La «lógica» entiende el pensar como el representar de lo ente en su ser, un ser que el representar se atribuye en la generalidad del concepto. Pero qué ocurre con la reflexión sobre el propio ser, esto es, con el pensar que piensa la verdad del ser? Este pensar es el primero que toca la esencia inicial del logos, que en Platón e incluso Aristóteles, el fundador de la «lógica», ya está alterada e incluso perdida. Pensar contra «la lógica» no significa romper una lanza a favor de lo ilógico, sino simplemente repensar el logos y su esencia, manifestada en el alba del pensar, esto es: esforzarse por una vez en preparar semejante repensar. ¿Para qué nos valen todos los sistemas de la lógica, por muy amplios de miras que sean, si ya previamente e incluso sin saber lo que hacen rehuyen la tarea de preguntar aunque sólo sea por la esencia del logos? Si quisiéramos hacer objeciones, lo que desde luego sería completamente infructuoso, podríamos decir con toda la razón que es precisamente el irracionalismo, en cuanto negación de la ratio, el que reina desconocido e indiscutido en la defensa de la «lógica», que cree poder esquivar una reflexión sobre el logos y sobre la esencia de la ratio que en él se funda. Heideggeriana: CartaH
Pero el curso de la conciencia tiene el rasgo fundamental de la sobreasunción (Aufhebung), en la que se expone a sí misma en la verdad de su esencia y lleva a aparecer sus figuras esenciales unitariamente como historia esencial. La conciencia es confrontación en un doble sentido. Es por una parte un explicarse disputante, examinador, controversia consigo misma. Es como este explicar y se pone aparte y de manifiesto y es el exponerse en la unidad de lo en sí reunido. La esencia de la reunión que expone y hace manifiesto es, expresado en griego, el legein. La esencia del logos es deloen, hypophanestai, hemeneuein. Por ello el tratado aristotélico sobre el logos lleva el título Peri Hermeneos (es decir: Sobre el hacer aparecer explicativo). (La relación interna con idea, con idein y con ekdinai es clara). El exponer explicativo en la unidad del diálogo que se confronta es el dialogos – el dialegesthai. La expresión de voz media nombra en una doble significación del dia como “a través” y “entre” el diálogo de un expresarse, que recorre un estado de cosas y lo lleva de este modo a aparecer. Ya para Platón el expresarse sobre el ser del ente es un diálogo del alma consigo misma. La esencia dialógica-agónica del dialegesthai vuelve como figura transformada, moderna e incondicionada en la determinación hegeliana de la esencia de la conciencia. El curso de la conciencia en tanto examinar triplemente sobreasumidor (aufhebende) y tético-antitético-sintético, conformador de regla de medida, es “dialéctico” en sentido originario. El curso de la conciencia, que ella elabora en sí misma, es un “movimiento dialéctico”. Ahora en los trece parágrafos vigentes, la esencia del curso de la conciencia que se presenta se ha aclarado de manera tan amplia y unitaria que Hegel con el parágrafo 14, que constituye por sí el capítulo IV, puede pasar a la palabra decisiva de la “Introducción”. Heideggeriana: HegelFenomenologia
La copertenencia de ser y unidad, de eon y §u se mostró ya al pensar en el gran comienzo de la filosofía occidental. Cuando hoy se nos nombra, directamente ambos títulos “ser” y “unidad”, apenas estamos en condiciones de dar una respuesta suficiente sobre el copertenecerse de ambos o aun de vislumbrar el fundamento de este copertenecerse. Pues no pensamos la “unidad” y lo que une desde la esencia del logos , que reúne y desvela, ni pensamos el “ser” como presencia que se desvela, ni pensamos siquiera la copertenencia de ambos 14a , que ya los griegos dejaron sin pensar. Heideggeriana: KantSer