que nombra la tierra. Qué es el propio canto? ¿Cómo puede ser capaz de él un mortal? ¿Desde dónde canta el canto? ¿Hasta dónde penetra en el abismo? A fin de dirimir si Rilke es un poeta en tiempos de penuria, y en qué medida, esto es, a fin de saber para qué los poetas, intentaremos plantar algunos hitos en el sendero que lleva al abismo. Tomamos como hitos algunas palabras fundamentales de la poesía válida de Rilke. Sólo se pueden comprender a partir del ámbito desde el que han sido dichas. Se trata de la verdad de lo ente, tal como se ha desplegado desde la consumación de la metafísica occidental por medio de Nietzsche. Rilke ha experimentado y soportado poéticamente, a su manera, ese desocultamiento de lo ente que ha recibido su sello en la consumación. Observemos cómo se muestra lo ente como tal en su totalidad para Rilke. A fin de traer a la vista ese ámbito, nos fijaremos en un POEMA nacido en el contexto de la poesía consumada de Rilke y, cronológicamente, un poco después de ella. Heideggeriana: ParaQuePoetas

No sólo no estamos preparados para una interpretación de las Elegías y Sonetos, sino que tampoco debemos hacerla, porque el ámbito esencial del diálogo entre el poetizar y el pensar sólo puede ser descubierto, alcanzado y meditado lentamente. ¿Y quién puede pretender hoy estar tan familiarizado con la esencia de la poesía como con la esencia del pensar y además ser lo suficientemente fuerte como para llevar la esencia de ambos a la extrema discordia y de este modo fundar su acuerdo? El POEMA que explicaremos a continuación no fue publicado por el propio Rilke. Se encuentra en el volumen publicado en 1934 titulado “Gesammelte Gedichte” (p. 118) y en la colección publicada en 1935 bajo el título “Späte Gedichte” (p. 90). El POEMA no lleva título. Fue escrito por Rilke en junio de 1924. En una carta escrita a Clara Rilke desde Muzot, el 15 de agosto de 1924, el poeta dice así: “Pero no he sido tan descuidado y perezoso desde todos los puntos de vista; por suerte el barón Lucius obtuvo su hermoso Malte ya antes de mi partida en junio. Hace tiempo que tengo preparada su carta de agradecimiento para mandártela. También te incluyo los versos improvisados que le he escrito en el primer volumen de la bonita edición en cuero”. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Los versos improvisados mencionados aquí por Rilke son los que, según una nota de los editores de las cartas desde Muzot (p. 404), constituyen el siguiente POEMA: Como la naturaleza abandona a los seres — al riesgo de su oscuro deseo sin — proteger a ninguno en particular en el surco y el ramaje, — así, en lo más profundo de nuestro ser, tampoco nosotros — somos más queridos; nos arriesga. Sólo que nosotros, — más aún que la planta o el animal, — marchamos con ese riesgo, lo queremos, a veces — (y no por interés) hasta nos arriesgamos más — que la propia vida, al menos un soplo — más… Eso nos crea, fuera de toda protección, — una seguridad allí, donde actúa la gravedad de las — fuerzas puras; lo que finalmente nos resguarda — es nuestra desprotección y el que así la volviéramos — hacia lo abierto cuando la vimos amenazar, — para en algún lugar del más amplio círculo, — allí donde nos toca la ley, afirmarla. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Rilke llama a este POEMA “versos improvisados”. Pero eso no visto antes nos abre una visión a partir de la cual somos capaces de pensar más claramente la poesía de Rilke. Que el poetizar también sea un asunto del pensar es algo que tenemos que empezar a aprender en este momento mundial. Tomamos el POEMA como un ejercicio de automeditación poética. Heideggeriana: ParaQuePoetas

La construcción del POEMA es sencilla. Las articulaciones son claras. Dan lugar a cuatro partes: versos 1-5; versos 5-10; versos 10-12; versos 12-16. Al principio “Como la naturaleza… corresponde en los versos 4-5 el “tampoco nosotros somos… También se remite a ese “nosotros” el “Sólo que” del verso 5. El “sólo” es limitador, pero al modo de una caracterización, a su vez nombrada en los versos 5-10. Los versos 10-12 dicen de lo que es capaz dicha caracterización. En los versos 12-16 se piensa en qué consiste verdaderamente la misma. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Por medio del “Como…, así” del principio, el ser del hombre penetra el tema del POEMA. La comparación destaca al ser-hombre frente a los otros seres. Se trata de los seres vivos las plantas y animales. El inicio de la octava elegía nombra a dichos seres en la misma comparación utilizando el término “la criatura”. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Lo que Rilke llama naturaleza no está delimitado frente a la historia. Sobre todo, no está entendido como ámbito objetivo de las ciencias de la naturaleza. La naturaleza tampoco está opuesta al arte. Es el fundamento para la historia, el arte y la naturaleza en sentido restringido. En el término naturaleza, aquí usado, todavía flota la resonancia de la temprana palabra physis, que también es equiparada a la zoe, lo que traducimos por vida. Pero la esencia de la vida, pensada tempranamente, no está representada biológicamente, sino como physis, como lo que surge. En el POEMA, verso 9, la “naturaleza” también es llamada “vida”. La naturaleza, la vida, nombran aquí al ser en el sentido de lo ente en su totalidad. En una anotación del año 1885-86 (Voluntad de Poder, afor. 582), Nietzsche escribe así: “El ser: no tenemos de él otra representación fuera de ‘vivir. Entonces cómo algo muerto puede ‘ser’?” Heideggeriana: ParaQuePoetas

El POEMA no dice nada directo sobre el fundamento de lo ente, esto es, sobre el ser como riesgo por excelencia. Pero si el ser en cuanto riesgo es la relación que consiste en arrojar al riesgo y de este modo conserva eso mismo arriesgado en su arrojar, entonces, y desde el momento en que nos habla de lo arriesgado, el POEMA nos dice de modo directo algunas cosas sobre el riesgo. Heideggeriana: ParaQuePoetas

El ser, que mantiene a todo ente en la balanza, atrae de este modo a todo enteente en sí y hacia sí, hacia sí como medio o centro. En cuanto riesgo, el ser mantiene en esta relación a todo ente como lo arriesgado. Pero este centro atrayente de la relación, se retira al mismo tiempo de todo ente. De este modo, el centro abandona a lo ente al riesgo y es arriesgado como riesgo. En este abandonar agrupador se oculta la esencia metafísica de la voluntad, pensada a partir del ser. El centro de lo ente, que atrae y todo lo media, el riesgo, es esa capacidad que le presta a lo arriesgado un peso, esto es, una gravedad v. El riesgo es la fuerza de gravedad. Así dice de ella un POEMA tardío titulado “Gravedad” (”Späte Gedichte”, p. 156): Centro, cómo te retiras — de todo y vuelves a ganarte a ti mismo — a partir de lo que vuela, tú, centro, el más fuerte. — En pie: como un trago la sed, — la gravedad le atraviesa. — Pero del dormido cae, — como de cargada nube, — rica lluvia de gravedad. Heideggeriana: ParaQuePoetas

La gravedad aquí citada es, a diferencia de la gravitación física de la que solemos oír hablar, el centro de lo enteente en su totalidad. Por eso, Rilke la llama “el inaudito centro” (Sonetos, segunda parte, XXVIII). Es el fundamento en cuanto “medio”, que — mediando — mantiene las cosas unidas y agrupa todo en el juego del riesgo. El centro o medio inaudito es “el eterno contrincante” en el juego universal del ser. El mismo POEMA, en el que el ser aparece como riesgo, nombra (en los versos 11 y 12) la relación mediadora como “gravedad de las puras fuerzas”. La gravedad pura, el centro inaudito de todo riesgo, el eterno contrincante en el juego del ser, es el riesgo. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Todos los nombres citados nombran a lo ente como tal en su totalidad. La manera de hablar habitual de la metafísica también dice para esas mismas cosas “el ser”. Según el POEMA, la naturaleza debe ser pensada como riesgo. Aquí, la palabra riesgo nombra simultáneamente al fundamento que arriesga y a lo arriesgado en la totalidad. Esta ambigüedad no es casual ni tampoco basta con notar su existencia. En ella habla claramente el lenguaje de la metafísica. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Oscuro se entiende aquí en el sentido de sordo: que no irrumpe fuera de la corriente de atracción de ese ilimitado seguir pasando que no se ve molestado por un continuo relacionar todo en todos los sentidos, forma bajo la que se precipita la representación consciente. Oscuro significa al mismo tiempo, como en el caso del sonido sordo, eso que yace en la profundidad y tiene la naturaleza de un soporte. Oscuro no se entiende en el sentido negativo de romo o pesado. Rilke no piensa el oscuro deseo como algo bajo o inferior. Da testimonio de la pertenencia de las citadas cosas de mucha costumbre de la naturaleza a la totalidad de la pura percepción. Por eso puede decir Rilke en una poesía tardía: “que para nosotros el ser de las flores sea grande” (Späte Gedichte, p. 89; vid. Sonetos, segunda parte, XIV). Así como el citado pasaje de la carta piensa el hombre y los seres vivos desde el punto de vista de su diferente relación de conciencia con lo abierto, del mismo modo, el POEMA llama a los “seres” y a “nosotros” (los hombres) desde la perspectiva de su diferente relación con el riesgo (versos 5 y ss.): …Sólo que nosotros, — más aún que la planta o el animal, — marchamos con ese riesgo… Heideggeriana: ParaQuePoetas

El POEMA de Rilke piensa el hombre como el ser que se arriesga en un querer, el cual, sin experimentarlo ya, es querido en la voluntad de voluntad. Queriendo así, el hombre puede marchar de tal modo con el riesgo, que se autopropone como ese que impone a todo lo que existe su hacer y dejar de hacer. Así, el hombre arriesga más que la planta o el animal. De acuerdo con esto, también se encuentra en el peligro de distinta manera que ellos. Heideggeriana: ParaQuePoetas

El hombre no es sólo esencialmente más arriesgado que la planta o el animal. A veces, el hombre hasta es más arriesgado “que la propia vida”. La vida significa aquí: lo ente en su ser, la naturaleza. El hombre es a veces más osado que el riesgo, más ente que el ser de lo ente. Pero el ser es el fundamento de lo ente. Quien es más arriesgado que el fundamento, se atreve a ir allí, a donde se deshace todo fundamento, al abismo. Pero si el hombre es el arriesgado que marcha junto con el riesgo, en la medida en que lo quiere, entonces esos hombres que a veces son más arriesgados, deben querer aún más. Ahora bien ¿existe un aumento de ese querer por encima de lo incondicionado de la autoimposición intencional? No. Entonces, aquellos que a veces son más arriesgados, sólo pueden querer más en la medida en que su querer es otro en su esencia. Así, querer y querer no serían inmediatamente lo mismo. Esos que quieren más a partir de la esencia del querer, siguen siendo más conformes a la voluntad en cuanto ser de lo ente. Corresponden antes al ser que se muestra como voluntad. Quieren más en la medida en que son más dispuestos. ¿Quiénes son esos más dispuestos que arriesgan más? Parece como si el POEMA no contestase expresamente a esta pregunta. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Pero, y esto es lo que preguntamos siempre, cómo puede esa interiorización rememorante de eso ya inmanentemente objetivo de la conciencia ocurrir en lo más íntimo del corazón? Atañe a lo interior y lo invisible. Pues tanto aquello interno rememorado como aquello hacia lo que se rememora tiene esa esencia. La interiorización rememorante invierte la separación y permite entrar en el más amplio círculo de lo abierto. ¿Quién de entre los mortales es capaz de semejante rememoración inversora? Es verdad que el POEMA dice que una seguridad de nuestra esencia nos llega por el hecho de que los hombres “a veces hasta nos arriesgamos más… que la propia vida, al menos un soplo más… Heideggeriana: ParaQuePoetas

¿Qué arriesgan esos que arriesgan más? El POEMA, aparentemente, no responde. Por eso, intentamos salir con nuestro pensamiento al encuentro del POEMA, ayudándonos, además, de otros poemas. Heideggeriana: ParaQuePoetas

El POEMA piensa el ser de lo ente, la naturaleza, como riesgo. Todo ente es arriesgado en un riesgo. En cuanto arriesgado, se encuentra en la balanza. La balanza es el modo que tiene el ser de pesar a cada ente, esto es, de mantenerlo en el movimiento del sopesar. Todo arriesgado se encuentra en peligro. Los ámbitos de lo ente se pueden diferenciar según el tipo de relación que mantienen con la balanza. Desde la perspectiva de la balanza también debe aclararse la esencia del ángel, siempre que admitamos que es él el que tiene el rango más alto de todo el ámbito de lo ente. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Por contra, en cuanto ese que se autoimpone intencionalmente, el hombre es arriesgado en la desprotección. La balanza del peligro permanece en manos del hombre así arriesgado esencialmente inquieta. El hombre que se quiere a sí mismo cuenta siempre con las cosas y los hombres como con elementos objetivos. Lo contabilizado se convierte en mercancía. Todo cambia constantemente transformándose en nuevos órdenes. La separación frente a la pura percepción se instala en la inquietud de la balanza constantemente sopesadora. Por medio de la objetivación del mundo y en contra de su propia intención, la separación da lugar a lo inconstante. Arriesgado de esta manera en la desprotección, el hombre se mueve en el medio de los negocios y el “cambio”. El hombre que se autoimpone vive de las apuestas de su querer. Vive esencialmente arriesgando su esencia en la vibración del dinero y el valer de los valores. El hombre, como permanente cambista e intermediario es “el mercader”. Pesa y sopesa constantemente y sin embargo no conoce el auténtico peso de las cosas. Tampoco sabe nunca lo que dentro de él tiene verdaderamente peso y pesa más que nada. En uno de sus poemas tardíos (pp. 21 y ss.) Rilke dice así: ¡Ah! ¡Quién sabe lo que predomina en él! — ¿Clemencia? ¿Terror? ¿Miradas, voces, libros? Pero, al mismo tiempo, fuera de toda protección, el hombre puede encontrar una “seguridad”, en la medida en que vuelve la desprotección como tal hacia lo abierto y la introduce en el espacio del corazón de lo invisible. Siendo esto así, lo inquieto de la desprotección pasa al lugar donde, en la unidad equilibrada del espacio interno del mundo, aparece el ser que hace que brille el modo en que esa unidad unifica y de esta manera representa al ser. La balanza del peligro pasa del ámbito del querer calculador al ángel. Se conservan cuatro versos de la última época de Rilke que parecen representar el inicio de un proyecto para un POEMA más largo. No es necesario decir nada más sobre esos versos. Rezan así (Obras Completas, vol. III, p. 438). — Cuando de manos del mercader — la balanza pasa — a las del ángel, quien en el cielo — la aquieta y apacigua con el equilibrio del espacio. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Pero el decir más decidor también acontece sólo a veces, porque sólo los más arriesgados son capaces de él. En efecto, no deja de ser difícil. La dificultad reside en consumar la existencia. La dificultad no sólo reside en lo penoso que resulta construir la obra del lenguaje, sino en pasar de esa obra que dice, propia de una visión que todavía apetece las cosas, esto es, de una obra de la vista, a una “obra del corazón”. El canto es difícil en la medida en que cantar ya no debe ser un modo de solicitar algo, sino existencia. Para el dios Orfeo, que mora in-finitamente en lo abierto es algo fácil, pero no para el hombre. Por eso, la segunda estrofa del soneto pregunta así: Entonces, ¿cuándo somos nosotros? El acento recae sobre el “somos” y no sobre el “nosotros”. Que pertenecemos a lo ente y desde ese punto de vista estamos presentes, es algo fuera de toda duda. Pero sigue siendo dudoso cuándo somos de tal modo que nuestro ser sea canto, un canto que al cantar no resuena en cualquier sitio, sino que es de veras un cantar cuyo sonido no se aferra a algo que finalmente ha acabado por alcanzarse, sino por el contrario ya se ha descompuesto en el sonido a fin de que sólo se haga presente lo cantado mismo. Así pues, los hombres dicen más cuando se arriesgan más de lo que se arriesga el propio ente. Esos más arriesgados son, según el POEMA, “un soplo más” arriesgados… El citado POEMA se cierra así: En verdad, cantar es otro soplo. — Un soplo por nada. Un alentar en Dios. Un viento. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Así pues, es verdad que el POEMA dice claramente, aunque de modo poético, quiénes son esos más arriesgados que la propia vida. Son aquellos que se arriesgan “un soplo más… No por casualidad, en el texto del POEMA las palabras “un soplo más” van seguidas de puntos suspensivos. Expresan lo callado. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Hölderlin es el precursor de los poetas en tiempos de penuria. Por eso, ningún poeta de esta época puede superarlo. Sin embargo, el precursor no se marcha hacia un futuro, sino que vuelve de él, de tal modo, que sólo en el advenimiento de su palabra se hace presente el futuro. Cuanto más puro es ese advenimiento, tanto más presente será su permanencia. Cuanto más escondidamente se reserva lo que viene en la predicción, tanto más puro es el advenimiento. Por eso, sería erróneo pensar que sólo llegará el tiempo de Hölderlin cuando “todo el mundo” entienda su POEMA. Nunca llegará por esa vía, porque es la propia penuria la que le presta a la edad del mundo fuerzas con las que, ignorante de su hacer, impide que la poesía de Hölderlin se adecue a los tiempos. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Estas palabras han sido sacadas de un POEMA tardío de Hölderlin que ha llegado a nosotros por un camino especial. Empieza así: “En un azul amable, dulce florece, con el metálico tejado, la torre de la iglesia… (Stutt. Ausg. 2, 1 p. 372 v ss.; Hellingrath VI p. 24 y ss.). Para oír adecuadamente las palabras “…poéticamente habita el hombre… debemos devolverlas cuidadosamente al POEMA. Es por esto por lo que consideramos estas palabras. Aclaramos los reparos que ellas inmediatamente despiertan. Porque de lo contrario, nos falta la libre disposición a contestar a estas palabras yendo detrás de ellas. Heideggeriana: HomemHabita

“… poéticamente habita el hombre… dice el poeta. Oiremos más claramente las palabras de Hölderlin si las devolvemos al POEMA del que provienen. De momento oigamos sólo los dos primeros versos, de los que hemos extraído, y con ello cortado, estas palabras. Dicen: “Lleno de méritos, sin embargo poéticamente, habita el hombre en esta tierra”. Heideggeriana: HomemHabita

“Lleno de méritos, sin embargo poéticamente, habita el hombre sobre esta tierra”. ¿Sabemos ahora en qué medida el hombre habita poéticamente? No lo sabemos todavía. Corremos incluso el peligro de introducir, de nuestra cosecha, elementos extraños en la palabra poética de Hölderlin. Porque si bien Hölderlin nombra el habitar del hombre y sus méritos, sin embargo no pone, como ocurrió antes, el habitar del hombre en conexión con el construir. No habla de construir, ni en el sentido de abrigar, cuidar y erigir, ni de tal modo que llegue a representarse el poetizar como un modo propio del construir. Según esto, del habitar poético Hölderlin no dice lo mismo que nuestro pensar. Sin embargo pensamos lo Mismo que piensa Hölderlin en este POEMA. Heideggeriana: HomemHabita

Pero ¿qué dice Hölderlin del habitar poético del hombre? Buscamos la contestación a esta pregunta escuchando los versos 24 a 38 del mencionado POEMA. Porque es desde el ámbito de éstos como han hablado los dos versos explicados al principio. “¿Puede, cuando la vida es toda fatiga, un hombre mirar hacia arriba y decir: así quiero yo ser también? Sí. Mientras la amabilidad dura aún junto al corazón, la Pura, no se mide con mala fortuna el hombre con la divinidad. ¿Es desconocido Dios? ¿Es manifiesto como el cielo? Esto es lo que creo más bien. La medida del hombre es esto. Lleno de méritos, sin embargo poéticamente, habita el hombre en esta tierra. Pero más pura no es la sombra de la noche con las estrellas, si yo pudiera decir esto, como el hombre, que se llama una imagen de la divinidad. ¿Hay en la tierra una medida? No hay ninguna.” Heideggeriana: HomemHabita

Porque el hombre es en tanto que resiste la dimensión, su esencia tiene que ser siempre medida. Para esto necesita de una medida que, de una vez, alcance toda la dimensión. Avistar esta medida, sacar la medida de esta medida y tomarla como la medida quiere decir para el poeta: poetizar. El poetizar es esta toma-de-medida, y además para el habitar del hombre. Y en efecto, inmediatamente después de las palabras “es la medida del hombre” siguen en el POEMA los versos: “Lleno de méritos, sin embargo poéticamente, mora el hombre sobre esta tierra”. Heideggeriana: HomemHabita

Sin embargo no deja de extrañar que Hölderlin piense la poesía como un medir. Y esto con razón mientras representemos el medir en el sentido que nos es corriente. En este caso, con ayuda de algo conocido — a saber, escalas de medida y números destinados a medir — algo desconocido es recorrido contando las veces que en él cabe la unidad de medida y de este modo se le convierte en algo conocido y se le mete dentro de los límites de un número y un orden abarcables en todo momento. Este medir puede variar según el modo de los instrumentos solicitados. Pero ¿quién nos garantiza que este modo de medir, sólo por el hecho de ser el modo habitual, acierte ya con la esencia del medir? Cuando hablamos de medida pensamos inmediatamente en el número y representamos ambos, número y medida, como algo cuantitativo. Ahora bien, la esencia de la medida, al igual que la esencia del número, no es un quantum. Con números podemos calcular, pero no con la esencia del número. Cuando Hölderlin avista el poetizar como un medir y lleva a cabo éste sobre todo como la toma-de-medida, entonces, para pensar el poetizar, ante todo tenemos que considerar una y otra vez la medida que se toma en el poetizar; tenemos que prestar atención al modo de este tomar, que no descansa en un echar mano, no descansa en modo alguno en un coger, sino en un dejar llegarlo Asignado-como-Medida. ¿Cuál es la medida para el poetizar? La divinidad; ¿entonces Dios? ¿Quién es Dios? Tal vez esta pregunta es demasiado difícil para el hombre y demasiado prematura. Preguntemos pues antes qué es lo que se puede decir de Dios. Limitémonos primero a preguntar esto: ¿qué es Dios? Por fortuna, y para ayudarnos aquí, nos han quedado unos versos de Hölderlin que, desde el punto de vista temático y temporal, pertenecen al círculo del POEMA “Endulce azul florece… Empiezan así (Stuttg. Ausgabe 2, 1 p. 210): “¿Qué es Dios? desconocido, sin embargo lleno de propiedades está el rostro del cielo de él. Así los rayos la ira son de un Dios. Tanto más invisible es una cosa cuando se destina a lo extraño… Heideggeriana: HomemHabita

El poeta poetiza sólo cuando toma la medida, diciendo los aspectos del cielo de tal modo que éste se inserta en sus fenómenos como en lo extraño a lo que el Dios desconocido se “destina”. Para nosotros el nombre corriente para aspecto y apariencia de algo es “imagen”. La esencia de la imagen es: dejar ver algo. En cambio, las copias y reproducciones son ya degeneraciones de la imagen propia, que deja ver el aspecto de lo invisible y de este modo lo mete en la imagen de algo extraño a él. Como el poetizar toma aquella medida misteriosa, a saber a la vista del cielo, por esto habla en “imágenes” (Bildern). Por esto las imágenes poéticas son imaginaciones (Ein-Bildungen), en un sentido especial: no meras fantasías e ilusiones sino imaginaciones (resultado de meter algo en imágenes), incrustaciones en las que se puede avistar lo extraño en el aspecto de lo familiar. El decir poético de las imágenes coliga en Uno claridad y resonancia de los fenómenos del cielo junto con la oscuridad y el silencio de lo extraño. Por medio de estos aspectos extraña el dios. En el extrañamiento da noticia de su incesante cercanía. Por esto Hölderlin, en el POEMA, después de los versos “Lleno de méritos, sin embargo, poéticamente vive el hombre sobre la tierra” puede continuar así: “… Pero más pura no es la sombra de la noche con las estrellas, si yo pudiera decir esto, como el hombre que se llama una imagen de la divinidad.” Heideggeriana: HomemHabita

El poetizar construye la esencia del habitar. Poetizar y habitar no sólo no se excluyen. No, poetizar y habitar, exigiéndose alternativamente el uno al otro, se pertenecen el uno al otro. “Poéticamente habita el hombre… ¿Habitamos nosotros poéticamente? Probablemente habitamos de un modo absolutamente impoético. Si esto es así, ¿queda desmentida la palabra del poeta y se convierte en algo no verdadero? No. La verdad de su palabra queda corroborada del modo más inquietante. Porque un habitar sólo puede ser impoético si el habitar, en su esencia, es poético. Para que un hombre pueda ser ciego tiene que ser, según su esencia, un vidente. Un trozo de madera no puede nunca volverse ciego. Pero cuando un hombre se vuelve ciego queda siempre la pregunta sobre si la ceguera proviene de una falta o de una pérdida, o si descansa en una sobreabundancia o en una sobremedida. Hölderlin, en el mismo POEMA en el que medita sobre lo que es la medida para todo hombre, dice (verso 75-76): “El rey Edipo tenía tal vez un ojo de más”. De este modo podría ser que nuestro habitar impoético, su incapacidad para tomar la medida, viniera de la extraña sobremedida de un furioso medir y calcular. Heideggeriana: HomemHabita

Mientras dura este advenimiento de la gracia, mientras ocurre esto, logra el hombre medirse con la divinidad. Si este medir acaece propiamente, entonces el hombre poetiza desde la esencia de lo poético. Si acaece propiamente lo poético, entonces el hombre mora poéticamente sobre esta tierra; entonces, como dice Hölderlin en su último POEMA, “la vida del hombre” es una “vida que habita” (Stutt. Ausg. 2, 1 p. 312). La visión: Cuando a la lejanía se va la vida, habitando, de los hombres, Donde en dirección a la lejanía resplandece el tiempo de los sarmientos, Está también la vacía campiña de verano, El bosque aparece en su imagen oscura. Que la Naturaleza complete la imagen de los tiempos, Que se demore, que ellos pasen deslizándose veloces, Es por su perfección; la cumbre de los cielos brilla Entonces para los hombres, como las flores coronan los árboles. Heideggeriana: HomemHabita

De este modo, pues, la estructura de emplazamiento, en tanto que sino del hacer salir lo oculto, si bien es la esencia de la técnica, no lo es nunca en el sentido de género y de essentia. Si nos fijamos en esto, nos alcanza algo sorprendente: es la técnica la que nos pide que pensemos en otro sentido aquello que entendemos habitualmente bajo el nombre de “esencia”. Pero ¿en qué sentido? Ya cuando decimos “las cosas de la casa” (Hauswesen: la esencia de la casa), “los asuntos del estado” (Staatswesen: la esencia del estado), estamos pensando, no en lo general de un género sino en el modo como la casa y el estado prevalecen, se administran, se despliegan y decaen. Es el modo como ellas esencian. J. P Hebel, en un POEMA, “Un fantasma en la calle Kander”, que Goethe amaba de un modo especial, emplea la antigua palabra die Weserei (literalmente: “la esenciería”). Significa el Ayuntamiento, en la medida en que allí se coliga la vida del municipio y está en juego, es decir, esencia la vida del pueblo. Del verbo wesen (esenciar) procede el sustantivo. Wesen (esencia), entendido como verbo, es lo mismo que währen (durar); no sólo semánticamente sino también en su composición fonética. Ya Sócrates y Platón piensan la esencia de algo como lo que esencia en el sentido de lo que dura. Pero piensan lo que dura como lo que perdura (aei on). Pero lo que perdura lo encuentran en aquello que, en tanto que permanece, resiste a cualquier cosa que pueda ocurrir. Esto que permanece lo descubren a su vez en el aspecto (eidos, idea), por ejemplo, en la idea de “casa”. Heideggeriana: PreguntaTecnica

Alemanes de origen, los padres de Johann-Peter Hebel trabajaban en Suiza, y aquél nació en Bâle en 1760. El padre no sobrevivió más que alrededor de un año al nacimiento del pequeño Hanspeter. A la edad de trece años, el niño perdió a su madre quien residía en Hausen, en el Wiesental. Este valle remonta la Selva Negra y se extiende desde la curva que hace el Rin en Bâle-Lorrach hasta Feldberg, en donde tiene sus fuentes el riachuelo cayos rasgos y cuyo curso ha cantado Hebel en su gran POEMADie Wiese”. Heideggeriana: HebelAmigo

Entre los poemas tardíos de Stefan George, sencillos, casi como cantos, se encuentra uno que lleva por título: La Palabra. El POEMA se publicó por vez primera en el año 1919 y fue incorporado más tarde a un volumen de poesía de título El Nuevo Reino (pág. 134). El POEMA consta de siete estrofas de dos versos cada una. Las tres primeras están claramente diferenciadas de las tres siguientes y ambas tríadas como conjunto, lo están, a su vez, de la séptima y última estrofa. El modo como conversaremos brevemente con el POEMA a lo largo de las tres conferencias, no tiene pretensión de ser científico. El POEMA dice: La palabra — Sueño o prodigio de la lejanía — Al borde de mi país traía — Esperando a que la Norna antigua — En su fuente el nombre hallara — Después denso y fuerte lo pude asir — Ahora florece y por la región reluce… — Un día llegué de feliz viaje — Con joya delicada y rica — Buscó largamente e hízome saber: — “Sobre el profundo fondo nada así descansa” — Entonces de mi mano se escapó — Y nunca el tesoro mi país ganó… — Así aprendí triste la renuncia: — Ninguna cosa sea donde falta la palabra. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Después de nuestras indicaciones anteriores estamos tentados de atenernos al último verso del POEMA: “Ninguna cosa sea donde falta la palabra”. Pues él lleva la palabra del habla, lleva el habla misma a su habla y dice algo acerca de la relación entre palabra y cosa. El contenido de la última línea puede transformarse en un enunciado, o sea: Ninguna cosa es donde falta la palabra. Donde algo falta se manifiesta una carencia, una disminución. Disminuir significa quitar, hacer carecer de algo. Faltar quiere decir: carecer. Ninguna cosa es donde carece de palabra, a saber, la palabra que cada vez nombra una cosa. ¿Qué significa “nombrar”? Podemos contestar: nombrar es conferirle nombre a algo. ¿Y qué es un nombre? Es la designación que provee a algo de un signo fonético y escrito: con una cifra. ¿Y qué es un signo? ¿Es una señal? ¿O una insignia? ¿Una marca? ¿U es una seña? ¿O todo esto junto y algo más? Nos hemos vuelto negligentes y calculadores en la comprensión y el uso de signos. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

¿Es, el nombre, es la palabra un signo? Todo depende del modo cómo pensamos lo que dicen las palabras “signo” y “nombre”. Y reparamos ya con estas pocas indicaciones en qué corriente entramos cuando la palabra como tal palabra, el habla como tal habla, llega al habla. Que el propio POEMA piensa en el nombre cuando se trata de la expresión “palabra”, esto lo dice la segunda estrofa: Esperando a que la Norna antigua — En su fuente el nombre hallara Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Con todo, la divinidad que halla el nombre y el lugar donde lo halla, la Norna y la fuente, nos hacen dudar de si entender “nombre” como una mera designación. Tal vez el nombre y la palabra que nombra se entienden aquí en el sentido que conocernos por los términos de: en el nombre del rey; en el nombre de Dios. Gottfried Benn comienza uno de sus poemas de este modo: “En el nombre de aquel que prodiga las horas”. “En el nombre” quiere aquí decir: bajo la orden, conforme al mandato. Las expresiones “nombre” y “palabra” en el POEMA de George están pensadas de modo diferente y más profundo que como meros signos. Pero ¿qué estoy diciendo? ¿Es que, además, se piensa en un POEMA? Desde luego: en un POEMA de este rango se piensa, y además sin aparato científico ni filosófico. Si esto es cierto, es lícito, incluso necesario meditar con aún más reflexión y con la debida retención y prudencia, el verso final del POEMA titulado La Palabra: Ninguna cosa sea donde falta la palabra. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Por eso creemos oportuno preparar una posibilidad para hacer una experiencia con el habla. Y por esto prestamos también mayor atención al lugar donde semejante experiencia se manifiesta en el habla de un modo elevado y noble. Escuchamos el POEMA que hemos leído. ¿Lo hemos oído? Apenas. Sólo hemos retomado el último verso — y eso de forma casi cruda — e incluso nos hemos arriesgado a transcribirlo como declaración nada poética: Ninguna cosa es donde carece de palabra. Y aún más; podríamos proponer el siguiente enunciado: algo es solamente cuando la palabra apropiada — y por tanto pertinente — lo nombra como siendo y lo funda así cada vez como tal. ¿Quiere decir esto al mismo tiempo: sólo hay ser donde habla la palabra apropiada? ¿De dónde toma para ello su propiedad (Eignung) la palabra? El poeta no dice nada de la cuestión. Con todo, el contenido del verso final incluye esta declaración: el ser de cualquier cosa que es, reside en la palabra. De ahí la validez de la frase: el habla es la casa del ser. Procediendo de este modo, habríamos aportado la más bella confirmación desde la poesía para una frase pronunciada en otra ocasión, relativa al pensamiento y, en realidad, lo hubiéramos arrojado todo a un torbellino de confusiones. habríamos rebajado la poesía a no ser más que justificación para el pensamiento y a éste lo habríamos tomado como algo demasiado fácil; a la vez habríamos olvidado lo que de hecho importa, a saber: hacer una experiencia con el habla. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Goethe entiende las palabras que siguen a los dos puntos como la explicación de lo que es el color y dice: “ el color sea… ¿Pero cómo se presenta la cuestión en la última estrofa del POEMA de George? Aquí no se trata de una explicación teórica de un fenómeno sino de una renuncia. Así aprendí triste la renuncia: Ninguna cosa sea donde falta la palabra. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

¿Para qué todas estas elucubraciones refinadas? La cuestión está bien clara. No, nada está claro: todo es significativo. ¿En qué medida? En la medida que se trata de prestar oído a cómo, en la última estrofa del POEMA, se recoge la totalidad de aquella experiencia que el poeta ha hecho con la palabra, es decir, a un tiempo, con el habla: pues debemos atender a que no se fuerce la vibración del decir poético en el rígido raíl de una declaración unívoca v. de este modo. destruirlo. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

El poeta ha aprendido la renuncia. Ha hecho una experiencia. ¿Con qué? Con la cosa y su relación con la palabra. Pero el título del POEMA es simplemente: La Palabra. La experiencia propiamente dicha, el poeta la ha hecho con la palabra y, además, con la palabra en la medida que sólo ella puede instituir una relación con una cosa. Pensado más claramente: el poeta ha hecho la experiencia que solamente la palabra deja aparecer un cosa en tanto que cosa que es y la deja así estar presente. La palabra se declara al poeta como lo que mantiene y sostiene una cosa en su ser. El poeta hace la experiencia de un reino, de una dignidad de la palabra como no pueden ser pensados más amplios y más elevados. Pero la palabra es, al mismo tiempo, aquella posesión que le está fiada y confiada al poeta en tanto que poeta de manera extraordinaria. El poeta hace la experiencia de la profesión de poeta como vocación a la palabra como la fuente del ser. La renuncia que el poeta aprende es de una clase de abdicación colmada; sólo a ella está prometido aquello que estuvo largamente oculto y propiamente ya destinado. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Entonces, el poeta debería alegrarse de semejante experiencia, pues le brinda la mayor alegría que pueda serle acordada a un poeta. En su lugar el POEMA dice: “Así aprendí triste la renuncia”. El poeta está, por tanto, abatido por su renuncia porque significa una pérdida. Pero la renuncia, tal como vimos, no es una pérdida. El “triste” tampoco se refiere a la renuncia sino al aprendizaje de la misma. A su vez, la tristeza no es ni mero abatimiento ni melancolía. La verdadera tristeza está en una relación de consonancia con lo que es verdadera alegría, por cuanto que esta alegría se retira, vacila en su retirada y se mantiene en reserva. Al aprender esta renuncia. el poeta hace la experiencia con el alto reino de la palabra. Recibe el conocimiento inaugural (Ur-Kunde) de la tarea asignada al decir poético: las sublimes y permanentes cuestiones que le son prometidas a la vez que retenidas. El poeta no podría hacer la experiencia que hace con la palabra si esta experiencia no estuviese templada por la tristeza, esto es, por la serena disposición de ánimo para la proximidad de lo que se ha retirado y que así está, a la vez, reservado para un advenimiento inaugural. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Pese a todo, con estos enunciados y cualquiera que sea la amplitud de sus implicaciones, no logramos más que hacer la suma de la experiencia del poeta con la palabra, en lugar de atender a la experiencia misma. ¿Cómo sucedió esta experiencia? La pequeña palabra, la única que dejamos inadvertida hasta ahora en nuestra discusión de la última estrofa del POEMA, nos guía hacia la respuesta: Así aprendí triste la renuncia: Ninguna cosa sea donde falta la palabra. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

“Así aprendí… “ ¿Cómo así? Así como lo dicen las seis estrofas precedentes. A partir de lo que se acaba de exponer acerca de la última estrofa, puede hacerse alguna luz sobre estas seis estrofas. Con todo, deben hablar por sí mismas desde la totalidad del POEMA. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Entonces de mi mano se escapó — Y nunca el tesoro mi país ganó… Ya en la mano, la delicada y rica joya no llega al ser de una cosa, no se hace tesoro, esto es, posesión poéticamente asegurada del país. El poeta guarda silencio sobre la joya que no pudo llegar a ser joya de su país, pero que, pese a todo, le brindó una experiencia con el habla; la oportunidad de aprender la renuncia, en cuya abnegación se le declara al poeta la relación entre cosa y palabra. La “joya rica y delicada” es diferenciada respecto al “sueño o prodigio de la lejanía”. Si el POEMA es la expresión poética del propio camino poético de Stefan George, podemos suponer que la joya en la que piensa es la abundancia sensitiva de la simplicidad que llega al poeta en sus tiempos tardíos como lo que necesita y acuerda ser dicho. El POEMA mismo, un logrado canto lírico del habla, atestigua que ha aprendido la renuncia. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

En cambio, para nosotros deberá quedar abierto de si somos capaces de entrar adecuadamente en esta experiencia poética con el habla. Existe el peligro de sobrecargar el POEMA, es decir, de atribuirle un exceso de pensamientos y que nos cerremos a ser alcanzados por su poesía. Más grande aún — aunque hoy en día se admite poco — es el peligro de que pensemos demasiado poco, y que rechacemos el pensamiento de que la verdadera experiencia con el habla sólo pueda ser una experiencia del pensamiento, además de que todo elevado canto poético de toda gran poesía vibra en el ámbito de un pensamiento. Pero si lo que ante todo importa es la experiencia del pensamiento con el habla, ¿para qué, entonces, esta indicación de una experiencia poética? Porque, a su vez, el pensamiento anda por caminos vecinos a la poesía. Por esto es bueno pensar en el vecino, en aquel que vive en la misma proximidad. Poesía y pensamiento se necesitan mutuamente en su vecindad, cada uno a su modo cuando se llega al límite. La región en la que la vecindad misma tiene su ámbito, esto la poesía y el pensamiento lo determinan de modos distintos, pero siempre de forma tal que se encuentra en el mismo ámbito. Puesto que estamos atrapados por un prejuicio secular donde el pensamiento es una cuestión de raciocinio, o sea, de cálculo en el sentido más amplio, se desconfía, ya de entrada, al hablar de una vecindad del pensamiento con la poesía. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Para oír de nuevo la voz de la experiencia poética con la palabra de Stefan George, aunque en clave distinta, leeré, para terminar, un POEMA de dos estrofas de los Poemas estáticos de Gottfried Benn (pág. 36). El tono de este POEMA es más tenso y a la vez más vehemente, porque está más abandonado y al mismo tiempo resuelto al extremo. El POEMA está encabezado por una característica modificación del título, presumiblemente buscada: Una palabra: Una palabra, una frase — : Ascienden de las cifras — vida reconocida, súbito sentido, — el sol inmóvil, guardan silencio las esferas — y hacia ella todo toma cuerpo. — Una palabra — un fulgor, un vuelo, un fuego, — una llamarada, una ráfaga estelar — , — y de nuevo oscuridad inmensa, — en el espacio vacío alrededor de mundo y yo. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

La reflexión sobre el camino del pensamiento obliga a pensar esta vecindad. Tomadas externamente y haciendo la cuenta. la primera conferencia trata tres cuestiones: Por una parte, apunta hacia una experiencia poética con el habla. La indicación se limita a algunas observaciones acerca del POEMA La Palabra de Stefan George. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

La esencia del habla: el habla de la esencia. La presunción de hacer la experiencia pensante de ello, proviene al parecer, de que nos la impone la conferencia. Pero, en realidad, la presunción procede de otra parte. La transformación del título es de naturaleza tal que la hace desaparecer. Lo que le sigue a continuación no es una disertación sobre el habla bajo un título modificado. Es la tentativa de avanzar un primer paso hacia la región que nos tiene reservadas las posibilidades para una experiencia pensante con el habla. El pensamiento encuentra en esta región la vecindad con la poesía. Oímos hablar de una experiencia poética con la palabra. Esta experiencia habla, en recogimiento, en la última estrofa del POEMA: Así aprendí triste la renuncia: Ninguna cosa sea donde falta la palabra. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Con un breve comentario sobre las seis estrofas precedentes intentamos alcanzar una visión del camino poético de esta experiencia. Una mirada al camino del poeta sólo desde lejos — no vayamos a pretender haber recorrido nosotros mismos este camino. Porque el decir poético de Stefan George, en ese POEMA y los que le acompañan, es un caminar que equivale a un alejamiento, después de que este poeta hubiera hablado anteriormente como legislador y profeta. Así, también este POEMA La Palabra pertenece a la última parte del último libro de George, El Nuevo Reino, aparecido en el año 1928. La última parte lleva por título: El Canto. El canto está cantando, no a continuación. sino: en el cantar comienza el canto a ser canto. El poeta del canto es el cantor. Poesía es canto. Hölderlin. siguiendo el ejemplo de los antiguos, gusta de denominar “canto” a la poesía. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

El poeta ha salido de su propio “círculo” anterior sin por ello renunciar a la palabra; pues canta, y el canto permanece como plática. La renuncia del poeta no se refiere a la palabra, sino a la relación entre palabra y cosa, más exactamente: a lo propio y misterioso de esta relación que se revela precisamente como misterio en el momento en que el poeta quisiera nombrar la joya que tiene en la mano. El poeta no dice de qué clase es esta joya. Pero podemos recordar que en su antigua acepción “joya” (Kleinod) significa: pequeño y gracioso obsequio destinado al huésped, o también un obsequio como signo de favor particular que en adelante el receptor llevará siempre consigo. El obsequio pertenece a las relaciones de favor y hospitalidad. Notemos que, junto a este POEMA La Palabra, bajo el título general de la última parte El Canto, está aquel cuyo título es Canto del Mar y que comienza: Cuando en suave caída al horizonte — Se sumerge el rojo globo ardiente: Entonces un alto en la duna hago — Por si ver pudiera un huésped querido. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

La última estrofa nombra al huésped a la vez que no lo nombra. Como el huésped, la joya se sostiene en lo innombrado. Es del todo innombrado lo que se aproxima al poeta como favor supremo. El POEMA final de la última parte lo dice, lo canta y sin embargo no lo nombra. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Para que se nos desvele una posibilidad de hacer una experiencia pensante con el habla buscamos la vecindad donde habitan el pensamiento y la poesía. Curioso comienzo — de ambos tenemos tan poco conocimiento. Y pese a todo, los conocemos a ambos. Bajo la rúbrica de Poesía y Filosofía poseemos mucha información sobre la poesía y la filosofía. Pero en nuestro camino no buscamos ciegamente la vecindad de pensamiento y poesía; pues aún tenemos en el oído el POEMA La Palabra; tenemos así en vista una experiencia poética con el habla. Podemos resumirla con las debidas reservas en el decir de la renuncia: “Ninguna cosa sea donde falta la palabra”. Tan pronto hemos reparado que aquí se nombra la relación entre cosa y palabra y con ella la relación del habla con cualquier ente en tanto que tal, hemos invocado lo poético a pasar a la vecindad del pensamiento. Pero sin embargo, éste no encuentra nada extraño en ello. En realidad, la relación entre cosa y palabra es de las cuestiones primordiales que el pensamiento occidental ha suscitado, particularmente en la figura de la relación de ser y decir. Esta relación subyuga el pensamiento de manera tan pasmosa que se anuncia con una sola palabra. Esta dice: logos. Pronuncia simultáneamente el nombre para ser y decir. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Afortunadamente, no precisamos ni buscar la vecindad ni ir a su encuentro. Ya nos hallamos y nos movemos en ella. Nos habla el POEMA del poeta. Ante él hemos esbozado algunas reflexiones si bien en una aproximación cruda. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

A muchos les puede parecer superfluo lo que aquí se ha pensado acerca del POEMA y puede considerarse inoportuno y forzado. Pero la cuestión de la que aquí se trata, en la vecindad de la experiencia poética con la palabra, es encontrar una posibilidad para una experiencia pensante con el habla. Esto quiere decir ahora y antes que nada: aprender a prestar atención a la vecindad misma en la que habitan la poesía y el pensamiento. Pero, cosa extraña — la vecindad misma permanece invisible. Lo mismo sucede en nuestras vidas cotidianas. Uno vive en ella y se hallaría perplejo si tuviera que decir en qué consiste la vecindad. Pero esta perplejidad sólo es un caso particular, y quizá destacado. de aquella antigua y vasta perplejidad en la que se halla siempre y en todas partes nuestro pensamiento y nuestro decir. ¿A qué perplejidad nos referimos? A ésta: no estamos en situación — o si lo estamos es sólo raras y escasas veces — de hacer la experiencia puramente, y en sus propios términos, de una relación que rige entre dos cosas, entre dos esencias. Nos representamos inmediatamente la relación a partir de lo que cada vez está en relación. Comprendemos poco de cómo, a través de qué y desde dónde se da esta relación y cómo es en tanto que tal. Así, es sin duda correcto representarse la vecindad como relación. Esta representación también es adecuada a la vecindad de poesía y pensamiento. Pero esta representación no nos indica nada sobre si es la poesía la que se instala en la vecindad del pensamiento o, por el contrario, el pensamiento el que se instala en la vecindad de la poesía, o bien si cada uno se ha ido a la vecindad del otro. La poesía se mueve en el elemento del decir, lo mismo que el pensamiento. Cuando reflexionamos acerca de la poesía, nos hallamos a la vez en el mismo elemento donde se mueve el pensamiento. Así y todo, no podemos decidir aquí de manera definitiva si la poesía es, en lo propio, una forma del pensamiento o si el pensamiento es, en lo propio, una forma de la poesía. Permanece oscuro para nosotros a través de qué se determina su verdadera relación y de qué origen procede propiamente lo que, bastante a la ligera, llamamos lo propio (das Eigentliche). Pero — cualquiera que sea el modo mediante el cual dejamos venir a nuestras mentes la poesía o el pensamiento — cada vez se nos ha acercado el uno y mismo elemento: el decir, tanto si le prestamos atención como si no. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Debemos atrevernos a andar a lo largo y a lo ancho de la vecindad con el POEMA y la estrofa final en la que se recoge el POEMA. Procuramos escuchar de nuevo lo que se dice poéticamente. Tenemos una presunción de lo que podría ser exigido del pensamiento y comenzamos con esto. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Así aprendí triste la renuncia: Ninguna cosa sea donde falta la palabra. Volvemos a escribir de nuevo el verso de modo que suene como una enunciación, incluso como una tesis doctrinal: Ninguna cosa es donde carece de palabra. Una cosa es solamente cuando no falta la palabra, cuando la palabra es. Con todo, si la palabra es; ella misma debe también ser una cosa; porque “cosa” indica aquí cualquier cosa que de algún modo es: “Sueño o prodigio de la lejanía”. ¿U acaso podría ser que la palabra, cuando habla, no es, en tanto que palabra, una cosa; en nada parecido a lo que es? ¿Es la palabra una nada? ¿Cómo puede entonces ayudar a la cosa a ser? Lo que otorga ser, ¿no debe él mismo “ser” — tanto más y antes que nada — más que todas las cosas que son? En esta perspectiva debe presentársenos la cuestión mientras calculemos, esto es, mientras computemos el fundamento suficiente para algo que es, que dé razón del ente como consecuencia del fundamento, como su efecto, y que satisfaga así nuestra modalidad de la representación. De este modo, si la palabra debe conferir el “es” a la cosa, debe ella misma ser anterior a toda cosa; o sea, ser ella misma inevitablemente una cosa. Nos encontraríamos entonces en la situación en que una cosa, la palabra, confiere ser a otra cosa. Pero, dice el poeta: “Ninguna cosa sea donde falta la palabra”. Palabra y cosa son diferentes, incluso están separadas. Creemos entender al poeta a la primera audición, pero, por así decirlo, no hemos rozado apenas reflexivamente el verso cuando lo dicho por él se diluye en la oscuridad. La palabra, que no es en sí misma cosa alguna, ningún algo que “es”, se nos escapa. Parece que aquí sucede lo mismo que con la joya en el POEMA. ¿Se refiere, acaso, el poeta con la “rica y delicada joya” a la palabra misma? En este caso, Stefan George, con la intuición poética de que la palabra misma no es una cosa, le habría pedido a la Norna que le diera la palabra para la joya, es decir, para la palabra. Pero la diosa del destino le hace saber: “Sobre el fondo profundo nada así descansa”. La palabra para la palabra no puede encontrarse en ningún lugar donde el destino (Geschick) obsequia con el habla que nombra e instituye lo existente para que lo sea y como tal ente brille y florezca. La palabra para la palabra — un tesoro, en verdad — sin embargo, no puede ser ganada para el país del poeta: pero ¿y para el pensamiento? Cuando éste intenta seguir reflexivamente tras de la palabra poética se hace patente esto: la palabra, el decir, no tiene ser. Pero nuestro acostumbrado modo de representarnos las cosas se resiste a semejante noción. Después de todo, cada cual ve y oye palabras en escritura y en sonido. Las palabras son: pueden ser como cosas, asequibles a nuestros sentidos. Para ofrecer el ejemplo más crudo, basta con abrir un diccionario. Está lleno de cosas impresas. En efecto, lleno de términos pero de ninguna palabra. Pues la palabra por la que las palabras advienen a la palabra, ningún diccionario puede asirla ni cobijarla. ¿Adónde pertenece la palabra y adónde el decir? Así, la experiencia poética con la palabra nos hace seña de un modo significativo. La palabra — ninguna cosa, ningún ente; en cambio, tenemos un entendimiento de las cosas cuando para ellas se halla disponible la palabra. Entonces la cosa “es” . Con todo. ¿qué hay del “es”? La cosa es. ¿Sería el “es” mismo también una cosa, sobrepuesta a otra: puesta sobre ella como un gorro? No encontramos en parte alguna el “es” como cosa cuando lo buscamos en una cosa. Al “es” le sucede lo mismo que a la palabra. Ni ella ni el “es” pertenecen a las cosas que son (die seienden Dinge). Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Estamos familiarizados con el término es gibt, en múltiples usos, tal corno: “es gibt an der sonnigen Halde Erdbeeren”,: (hay fresas en la ladera soleada), il y a: hay, allí, fresas: pueden encontrarse como algo que está allí, en la ladera. En nuestra presente reflexión el término está utilizado de modo distinto. No lo entendemos en el sentido de Es gibt, ello da, sino ella, la palabra, da… De este modo. se desvanece del todo el fantasma del “ello” que muchos temen, con razón. pero lo que es digno de pensar permanece, es más, sólo así llega a la luz relumbrante. Esta simple e inasible situación que denominamos por la frase: Ella, la palabra, da — se revela como lo que es propiamente digno de pensar pero para cuya determinación faltan aún en todas partes las medidas y referencias. Tal vez las conozca el poeta. Pero su poesía ha aprendido la renuncia, aunque sin perder nada por ella. Sin embargo y pese a todo, la joya se le desliza. Cierto. Pero se desliza en el sentido de que la palabra le es denegada. La denegación es la retención (Vorbehalt). Precisamente en esto aparece el sorprendente poder propio de la palabra. La joya no se deshace en modo alguno en una nada inservible. La palabra no se hunde en la llana imposibilidad del decir. El poeta no abdica de la palabra. Es cierto que la joya se retira a lo misterioso y sorpredente que nos asombra. Por ello y tal como dice la introducción a El Canto, el poeta aún medita ahora todavía más que antes: aún está estructurando — en concreto a un decir — de otro modo que antes. Canta cantos. El primer canto que canta, que permanece sin título, canta nada menos que el secreto intuido de la palabra que, al denegarse, nos acerca su esencia retenida. El canto canta el secreto de la palabra sorprendiéndose, esto es, cuestionándose poéticamente, en tres estrofas de tres versos cada una: ¿Qué audaz ligero paso — Anda por el reino más propio. — Del jardín de hadas de la ancestra? — ¿Qué invocación envía — El sonador con clarín plateado — A la durmiente espesura del Decir? — ¿Qué secreto aliento — De la recién desvanecida melancolía — Se insinúa por el alma? Stefan George escribe normalmente todas las palabras en minúsculas, con excepción de las que inician cada verso. Llama la atención que en este POEMA hay una sola palabra que se inicia con mayúscula. Se encuentra al final de la estrofa central y dice: Sage, Decir. El poeta podía haber intitulado el POEMA “El Decir”. No lo hizo. El POEMA canta la misteriosa proximidad del prevalecer de la palabra que permanece ausente en la lejanía. En el POEMA se dice algo muy distinto de manera diferente — y sin embargo se dice lo Mismo que en lo pensado a propósito de la relación entre el “es” y la palabra que no tiene naturaleza de cosa. ¿Qué hay ahora de la vecindad entre poesía y pensamiento? Nos hallamos perplejos entre dos modos enteramente distintos del decir. En el canto del poeta la palabra aparece como lo que es misteriosamente sorprendente. La meditación pensante, atenta a la relación entre el “es” y la palabra como no-cosa, llega ante algo memorable, digno de ser pensado, y cuyos rasgos se pierden en lo indeterminado. Por un lado, el canto donde el misterio aparece en la plenitud del decir cantante; por el otro, lo que es digno de pensar en un decir apenas determinable, pero, en cualquier caso, no un decir cantante. ¿Es ésta una vecindad en la cual poesía y pensamiento conviven en una proximidad? Parecerá, más bien, que no pueda imaginarse vecindad más divergente. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

“Palabras. como flores”, esto no es “una ruptura en la visión” sino el despertar de la mirada más amplia: aquí no se ha ido a buscar nada sino que la palabra es devuelta al cobijo de la fuente de su origen esencial. Aquí no falta el “poner primario” porque aquí hay un hacer-salir de la palabra desde su inicio; aquí no hay “debilidad de la transformación creativa” sino el suave poderío de la simplicidad de saber oír. El Sputnik es una “transformación creativa”. pero el Sputnik no es un POEMA. A su modo Gottfried Benn se ha dado cuenta de adónde él mismo pertenece. Ha sostenido este conocimiento. Y esto es lo que da peso a su poesía. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

En la vecindad con el POEMA de Stefan George oímos decir: Ninguna cosa sea donde falta (gebricht) la palabra. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Observamos que quedaba algo digno de pensar en el POEMA. a saber: qué significa: una cosa es. Digno de pensar se nos hizo al mismo tiempo la relación de la palabra sonante. que redobla en cuanto no falta. con el “es”. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Una palabra poética de este rango. cuyo decir retornó al silencio hace tiempo. es enigmática. ¿Es lícito atreverse a una reflexión que se proponga pensar este enigma? Nos atrevemos ya bastante si, para comenzar, nos dejamos decir el enigma de la palabra por medio de la poesía misma; ahora, en un POEMA con el título: La Palabra: Sueño o prodigio de la lejanía Al borde de mi país traía Esperando a que la Norna antigua En su fuente el nombre hallara — Después denso y fuerte lo pude asir Ahora florece y por la región reluce… Un día llegué de viaje feliz Con joya delicada y rica Buscó largamente e hízome saber: “Sobre el profundo fondo nada así descansa”. Entonces de mi mano se escapó Y nunca el tesoro mi país ganó… Así aprendí triste la renuncia: Ninguna cosa sea donde falta la palabra. Heideggeriana: Palavra1958

El POEMA apareció por vez primera en la 11. y 12. entrega de los Blätter für die Kunst del año 1919. Más tarde (1928), Stefan George lo incluyó en el último volumen publicado por él y que lleva por título El Nuevo Reino. El POEMA está estructurado en base a siete estrofas de dos versos. La estrofa final no solamente cierra el POEMA, lo abre a la par. Esto lo evidencia ya el hecho de que el último verso dice propiamente lo que indica el título: La palabra. El verso final dice: Ninguna cosa sea donde falta la palabra. Heideggeriana: Palavra1958

¿Qué es la palabra para ser capaz de esto? ¿Qué es la cosa que necesita de la palabra para ser? ¿Qué significa aquí ser, que aparece como un don otorgado a la cosa a partir de la palabra? Preguntas sobre preguntas que, sin embargo, no suscitan inicialmente nuestra reflexión a partir de una sola audición y lectura del POEMA. Por lo pronto. nos encantan las primeras seis estrofas, pues narran extrañas experiencias veladas del poeta. La estrofa final, en cambio, habla de manera más apremiante. Nos obliga a la inquietud de la reflexión. Sólo a partir del verso final entendemos, según el título. lo que el POEMA tiene de contenido poético: la palabra. Heideggeriana: Palavra1958

¿Hay para el poeta algo más excitante y peligroso que la relación con la palabra? Difícilmente. ¿Está esta relación inicialmente establecida por el poeta o necesita la palabra — desde ella y para ella — del decir poético, de tal modo que el poeta deviene el que puede ser sólo por esta necesidad? Esto y más da que pensar y nos suma en la reflexión. Con todo. dudamos en asentir a semejante reflexión. Porque se apoya meramente en un único verso de todo el POEMA. Y. por si fuera poco. hemos además transformado este verso en una declaración. Evidentemente esta intervención no fue arbitraria. Más bien nos vimos casi obligados a esta transformación desde el momento en que observamos que el primer verso de la última estrofa acaba en dos puntos. Éstos suscitan la expectación de que después se enuncie algo. Tal es el caso de la quinta estrofa. Al final de su primer verso figuran también dos puntos: Buscó largamente e hízome saber: “Sobre el profundo fondo nada así descansa” Heideggeriana: Palavra1958

¿Cómo debemos pensar esto? La estrofa final nos vuelve cada vez más pensativos y requiere que la escuchemos más claramente y en su totalidad, en el sentido de que la estrofa entera, a la vez que lo concluye, abre el POEMA. Heideggeriana: Palavra1958

Dos veces,, en el segundo verso de la primera estrofa y en el segundo verso de la sexta estrofa, esto es, al comienzo y al final, respectivamente, de ambas tríadas, dice el poeta: “ mi país”. Suyo es el país en tanto que ámbito asegurado de su poesía. Lo que su poesía requiere son nombres. ¿Nombres para qué? El primer verso del POEMA da la respuesta: Sueño o prodigio de la lejanía Nombres para lo que es traído al poeta desde la lejanía como algo sorprendente o algo que lo visita en sueños. Para él son ambos, con toda certeza, los que verdaderamente le conciernen, lo que es — que, sin embargo, no puede guardar para sí, sino que quiere representar. Para ello necesita los nombres. Éstos son palabras por las que lo ya existente y lo así considerado se hace tan tangible y denso que en lo sucesivo resplandece y florece y reina en todo el país como la belleza. Los nombres son palabras que representan. Presentan lo que ya es a la representación. Por el poder de la representación (Darstellung) los nombres atestiguan su decisiva soberanía sobre las cosas. Es la exigencia misma de los nombres la que lleva al poeta a poetizar. Para alcanzarlos debe llegar, primero, por sus recorridos al lugar donde su exigencia encuentra el requerido cumplimiento. Ello tiene lugar en el borde de su país. El borde rodea, retiene, limita y delimita la segura permanencia del poeta. En el borde del país poético — ¿acaso sería el propio borde? — se halla el manantial, la fuente desde cuyo adentro la antigua Norna, divinidad del destino, asciende los nombres. Con ellos la divinidad entrega al poeta aquellas palabras que él, confiado y seguro de sí mismo, espera sean la representación de lo que considera ser lo existente. La exigencia del poeta. la que apela a la soberanía de su decir, se cumple. El florecimiento y el resplandor de su poesía vienen a ser presencia. El poeta está tan seguro de su palabra como señor es de ella. La última estrofa de la primera tríada comienza con un decisivo “Después… “ Heideggeriana: Palavra1958

Mientras atendíamos, al esclarecer las primeras seis estrofas del POEMA, al recorrido que da a conocer la renuncia al poeta, se nos ha clarificado al mismo tiempo algo la propia renuncia. Algo solamente; pues muchos aspectos del POEMA permanecen aún oscuros, sobre todo el de la joya a la que se niega el nombre. Por esto mismo no puede el poeta decir lo que es la joya. Aún menos derecho tenemos nosotros de arriesgar una suposición, a menos que el propio POEMA nos dé un indicio. Nos lo da. Lo percibimos si escuchamos con una actitud pensativa suficiente. Satisfacemos esta exigencia si nos ponemos a pensar hacia algo que nos induce ahora a la mayor reflexión. Heideggeriana: Palavra1958

Haber entrevisto la experiencia del poeta con la palabra, esto es, haber entrevisto el aprendizaje de la renuncia, nos apremia a esta pregunta: ¿Por qué, una vez aprendida la renuncia, no pudo el poeta renunciar al decir? ¿Por qué dice precisamente la renuncia? ¿Por qué escribe incluso un POEMA titulado La Palabra? Respuesta: Porque esta renuncia es una verdadera renuncia y no un mero rechazo del decir y no un mero enmudecer. Como negación a sí misma la renuncia sigue siendo un decir. Preserva así la relación con la palabra. Pero al haberse dejado entrever la palabra en otro reino superior, la relación con ella también debe sufrir una transformación. El decir alcanza a otra articulación, a otro melos, a otro tono. Que la renuncia del poeta haya sido vivida en este sentido lo atestigua el propio POEMA que dice la renuncia cantándola. Porque este POEMA es un canto. Pertenece a la última parte del último volumen de poemas publicados por Stefan George. Esta última parte lleva por título El Canto y comienza con este preámbulo: Sea lo que pienso y sea lo que reúno — El mismo rostro lleva todo lo que aún amo. Heideggeriana: Palavra1958

La renuncia aprendida no es la mera despedida de una pretensión sino la transformación del decir que se torna eco casi inaudible — murmullo en forma de canto — de un Decir (Sage) indecible. Ahora deberíamos estar mejor situados para meditar tras de la última estrofa, para que ella misma hable y de tal modo que el POEMA entero se recoja en ella. Si esto pudiera lograrse, aunque sólo fuera en mínima parte, nos sería entonces posible — en momentos propicios — oír más claramente el título del POEMA La Palabra y percibir como la estrofa final no sólo concluye el POEMA, no sólo lo revela, sino que oculta a la vez el secreto de la palabra. Heideggeriana: Palavra1958

Pero ¿por qué canta el poeta en tono triste? Así aprendí triste la renuncia: ¿Es la renuncia la que le entristece? ¿O se apoderó de él la tristeza solamente en el aprendizaje de la renuncia? En este caso la tristeza que antes pesaba sobre su ánimo podría haberse desvanecido desde el momento en que se ha comprometido con la renuncia, entendida como gratitud, pues el deber-se en tanto que gratitud recibe su tono fundamental de la alegría. Podemos oír este tono de alegría desde otro canto. También este POEMA carece de título. Pero contiene un signo tan singular y extraño que debemos oírlo a partir del íntimo parentesco con el canto La palabra (El Nuevo Reino, pág. 125). Dice: ¿Qué audaz ligero paso Anda por el reino más propio Del jardín de hadas de la ancestra? ¿Qué invocación envía El sonador con clarín plateado A la durmiente espesura del Decir? ¿Qué secreto aliento De la recién desvanecida melancolía Se insinúa por el alma? Stefan George tiene por costumbre escribir todas las palabras en letras minúsculas, exceptuando aquellas que inician las líneas de los versos. Pero en este POEMA hay una palabra singular que comienza con mayúscula, casi en el centro del mismo, al final de la segunda estrofa. La palabra es: die Sage, el Decir. El poeta podía haber elegido esta palabra por título, como una velada alusión dando a entender que el Decir, en tanto que fábula del jardín de hadas, podía desvelar la procedencia de la palabra. Heideggeriana: Palavra1958

Estas. Presumiblemente, son las cosas que medita la tercera estrofa del último POEMA que hemos escuchado. Por el secreto aliento de la recién desvanecida melancolía sopla la tristeza a través de la propia renuncia; pues la tristeza pertenece a la renuncia por poco que pensemos la renuncia a partir de su peso más específico. Es decir: el no negar-se al secreto de la palabra; al hecho de que ella sea el “en-cosamiento” (Bedingnis) de la cosa. Heideggeriana: Palavra1958

En efecto, ¿puede haber algo más digno para este diciente que la esencia de la palabra que se cubre con un velo: la palabra crítica para la palabra? Si escuchamos el POEMA como canto al unísono con cantos emparentados, entonces nos dejamos decir por el poeta y con él lo que es lo digno para ser pensado del estado poético. Heideggeriana: Palavra1958

Al escuchar el POEMA, pensamos tras de la poesía. De este modo es: la poesía y el pensamiento. Heideggeriana: Palavra1958

Para poder seguir y anticiparse adecuadamente con el pensamiento a esto, lo que es digno de ser pensado en tanto que se confía a la poesía, abandonamos ahora todo lo dicho al olvido. Escuchamos el POEMA. Nos tornamos aún más pensativos ante la posibilidad de que, cuanto más sencillo es el canto del POEMA, tanto más puede errar nuestra escucha. Heideggeriana: Palavra1958

Si en este momento pudiese sernos recitado, y por el propio poeta Georg Trackl, su POEMA “Séptuple cántico de la muerte”, nos gustaría volver a escucharlo una y otra vez, abandonando toda pretensión de entenderlo de inmediato. Heideggeriana: TempoYSer

Estos versos figuran en la primera estrofa del POEMA “Salmo”. En otro POEMA titulado “De profundis”, que pertenece al mismo ciclo que el que se acaba de nombrar, dice Trakl: Es ist ein Stoppelfeld in das ein schwarzer Regen fällt. Es ist ein branner Baum der einsam dasteht. Es ist ein zischelwind, der leere Hütten umkreist. Wie traurig dieser Abend. (…) (…) Es ist ein Licht, das in meinem Mund erlöscht. (Hay un campo de rastrojos donde cae una lluvia negra. Hay un árbol pardo que está allí solo. Hay un viento silbante girando entre chozas vacías. Qué triste es esta tarde. (…) (…) Hay una luz que se apaga en mi boca.) Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

El francés “Il y a” (hay) (cfr. el giro dialectal del alemán sudeño “es hat” (tiene)) corresponde al alemán “ Es gibt”, pero tiene una mayor amplitud. La traducción alemana del “I1 y a” de Rimbaud que fuese conforme a la cosa sería “Es ist” (es), pues es de suponer que Trakl conocía el nombrado POEMA de Rimbaud. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

¿Dónde y con qué nombre sucede esto? Respuesta: En el POEMA pensante de Parménides, quien, por lo que sabemos, fue el primero en reflexionar con propiedad sobre el Ser del ente, que todavía hoy — aunque nadie le escuche — habla en las ciencias en las que se ha disgregado la Filosofía. Heideggeriana: TarefaPensar

Hablar sobre el POEMA querría decir: desde lo alto, y por tanto desde fuera, averiguar qué es el POEMA. Heideggeriana: Poema1968

¿Con qué derecho, con qué conocimiento podría ocurrir eso? Faltan ambas cosas. Por tanto, sería arrogancia querer hablar sobre el POEMA. Pero ¿qué hacer si no? Más bien así: que nos dejemos decir por el POEMA en qué consiste su peculiaridad, en qué descansa. Heideggeriana: Poema1968

Para percibirlo de un modo suficiente, debemos estar familiarizados con el POEMA. Pero verdaderamente familiarizado con el POEMA y el poetizar sólo lo está el poeta. El modo apropiado al POEMA de hablar de él sólo puede ser el decir poético. En él, el poeta no habla ni sobre el POEMA ni del POEMA. Poetiza lo peculiar del POEMA. Pero eso sólo lo logra cuando poetiza a partir de la disposición de su POEMA y poetiza únicamente esa misma. Heideggeriana: Poema1968

En la poesía de Hölderlin experimentamos poéticamente el POEMA. “El POEMA” — esa palabra revela ahora su ambigüedad. “El POEMA” puede significar: el POEMA en general, el concepto de POEMA, válido para toda la literatura universal. Pero “el POEMA” puede significar también: el POEMA excepcional, marcado por el hecho de que él solo nos afecta por destino, porque él nos poetiza a nosotros mismos el destino en que estamos, lo sepamos o no, tanto si estamos dispuestos a aceptar un destino en él como si no. Heideggeriana: Poema1968

Que Hölderlin poetiza al poeta y su determinación, y por tanto lo peculiar del POEMA, lo suyo propio, lo muestran títulos de poemas como Vocación de poeta, Ánimo de poeta, y estos poemas mismos en sus diversas versiones. Heideggeriana: Poema1968

Además, el pensar poético de Hölderlin trata también de la poesía en forma de artículos y esbozos: Sobre el modo de proceder del espíritu poético, Sobre la diferencia de los modos de poetizar, Sobre las partes del POEMA (StA IV, p. 241 SS.); y más ampliamente aún por la comprensión poética, en sus traducciones de las Tragedias de Sófocles, en las Observaciones sobre el Edipo, en las Observaciones sobre Antígona (StA V, p. 193 ss., 263 ss.). Heideggeriana: Poema1968

Sólo que esos Artículos sobre… y Observaciones sobre… reposan en la experiencia poética de su POEMA y su determinación que constantemente se pone a prueba. Heideggeriana: Poema1968

Que Hölderlin, por razón de su manera de ser, fácilmente destructible y a menudo replegada en sí, sabe con toda claridad la índole propia de su POEMA, lo dice en la tercera estrofa de la elegía Pan y vino, que dedica a su amigo poeta Heinze, al que apela (StA II, p. 91, v. 41 ss.): ¡Ven pues! para que miremos a lo Abierto. — para que busquemos algo propio, por distante que esté. — … a cada cual también se le asigna algo propio, — ahí va y viene cada cual hacia donde puede. Heideggeriana: Poema1968

Lo propio de su POEMA no lo ha inventado el poeta. Le ha sido asignado. Se acomoda a su determinación y sigue la vocación. Hölderlin la nombra en una variante del mismo canto. Heideggeriana: Poema1968

En la obra poética de Hölderlin y su transmisión en manuscritos hay una situación especial con las variantes. Las palabras y giros que no se aceptan en el POEMA terminado, contienen a veces bruscas y profundas miradas penetrantes en lo peculiar de su POEMA. El modo de leer de los versos 45-46 de Pan y vino dice (StA II, p. 597): Antes del tiempo! es vocación de los cantores sagrados y así — también sirven y transforman adelantándose a un gran destino. Heideggeriana: Poema1968

Si pudiéramos interpretar bien este texto, nos ofrecería una ayuda para percibir lo peculiar del POEMA que Hölderlin se aprestó a poetizar. Pero este texto ofrece para la meditación a que ahora nos atrevemos dificultades demasiado grandes; por tanto elegimos otra palabra del poeta. Heideggeriana: Poema1968

Inmediatamente nos sale esa palabra, con toda la densidad poética de su articulación, al encuentro de nuestra pregunta por el POEMA de Hölderlin. Las palabras del poeta a continuación comentadas son también una variante, y precisamente de su gran cántico El archipiélago v. 261-268 (StA II, p. 111). Heideggeriana: Poema1968

Tan pronto como Hölderlin tiene “lo suyo” está firmemente en la determinación que le corresponde, es el poeta de su POEMA. Preguntamos por la peculiaridad de éste. Ha de percibirse cuando nos metamos en las siguientes preguntas: ¿Qué es “lo suyo” para el poeta? ¿Qué es lo propio que le ha correspondido? ¿Hacia dónde le obliga a ir su necesidad? ¿De dónde viene esa necesidad? ¿De qué modo obliga? Pero porque están tan cerca los dioses presentes — debo estar yo como si estuvieran lejos, y oscuro en las nubes — debe estarme su nombre … Oímos dos veces “deber”. Una, al comienzo del segundo verso, otra al comienzo del tercero. “Debo” se refiere a la relación del poeta con la presencia de los dioses presentes. El otro “debe” se refiere al modo de los nombres con los que el poeta nombra a los dioses presentes. En qué medida el uno y el otro “deber” se corresponden mutuamente y afectan a lo mismo, esto es, el poetizar, se echará de ver en cuanto se haga más claro a qué modo de poetizar debe ajustarse el poeta. Heideggeriana: Poema1968

El POEMA, el POEMA de Hölderlin reúne el poetizar como el nombrar, por sagrada obligación, necesitado por los celestiales, de los dioses presentes en ese decir articulado que, desde que lo ha dicho Hölderlin, habla en nuestra lengua, tanto si se lo oye como si no. Heideggeriana: Poema1968

La oda titulada Animación, acabada por el poeta a comienzos del año 1801, empieza con una llamada: “ ¡Eco del cielo!” Ese eco es el POEMA de Hölderlin. Pero porque están tan cerca los dioses presentes — debo estar yo como si estuvieran lejos, y oscuro en las nubes — debe estarme su nombre, sólo que, antes que la mañana — se me ilumine, antes que la vida arda al mediodía — me los nombro yo en silencio, para que el poeta tenga — su haber, pero cuando desciende la luz celeste — me gusta pensar en la del pasado y digo: ¡florece sin embargo! Heideggeriana: Poema1968

La pregunta está entonces planteada: ¿bajo qué forma y en qué medida surge la aletheia para los griegos? Se responde: bajo la forma del to auto, de noein y einai — tal como está dicho en el Poema de Parménides. Heideggeriana: SeminarioThor1969

P. ¿Es ese lazo entre la metafísica de los griegos y la técnica moderna lo que usted quiere señalar cuando dice que de alguna manera la bomba atómica había comenzado a explotar en el POEMA de Parménides hace más de dos mil quinientos años? Heidegger: Sí, pero es necesario desconfiar de las fórmulas sacadas de su contexto. Pienso, en efecto, que es en el POEMA de Parménides, en la pregunta que él instaura, que se pone en marcha la posibilidad de la ciencia futura. Pero lo peligroso de la fórmula seria el de hacer creer que se trata aquí de un proceso ineluctible, de una necesidad fatal de tipo hegeliano. Heideggeriana: Towarnicki