decir poético

En el Soneto a Orfeo I, 3, Rilke dice de manera poética qué es lo que determina el pensar y decir poéticos. “Canto es existencia (N. de los T.: Dasein.)” (vid. Caminos de bosque, pp. 292 ss.). El canto, el decir que canta del poeta, no es ni “deseo” ni “demanda” de lo que finalmente el esfuerzo humano alcanza como efecto. Heideggeriana: FenoTeo

El decir poético es “existencia”, “Dasein”. Esta palabra “Dasein” se usa aquí en el sentido tradicional de la metafísica. Significa: presencia. Heideggeriana: FenoTeo

El decir poético es estar presente junto a… y para dios. Presencia quiere decir un simple estar dispuesto que nada quiere y que no cuenta con ningún éxito. Estar presente junto a…: un puro dejarse decir la presencia del dios. Heideggeriana: FenoTeo

Incluso cuando lo entendemos desde el decir poético, lo hablado del poema nos aparece bajo coacción, siempre exclusivamente como expresión expresada. El habla es expresión. ¿Por qué no nos resignamos a este hecho? Porque lo justo y lo usual de esta representación del habla no alcanza para fundar en ella la dilucidación de su esencia. ¿Cómo medimos esta insuficiencia? Para ser capaces de esta medición ¿no debe vincularnos ya otra medida? Ciertamente. Esta medida se da a conocer en la frase: el habla habla. Hasta ahora esta frase directriz sólo tenía por objeto defendernos de la empedernida costumbre de relegar de inmediato el habla a las formas de la expresión, en lugar de pensar el habla a partir de sí misma. El poema leído fue elegido porque, por razones ahora no explicables, se nos revela idóneo para darnos indicaciones fecundas en nuestra tentativa de dilucidar el habla. Heideggeriana: Linguagem1950

El poeta poetiza sólo cuando toma la medida, diciendo los aspectos del cielo de tal modo que éste se inserta en sus fenómenos como en lo extraño a lo que el Dios desconocido se “destina”. Para nosotros el nombre corriente para aspecto y apariencia de algo es “imagen”. La esencia de la imagen es: dejar ver algo. En cambio, las copias y reproducciones son ya degeneraciones de la imagen propia, que deja ver el aspecto de lo invisible y de este modo lo mete en la imagen de algo extraño a él. Como el poetizar toma aquella medida misteriosa, a saber a la vista del cielo, por esto habla en “imágenes” (Bildern). Por esto las imágenes poéticas son imaginaciones (Ein-Bildungen), en un sentido especial: no meras fantasías e ilusiones sino imaginaciones (resultado de meter algo en imágenes), incrustaciones en las que se puede avistar lo extraño en el aspecto de lo familiar. El decir poético de las imágenes coliga en Uno claridad y resonancia de los fenómenos del cielo junto con la oscuridad y el silencio de lo extraño. Por medio de estos aspectos extraña el dios. En el extrañamiento da noticia de su incesante cercanía. Por esto Hölderlin, en el poema, después de los versos “Lleno de méritos, sin embargo, poéticamente vive el hombre sobre la tierra” puede continuar así: “… Pero más pura no es la sombra de la noche con las estrellas, si yo pudiera decir esto, como el hombre que se llama una imagen de la divinidad.” Heideggeriana: HomemHabita

Lo que habitualmente vemos del mundo, lo que vemos de las cosas humanas y divinas adquiere, gracias al decir poético, un nuevo rostro, precioso y rico en misterio. Un lenguaje elevado da el sello de este ennoblecimiento. Pero la elevación tiende hacia la simplicidad. El lenguaje se eleva hacia la simplicidad cuando el dulce brillo y el sonido apacible de la palabra hacen aparecer todas las cosas bajo una nueva luz. Este decir ennoblecedor caracteriza la vocación poética de Johann-Peter Hebel. Heideggeriana: HebelAmigo

El reflejo del sol, que la luna suaviza y remite a la tierra, constituye, en su calidad de reflejó, la imagen del decir poético confiado al Amigo de la Casa. Así iluminado, éste repite entonces lo que le ha sido confiado a quienes habitan la tierra con él. En todo cuanto dice, el Amigo de la Casa salvaguarda lo esencial a que se remiten los hombres en cuanto habitantes (de la tierra) , pero sobre el que se adormecen, sin embargo, muy fácilmente. Heideggeriana: HebelAmigo

Primer hacedor del calendario, la luna predetermina , el curso de las horas y del tiempo. Así el decir poético precede a los mortales en el camino que recorren del nacimiento a la muerte. Heideggeriana: HebelAmigo

¿Una prédica? Sin duda. Notemos sin embargo bien quién predica aquí: el Amigo de la Casa, no el sacerdote. Pero un poeta que predica es un mal poeta: a menos que comprendamos el verbo “predicar” en un sentido más profundo. Predicar es el “predicare” latino, lo que quiere decir predecir algo, y de ese modo proclamarlo, elogiarlo, y hacer aparecer lo que tiene que decir en todo su esplendor. Este “predicar” es la esencia del decir poético. Heideggeriana: HebelAmigo

¿Para qué todas estas elucubraciones refinadas? La cuestión está bien clara. No, nada está claro: todo es significativo. ¿En qué medida? En la medida que se trata de prestar oído a cómo, en la última estrofa del poema, se recoge la totalidad de aquella experiencia que el poeta ha hecho con la palabra, es decir, a un tiempo, con el habla: pues debemos atender a que no se fuerce la vibración del decir poético en el rígido raíl de una declaración unívoca v. de este modo. destruirlo. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Lo que sigue a los dos puntos después de la palabra “renuncia” no nombra aquello a lo que se renuncia, sino que nombra el ámbito en el cual debe entrar la renuncia: nombra el mandato de entrar en la relación entre palabra y cosa, de la que ahora se ha hecho la experiencia. A lo que el poeta ha aprendido a renunciar es a la opinión que tenía hasta ahora de la relación entre cosa y palabra. La renuncia concierne a la relación poética hasta ahora sostenida con la palabra. La renuncia es disponibilidad para otra relación. En este caso, en el verso: “Ninguna cosa sea donde falta la palabra”. el “sea” no es, en términos gramaticales. el subjuntivo de “es”, sino una forma de imperativo, un mandato al que el poeta obedece para atenderlo de ahora en adelante. Así, en el verso: “Ninguna cosa sea donde falta la palabra”, el “sea” significaría tanto como: De ahora en adelante no se admite cosa alguna como siendo donde falta la palabra. En el “sea”, entendido como mandato, el poeta se dice a sí mismo la renuncia que ha aprendido, en la que abandona la opinión que una cosa ya es, incluso cuando falta la palabra. ¿Qué quiere decir Verzicht, renuncia? Esta palabra pertenece al verbo verzeihen (perdonar); una antigua expresión dice: “sich eines Dinges verzeihen”, lo que significa: renunciar a alguna cosa; abandonarlo. Zeihen es la misma palabra que la latina dicere, decir, y la griega deixnumi, mostrar que, en alemán, es zeigen y en alemán antiguo es sagan, de donde viene nuestro sagen. La renuncia es una abnegación (Entsagen). En su renuncia. el poeta abniega de su relación anterior con la palabra. ¿Nada más que esto? No. En la abnegación misma algo le está siendo dicho, un mandato al cual ya no se rehúsa. De todos modos, sería forzado entender la interpretación imperativa del “sea” como la única posible. Presumiblemente, una y otra significación vibran al unísono en el decir poético de este “sea”: un mandato en tanto que interpelación y el sometimiento a él. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Entonces, el poeta debería alegrarse de semejante experiencia, pues le brinda la mayor alegría que pueda serle acordada a un poeta. En su lugar el poema dice: “Así aprendí triste la renuncia”. El poeta está, por tanto, abatido por su renuncia porque significa una pérdida. Pero la renuncia, tal como vimos, no es una pérdida. El “triste” tampoco se refiere a la renuncia sino al aprendizaje de la misma. A su vez, la tristeza no es ni mero abatimiento ni melancolía. La verdadera tristeza está en una relación de consonancia con lo que es verdadera alegría, por cuanto que esta alegría se retira, vacila en su retirada y se mantiene en reserva. Al aprender esta renuncia. el poeta hace la experiencia con el alto reino de la palabra. Recibe el conocimiento inaugural (Ur-Kunde) de la tarea asignada al decir poético: las sublimes y permanentes cuestiones que le son prometidas a la vez que retenidas. El poeta no podría hacer la experiencia que hace con la palabra si esta experiencia no estuviese templada por la tristeza, esto es, por la serena disposición de ánimo para la proximidad de lo que se ha retirado y que así está, a la vez, reservado para un advenimiento inaugural. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

En las seis estrofas habla la experiencia acaecida al poeta con el habla. Algo le está siendo destinado, lo alcanza y transforma su relación con la palabra. Por eso es preciso mencionar antes la relación que el poeta tenía con el habla antes de la experiencia. Ésta habla en las tres primera estrofas. La última línea de la tercera acaba con puntos suspensivos, caracteriza así la separación entre la primera y la segunda tríada. La cuarta estrofa inicia a continuación la segunda tríada, de forma más bien abrupta, con las palabras “Un día”, cuya antigua acepción significa tanto como: una vez. La segunda tríada dice lo que el poeta experimenta una vez y por siempre. Experimentar, hacer una experiencia, es el caminar a lo largo de un camino. Conduce a través de un paisaje. En él se halla tanto el país del poeta como la sede de la antigua Norna, la divinidad del destino. Habita el borde, la frontera del país poético que, en tanto que “región” es, a su vez, país fronterizo. La antigua Norna cuida de su fuente, es decir, del manantial de cuyo profundo fondo entresaca los nombres. La palabra, el habla pertenecen al ámbito de este misterioso paisaje donde el decir poético bordea la fuente destinal del habla. Al principio y durante largo tiempo, parece como si el poeta sólo tuviera que llevar los prodigios que le encantan o los sueños que le cautivan a la fuente del habla para que, con toda confianza, le lleguen las palabras concordantes con todo aquello que ha imaginado como maravilloso y ensoñado. Antes, el poeta, animado por los hallazgos de su poesía, pensaba que las cosas poéticas, prodigios y sueños, se mantenían ya desde sí mismas bien sólidamente en el ser; que sólo faltaba el arte de hallar para ellas la palabra que las describía y que las representaba. Al principio. y durante mucho tiempo, parecía que las palabras fueran como asideros que abarcan lo existente y lo que así se considera, lo que le confiere densidad, lo expresa y de este modo le confiere belleza. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Con un breve comentario sobre las seis estrofas precedentes intentamos alcanzar una visión del camino poético de esta experiencia. Una mirada al camino del poeta sólo desde lejos – no vayamos a pretender haber recorrido nosotros mismos este camino. Porque el decir poético de Stefan George, en ese poema y los que le acompañan, es un caminar que equivale a un alejamiento, después de que este poeta hubiera hablado anteriormente como legislador y profeta. Así, también este poema La Palabra pertenece a la última parte del último libro de George, El Nuevo Reino, aparecido en el año 1928. La última parte lleva por título: El Canto. El canto está cantando, no a continuación. sino: en el cantar comienza el canto a ser canto. El poeta del canto es el cantor. Poesía es canto. Hölderlin. siguiendo el ejemplo de los antiguos, gusta de denominar “canto” a la poesía. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

¿Hay para el poeta algo más excitante y peligroso que la relación con la palabra? Difícilmente. ¿Está esta relación inicialmente establecida por el poeta o necesita la palabra – desde ella y para ella – del decir poético, de tal modo que el poeta deviene el que puede ser sólo por esta necesidad? Esto y más da que pensar y nos suma en la reflexión. Con todo. dudamos en asentir a semejante reflexión. Porque se apoya meramente en un único verso de todo el poema. Y. por si fuera poco. hemos además transformado este verso en una declaración. Evidentemente esta intervención no fue arbitraria. Más bien nos vimos casi obligados a esta transformación desde el momento en que observamos que el primer verso de la última estrofa acaba en dos puntos. Éstos suscitan la expectación de que después se enuncie algo. Tal es el caso de la quinta estrofa. Al final de su primer verso figuran también dos puntos: Buscó largamente e hízome saber: “Sobre el profundo fondo nada así descansa” Heideggeriana: Palavra1958

Los nombres que resguarda la fuente se entienden como algo durmiente que sólo necesita ser despertado para encontrar su uso como aquello que representa a las cosas. Los nombres y las palabras son como un patrimonio estable; destinado a las cosas y coordenado con ellas y que les es atribuido posteriormente para su representación. Pero esta fuente; de la que el decir poético había; hasta ahora, obtenido las palabras, o sea los nombres que representan lo que es, ya no dispensa nada más. Heideggeriana: Palavra1958

Para percibirlo de un modo suficiente, debemos estar familiarizados con el poema. Pero verdaderamente familiarizado con el poema y el poetizar sólo lo está el poeta. El modo apropiado al poema de hablar de él sólo puede ser el decir poético. En él, el poeta no habla ni sobre el poema ni del poema. Poetiza lo peculiar del poema. Pero eso sólo lo logra cuando poetiza a partir de la disposición de su poema y poetiza únicamente esa misma. Heideggeriana: Poema1968

Hasta que se ha encontrado la palabra y ha florecido, es preciso sustentar lo difícil y pesado. Este difícil lleva el decir poético a la necesidad. Obliga. Viene de la “esfera del dios”. El elemento de lo divino es lo sagrado. Por eso dice Hölderlin en el cántico A la fuente del Danubio (StA II, p. 128, v. 89 ss.): Te nombramos, movidos por sagrada necesidad, te nombramos – oh Naturaleza!, y nuevo, como del baño surge – de ti lo divinamente nacido. Heideggeriana: Poema1968